¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Ruta Mozárabe - Granada - Córdoba - Capítulo 6 (por Jaime)

Con esta entrada termina la serie de seis capítulos durante los que Jaime y Susana nos ha hecho partícipes de su aventura en bicicleta por tierras andaluzas.
Jaime, agradezco enormemente en trabajo de memoria, redacción y recopilación de fotos que has hecho en tiempo record.
Mientras escribo estas líneas Jaime y Susana viajan al sur para enfrentarse a la segunda fase de su particular Camino de Santiago. Espero que podamos leer los pornemores de la ruta pronto.
¡Mucha suerte!

Fdo: Moisés.

Epílogo
Día 24 de Septiembre de 2015, Losar de la Vera:
Nuestra aventura hace ya casi un año que terminó, creo que recordaremos las sensaciones que entonces tuvimos, no debieron ser malas, en dos días continuamos con nuestro particular “camino” e intentaremos unir Córdoba con Mérida de nuevo en bicicleta.


En primer lugar tengo que comentar que fueron bastantes horas en la bici, pero que con la compañía adecuada y conversando cuando el camino lo permitía hicieron de este muy ameno.
Siempre me han dicho que para hacer algo así para sufrir es mejor quedarse en casa y no hacerlo, sin embargo yo soy de los que pienso que sin un poco de sufrimiento se valoran menos los triunfos, nosotros sufrimos, pero madre mía como disfrutamos.
Cada noche en el hostal, ya duchados y descansados recordábamos cada momento de la etapa del día, los buenos pero también los malos, las horas interminables empujando la bici en los tramos no adaptados (amigos del camino mozárabe poneos las pilas si queréis que eso llega más lejos de donde ya ha llegado), la ola de calor que nos azotó esos días y que hizo que el agua escaseara en varios puntos, las pendientes interminables sin más visión que campos de olivos…
                    
 
Las cuestas abajo, en las que la bici cogía velocidad y aprovechabas para levantar el culete del asiento y aliviar la presión de todo el día, los suculentos platos a la hora de comer, las coca-colas “guisadas” (bien de hielo y de limón) así como el buen trato recibido en todos los lugares en los que tuvimos la suerte de parar.


Antes de terminar quiero comentar alguno de los “errores” que la falta de experiencia nos hizo cometer, ninguno fue grave pero es importante remarcarlos para tenerlos en cuenta en futuras experiencias:

  • No se debe llevar tanto material, como comenté en alguna ocasión el carro que arrastrábamos pesaba más de 20 kg y aunque cómodo de llevar y bastante ágil se hacía pesado en las pendientes pronunciadas sobre todo en aquellas que era necesario empujar la bici, haciendo de este tándem un elemento muy inestable cuando no se iba rodando.
  • Siempre llevar agua de sobra, sobre todo en las etapas en las que exista bastante distancia entre localidades.
  • Verificar el perfil de los tracks con programas adaptados a ello (yo desde entonces uso el CompeGPS) ya que es interesante conocer qué nos vamos a encontrar y donde para guardar fuerzas. Nosotros tuvimos problemas, más acusados en la tercera etapa ya que cuando esperábamos una suave pendiente hacia abajo para llegar a córdoba nos encontramos con unos toboganes que nos alargaron bastaste el sufrimiento.
Pero también hicimos cosas bien que a mi parecer son importantes y a tener en cuenta:
  • Unas redes de pulpo nos permitieron aglutinar elementos encima del carro (agua, trípode de la cámara…) sin peligro de que se cayeran.
  • Las aspirinas (no sabemos si fue esto o la buena comida) nos facilitaron el descanso por la noche, haciendo que por la mañana las piernas, no frescas, pero si aliviadas pudieran volver a responder.
  • Aunque llevábamos tubeless también portábamos con cámaras, sólo tuvimos un pinchazo que el líquido no reparó y se solventó quitando la válvula e introduciendo una cámara normal y corriente, en menos de 10 minutos el problema estaba solucionado.
  • El número de integrantes de una aventura de este tipo, al menos a nuestro parecer, debe ser pequeño, los ritmos se adaptan y el  camino se hace más ameno, en caso de ser grupos amplios es mejor dividirse en parejas o tríos con un ritmo similar y esperarse en los puntos de parada.
  • El carro a nuestro parecer fue una buena elección, era cómodo de llevar y permitía llevar gran cantidad de material.
  • Las bicicletas estaban en perfecto estado de mantenimiento, no tuvimos ningún problema mecánico (a excepción del pinchazo) y el cuentakilómetros roto en el transporte.
Como despedida sólo decir que esta aventura nos llenó plenamente, sufrimos pero también disfrutamos y nos quedamos con esto segundo. Cuando terminamos nos quedamos con ganas de más y ahora, a tres días de continuar, estamos nerviosos por lo que nos espera pero con muchas ganas de pedalear por campos andaluces y extremeños sin más compañía que la nuestra y sin más vehículo que nuestra bicicleta.

Como añadido adjunto los enlaces a las tres etapas (en Wikiloc) obtenidas a través de un garmin etrex 20 tras realizar el recorrido y eliminar los puntos “aberrantes” o errores en el recorrido:

Etapa 1: Granada – Alcalá la Real: 

Etapa 2: Alcalá la Real – Baena: 

Etapa 3: Baena – Córdoba: 

También se pueden ver los comentarios que se hicieron en su día en https://twitter.com/JSantos_1982 (también iremos publicando de forma online los desmanes de esta nueva aventura)

Sólo hay que ver las fotos para saber que nos divertimos.





Ruta Mozárabe - Granada - Córdoba - Capítulo 5 (por Jaime)



Etapa 3 –Baena – Córdoba:

Día 24 de Octubre de 2014, Baena:

Empezaba el último día de travesía, nos levantamos temprano, ante nosotros en teoría una etapa sencilla de mucho llaneo y descenso.
Salimos a desayunar, en esta ocasión un café con “porras” en una churrería que había en una terraza.


Tras esto volvimos al Hostal, nos pusimos la equipación, colocamos el carro y a rodar, esta vez unos 58 km con 700 metros de desnivel acumulado.
Desde el inicio, un descenso continuo de unos 8 kilómetros por pista con buen firme, esto sí que es rodar, termina la pista y entramos en una carretera de servidumbre, estrecha pero con buen asfalto, no se hace difícil mantener una velocidad de más de 18 por hora de forma continuada por lo que devoramos kilómetros sin darnos cuenta.
En el kilómetro veinte y mucho antes de lo esperado en tiempo llegamos a Castro del Río, llevamos poco más de una hora y ya hemos hecho casi media etapa, esto nos anima. Hemos llegado a esta localidad con una media de 18,5 en estos 20 primeros kilómetros.


Visitamos el ayuntamiento y con ello la oficina de turismo, vamos a sellar de nuevo la credencial.
Es pronto para comer por lo que nos tomamos un refresco y aprovechamos un supermercado para comprar algo para comer por el camino, un poco de embutido y agua, según nuestro mapa no encontraremos ninguna localidad intermedia hasta llegar a córdoba por lo que llenamos nuestras botellas de la bici y cargamos otras dos en el carro.
En ese momento también aprovechamos y cambiamos el sillín a Susana, quiere probar con otro a ver qué tal, el culo se resiente.


En este punto, y desde el principio del camino se nos plateaba una duda, había peregrinos que hacían el camino uniendo directamente Castro del Río con Córdoba y otros que lo enlazaban pasando por Espejo-Santa Cruz.


Por más información que buscamos no encontramos nada en dónde nos indicara que alternativa tomar o dónde se bifurcaba el camino, llamamos a asociaciones del camino, a ayuntamientos y aun así llegamos con la duda hasta este punto, pero de pronto se resolvieron todos: El camino de Santiago tiene dos rutas en este punto:
Nosotros elegimos el tramo de 36 Km, en teoría era sencillo y más rápido.
Continuamos pedaleando y comienza una fuerte pendiente de un cerro justo después de Castro del Río. Lo salvamos sin mayores dificultades y comienza un sube/baja rompepiernas, el calor aprieta, es octubre pero el termómetro se mantiene a más de 30 grados.
Recorremos caminos anchos rodeados de olivos y los kilómetros van pasando.


En un momento dado paramos a comer a la sombra de unos olivos, nos tumbamos un rato, estamos cansados pero todavía quedan unos 15 kilómetros.
Llega un momento en el que el calor es insoportable, el agua se está agotando, y lo poco que tenemos parece una sopa más que agua, no encontramos restos de civilización, ningún cortijo está habitado y no hay forma de conseguir agua.


Seguimos avanzando y comenzamos a ver Córdoba a lo lejos, esto nos anima, sabemos que nos quedan 10 kilómetros pero el reto está casi conseguido. Del agua ya no queda nada y (al menos yo) quiero beberme una fuente hasta agotarla.


Por fin llegamos a Córdoba, cruzamos el puente Romano que cruza el Guadalquivir, justo allí, en el paseo, una fuente se ilumina con luz propia y conseguimos calmar nuestra sed.
Ha sido una etapa más dura de lo esperado, el motivo principal ha sido el calor que nos ha acompañado toda la jornada y que en momentos nos hacía desesperar.
Recorremos el centro de Córdoba con nuestras bicis en busca del coche que dejamos aparcado hace ya casi una semana, está allí, en el mismo sitio y sin ningún tipo de problema. Todo parece salir bien.
De camino al coche nos encontramos con una Feria, decidimos tomar allí una ración antes de desmontar las bicis y dirigirnos al Hotel.
La exposición no podía ser de otra cosa “Feria del Marisco Gallego” parece que hemos llegado a Santiago.



Al final han salido 61 kilómetros con 750 metros de desnivel pero hemos llegado a nuestro destino.

Ruta Mozárabe - Granada - Córdoba - Capítulo 4 (por Jaime)

Etapa 2 –Alcalá la Real – Baena:

Día 23 de Octubre de 2014, Alcalá la Real:

Despertamos  temprano, sobre las 8 de la mañana, Susana se resentía de su rodilla y todavía no habíamos decidido si coger el autobús o continuar en bici, bajamos a desayunar a una panadería/bollería que había cerca, las tostadas con tomates, los bollos y el café reavivaron nuestros ánimos y tras un chute de ibuprofeno decidimos continuar, o al menos probar, a realizar la etapa.


Nos disfrazamos de ciclistas, rehicimos el bolso y lo colocamos en el carro, casco, guantes y cortaviento (la mañana estaba fresca) y comenzamos a pedalear, sobre el papel nos quedaban 48 km y 655 metros de ascenso acumulado, aparentemente etapa mucho más sencilla que el día anterior.
Al apoyarnos sobre el sillín nos dimos cuenta de que el culete se resentía un poco, pero nada más allá de lo normal, debería pasarse con los kilómetros. No llevábamos 1 minuto dando pedales cuando dimos con la Oficina de Turismo de Alcalá la Real en la que entramos a recoger información sobre el camino y a sellar las credenciales.


En los primeros 5 minutos ya nos sobraba el cortavientos, las cuestas eran cortas pero el sol comenzaba a calentar.
Recorriendo pistas de firme ancho, con algún tramo corto de carretera en 23 kilómetros nos pusimos en Alcaudete, mitad de ruta, parada para comer.


Antes de parar subimos a ver el castillo, un pequeño repecho y llegábamos arriba. Allí se localizaba la oficina de turismo por lo que volvimos a sellar la credencial.
Foto de rigor y a continuar, apretaba el hambre.


Tras dar unas cuantas vueltas decidimos comer en la terraza de un restaurante. La verdad es que no nos podemos quejar del menú del día, salmorejo, lasaña, pescados a la plancha… todo espectacular.
Tras “Llenar el buche” nos dispusimos a continuar, Susana se resentía de la rodilla pero el dolor era soportable y el ibuprofeno de por la mañana había hecho su efecto.


Al salir de Alcaudete tomamos una pista ancha, esta nos llevó hasta el margen de un río con unos toboganes de traca, bajar para subir, pero subir costaba bastante más.
Tras esto de nuevo pista ancha y muy ciclable, entre olivos, hasta llegar a la Laguna del Conde o Salobral (en la foto, si os fijáis el camino discurre a la derecha)  con gran cantidad de aves acuáticas, y de nuevo a la selva de olivos. 


Desde aquí hasta Baena sólo restaban 12 kilómetros de un falso llano sobre pista ancha, sin problema.
Llegamos cansados tras el segundo día, pero contentos, la rodilla había respetado a Susana, los sillines iban comenzando a hacerse más cómodos y las piernas estaban con fuerzas.
Esta vez nos alojamos en el Hostal Los Claveles. Aquí nos guardaron las bicis en un hueco de escalera junto a la vivienda de la propietaria.


Como el día anterior, ducha, masaje a la maltrecha rodilla de Susana y a pasear un poquito por el pueblo, visitamos la muralla en la parte alta y tras esto la cena y de nuevo la aspirina para relajar músculos.

Parece que tras este día y a falta de una jornada, no porque no doliera, tal vez por la ilusión, tal vez por verse capaz de conseguir lo imposible, Susana empezaba a dar menos importancia a la rodilla y no comentó nada sobre tomar un autobús al día siguiente.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Ruta Mozárabe - Granada - Córdoba - Capítulo 3 (por Jaime)

Etapa 1 – Granada – Alcalá la Real:

Día 22 de Octubre de 2014, Granada:

Ya nos habíamos encargado la noche antes de dejar todo el material preparado, las bicicletas montadas y revisadas (tuve un percance con un obús cuando inflé la rueda por lo que tuve que cambiarlo), el bolso con casi toda la ropa y material distribuido y en su carro…
Desayunamos, devolvimos las llaves del apartamento y tras enfundarnos en nuestra ropa técnica nos pusimos manos a la obra, nos tocaba cruzar toda Granada para encontrar el camino que nos dirigiría hasta Alcalá la Real, nuestro punto de llegada en el día de hoy.
Sobre el papel se trataban de unos 55 km con 1144 metros de ascenso acumulado, no parecía dura a excepción de una pendiente muy pronunciada para llegar a Moclín.
Antes de salir de granada pasamos por delante de la catedral y compramos unos piononos (dulce típico de granada) para el avituallamiento.



Conseguimos salir de Granada, no sin antes tomar un desvío sobre el camino prefijado ya que las aguas subterráneas habían inundado uno de los túneles por los que teníamos que cruzar la autovía. Al momento nos encontrábamos en un camino ancho (inicios de una urbanización sin ninguna construcción, tema de la crisis imagino), tras esto un sendero pegado a un curso de agua nos hace cruzar un polígono y llegar por fin el primer indicativo de Camino de Santiago.


Desde este punto, pasando por Atarfe, donde sellamos nuestra credencial, y hasta llegar hasta Pinos Puente la pista es ancha y sólida, se rueda sin problema y los kilómetros se van consumiendo como por arte de magia, lo hemos cogido con ganas.
De momento la gráfica no engañaba, y ahora había que cruzar un cerro para llegar a Olivares, con su correspondiente subida, el calor hace acto de presencia y la pendiente aunque no es dura se nota, llevamos ya casi 25 km, buen ritmo.
El cerro se caracteriza por campos de olivos, no hay otra cosa, y al fondo siempre se vislumbra la figura del Castillo de Moclín, el hito complicado del día.


Llegamos a Olivares y paramos en un bar a tomar un merecido avituallamiento, un refresco, un pincho, una barrita… todo será poco. El camarero también nos sella la credencial y nos comenta que la subida a Moclín es dura, pero que no hay otra alternativa (a parte de la carretera) para subir en bicicleta.


Nos ponemos manos a la obra, los primeros 200 metros son duros pero se llevan, se puede pedalear y avanzamos, pero hasta aquí se ha dicho, tenemos que echar pie a tierra, quitarnos las zapatillas de bicicleta y calzarnos unas deportivas, la pendiente no es normal, el firme resbala y es imposible avanzar, Susana sube su bici 50 metros, la deja en el suelo y baja a echarme una mano para subir la mía con el carro, inhumano, las imágenes hablan por sí solas.


No hay palabras que describan este ascenso, con la Ermita a mitad de recorrido. 


Por fin alcanzamos nuestra cima del día, son las cuatro de la tarde, buscamos un restaurante y todo está cerrado, tenemos hambre y parece que uno de los camareros nos lo nota en la cara y conseguimos convencerle para que nos prepare un par de bocatas, hay que recuperar fuerzas, hemos tardado más de una hora en superar los 4 kilómetros de distancia y más de 400 metros de ascenso. 


Desde este punto y habiendo recorrido ya 40 kilómetros en teoría comenzaba la parte sencilla del recorrido, pero todo es teoría, el descenso de Moclín (subimos para descender, ya podían haber dado una vueltecita al cerro) se realiza entre dos olivares por un camino roto y casi sin marcar, seguidamente tomamos una pista, cruzamos la carretera y continuamos por la pista, hasta un punto en el kilómetro 45 en el que el camino parece que gira a la izquierda, pero el GPS y la señalización dice otra cosa, toca subir por la pendiente de un olivar cultivado, sin camino, sin senda, sin la más mínima comodidad para ascender, volvemos a las andadas y volvemos a empujar la bicicleta, camino intransitable incluso sin carga. Sólo es un kilómetro pero se vuelve a hacer eterno hasta que volvemos a entrar en una pista.
Desde aquí y hasta el final de la ruta una pista ancha para vehículos nos acompaña, los últimos dos o tres kilómetros un camino de Hormigón y por fin entramos en Alcalá. 


Llegamos al Hostal Río de Oro, dónde nos abren una habitación/almacén para guardar las bicicletas y dónde nos damos la merecida ducha.
Al final han sido 62 kilómetros, 1159 metros de ascenso acumulado y 9 horas y 46 minutos desde la salida (contando descansos, paradas, avituallamientos, comida y demás…). Las últimas pendientes para llegar a Alcalá no se mostraban en la gráfica de Google Earth y aunque no eran muchas, tras 50 kilómetros no eran un plato de gusto.
Susana no puede con su rodilla, la molestaba antes de empezar y el dolor ha ido empeorando, las pendientes pronunciadas no han ayudado a calmarla, si sigue así su idea es coger mañana mismo un autobús a Córdoba. Un masaje tras la ducha y salimos a cenar, tenemos la suerte de encontrar un bar de tapas, consumición más tapa a elegir con opción de pedir más a parte de la consumición, todo espectacular, cada tapa sorprende más y comemos mientras rememoramos el día, una aspirina para el cuerpo y seguimos disfrutando de la cena.
Tras cenar recorremos un poco la localidad, no nos apetece nada, estamos cansados, pero hay que estirar las piernas, la idea es ver el castillo pero cuando estamos llegando apagan las luces, media vuelta y a descansar.

Mañana será otro día, veremos si buscamos el autobús o nos enfundamos de nuevo el culotte y el casco.