Conquista – Torrecampo – Conquista

Hoy te traigo una ruta en bici por Torrecampo. Bueno, entre Conquista y Torrecampo.

Si tengo la suerte de que seáis lectores habituales de este blog o si al menos habéis echado un ojo a las entradas que vengo publicando desde hace ya unos años sabréis que con frecuencia viajo a Conquista, en el valle de los Pedroches (provincia de Córdoba) y que aprovecho para salir por allí con la bicicleta a recorrer la infinidad de caminos que rodean el pueblo. Torrecampo es el pueblo vecino y se me puso en las narices ir hasta allí en bici por caminos.

Llega un momento, realmente, que uno se cansa de hacer siempre las mismas rutas. Al menos a mi me pasa. Y de vez en cuando me pongo a idear o buscar en Internet nuevos recorridos que otros ciclistas hayan podido compartir. Lo más fácil es buscar trazados entre pueblos vecinos. Fue así como hace un tiempo completé la distancia hasta Villanueva de Córdoba pero en esta ocasión el reto era llegar hasta Torrecampo y volver por caminos. Encontré el track en Wikiloc, publicado por el usuario rguillena.

Ataviado para el frío de la sierra cordobesaAtaviado para el frío de la sierra cordobesa

 

El puente de la Constitución y la Inmaculada de 2017 aproveché para hacer esta ruta que hacía meses tenía en mente pero que hasta ahora no me había encontrado con fuerzas tanto físicas como anímicas para cubrir por kilometraje. Soy un flojo, nunca lo he negado, pero venía de hacer rutas de unos 45 Km de distancia, así que pensé que nunca mejor que ahora para completar con éxito Conquista – Torrecampo – Conquista según el trazado facilitado por rguillena.

Para seguir el track, mi Garmin Etrex Legend HCx. Obsoleto posiblemente, pero perfectamente funcional. Tiene una limitación que no tuve en cuenta por no recordarla. Solo reconoce 500 puntos y cometí el error de descargar el track completo, sin limitarlo a 500. Como el GPS solo carga los primeros 500 puntos no pude navegar de vuelta hasta Conquista. Por suerte me quedé sin track en una zona ya conocida, así que terminé sin problemas. Un antiguo cuentakilómetros Conor con unos 27 años a sus espaldas me ayudó a controlar la distancia recorrida.

Mi viejo GPSMi viejo GPS

 

Finalmente mi recorrido varió ligeramente con respecto al propuesto por rguillena. Si seguís leyendo sabréis los motivos. Como podéis ver, la primera mitad de la ruta es mayormente descendiente. Luego toca remontar altitud… y un poco más. Si bien todo el rato nos movemos entre los 500 y los 700 metros sobre el nivel del mar, encontrarte rampas como las que uno se encuentra después de 50 Km ponen las cosas en su sitio.

Perfil con muchas subiditasPerfil con muchas subiditas

 

Entre el recorrido de ida y el de vuelta que se aprecian en el mapa está la carretera A3200. Puede recortarse distancia volviendo a Conquista por ella.

El track puede descargarse de Wikiloc

 

Salí temprano, aproximadamente a las 8:30. Apenas acababa de amanecer. Se puede apreciar en mi cara de sueño.

Cara de sueñoCara de sueño

 

Debía hacer unos 0º y tras la primera bajada opté por protegerme el cuello con una braga de forro polar. Habiendo puesto remedio a este error no pasé más frío en toda la ruta. Calcetines gordos con cubrebotas, culotte largo con forro, camiseta térmica, camiseta de forro polar fino, chaqueta ligera y cortavientos fueron suficientes. Además de unos guantes largos de invierno, claro.

Disfruté del camino de ida. Iba fresco e ilusionado. Una pena lo seco que está el campo. Si bien es cierto que es en primavera cuando la dehesa nos muestra su mejor cara, en otoño uno espera encontrar más verdor. La ausencia de lluvias se deja notar. Las siguientes fotos corresponden a un vado que cruza el cauce del arroyo de Navaluenga.

Todo seco. Todo sequísimoTodo seco. Todo sequísimo

 

Pena de río secoPena de río seco

 

Creedme si os digo que he visto correr este arroyo con mucha agua, una pena.
Para compensar, aunque no tengo fotos, tuve la suerte de encontrarme en mi camino con variedad de fauna salvaje: conté siete buitres volando muy bajo, cinco perdices, dos ciervos y un conejo. Además de millones de cerdos ibéricos y miles de millones de ovejas.

Llegar a Torrecampo por primera vez en bicicleta me hizo bastante ilusión. Un pequeño triunfo para mi cuando vi los tejados del pueblo en la distancia.

Skyline de TorrecampoSkyline de Torrecampo

 

Como podéis apreciar en las fotografías el tiempo me acompañó. Nada de viento y una vez arriba, el sol calentaba lo suficiente como para no pasar frío bajando ni agobio subiendo.

Paré para comer una barrita y enviar algunas fotos de postureo a los amigos perdedores. Me encontraba perfectamente de fuerzas, pero desde pocos kilómetros atrás me venía doliendo la parte posterior de la rodilla izquierda. Ya me pasó en la última ruta y me preocupó un poco. Fue a peor y en la dos rodillas.

Moisés en TorrecampoParada para comer algo

 

La ruta sale de Torrecampo por una pista ancha de grava. Todos los inconvenientes que no había encontrado en la ida, los encontraría en la vuelta. El primero en el kilómetro 28, al poco de salir del pueblo.

CandadazoCandadazo

 

El camino que se ve tras la cancela es el que me indica el track y el candado me impide el paso. Me surgieron muchas dudas: ¿Es un camino público y el propietario de la finca está cometiendo un abuso? ¿Salto? ¿Vuelvo por donde he venido? ¿Vuelvo por la carretera y abandono el track? Decidí saltar la valla y arriesgarme a la regañina del dueño, en el caso de que me pillara.
El kilómetro escaso que recorrí hasta encontrar la cancela de salida (con su correspondiente candado y que tuve que saltar) me regaló un bonito descenso y una vista de la dehesa desde un alto bastante impresionante y que como pésimo fotógrafo que soy no he sabido captar.

Vistas de la dehesaVistas de la dehesa

 

Me animo al pensar que había solucionado el problema del candado pero… ¿y si me vuelve a pasar? La ley de Murphy aplicada al ciclismo: tras una pronunciadísima bajada me encuentro esto en mi recorrido:

Otra puerta cerrada...Otra puerta cerrada…

 

Me desesperé bastante. Si volvía atrás tenía que remontar cota subiendo unas cuestas del demonio… y luego buscar un recorrido alternativo que seguramente acabaría siendo la carretera… o llamar para que me viniesen a buscar y volver derrotado. Si saltaba estaría incumpliendo una prohibición explícita. Además en plena temporada de caza (llevaba escuchando disparos toda la mañana). ¿Qué hizo rguillena aquí? ¿Encontraría la cancela abierta? Decido, una vez más, saltar la vaya y que sea lo que Dios quiera. Si me riñen, explicaré mi situación y como hablando se entiende la gente no llegaría la sangre al río.

La cuestita para arriba que había tras la cancela se las traía. Y las dos piernas me dolían ya bastante. Y se hacía tarde. Menos mal que llevaba comida y bebida de sobra. Al menos no pequé de imprudente en este aspecto.

No sé por cuántas cancelas más pasé. Por suerte no me encontré con ninguna cerrada con candado ni con prohibición de paso explícita. Pero recorriendo un camino con pendiente positiva, en el kilómetro 35 y con cierto grado de madurez en mi físico me encontré con un coche de frente que se paró a mi paso. Amablemente (lo digo sin ironía) me indicaron que no podía ir por ese camino por ser privado, que el camino público estaba a pocos metros. Se veía a simple vista, de hecho, como podéis ver en la imagen.

Si hubiera estado en Madrid habría puesto acento guiri, pero estando en Córdoba con mi acento madrileño sobró para que los dos señores del coche se dieran cuenta de que estaba más perdido que un pulpo en un garaje cuando les expliqué que trataba de llegar a Conquista y que estaba siguiendo una ruta con un cacharro electrónico… y que la ruta me llevaba por su camino privado. Me dieron una serie de indicaciones que no comprendí. Lo que sí me quedó claro es que no podía seguir rodando por su camino, así que me fue por el público teniendo cuidado de ir circulando razonablemente en paralelo al trazado marcado por el track en la pantalla de GPS.

Cambio de planesCambio de planes

 

Como digo me trataron con respeto y amabilidad pero reconozco que me dio un poco de rabia que no me permitieran seguir mi ruta. Pero claro… todo el mundo sabe lo malvados que somos los ciclistas.
A la mala leche provocada por este tercer contratiempo hay que sumarle el dolor de piernas y un nuevo factor: el dolor del cuello. Por suerte el culo estaba aguantando bien. Paré junto a las ruinas de un pequeño cortijo al ver un ciervo macho salir corriendo para orientarme, echar un trago de agua tranquilamente y terminarme un gel que iba a necesitar, visto lo visto.

Fotaza panorámicaFotaza panorámica

 

Pero me quedaba una última sorpresa, mi archienemigo ciclista: los perros. Habiendo recuperado el track tenía que atravesar una explotación ganadera cuidada por dos mastines. Y no estaba ya el horno para bollos así que esta vez decidí no saltarme la cancela y tirar campo a través por la finca de al lado. Esto es en el kilómetro 38, todavía me quedan más de 10 para llegar a Conquista y la moral empieza a hacer aguas.

DesvíoDesvío

 

Tras cada repecho espero vislumbrar a lo lejos los tejados de Conquista… pero no. Solo veo otra loma que tengo que remontar. Me alegra notar que voy bien de piernas y de pulmones y corazón… pero el dolor de las rodillas empieza a ser bastante molesto. Escribo esta crónica dos días después y todavía me duele al caminar.

Me quedé sin GPS a unos 5 Km de llegar a mi destino debido a la incidencia que he explicado anteriormente pero por suerte el recorrido que me quedaba era parte de la ruta entre Conquista y Villanueva de Córdoba y no temí perderme. Si temí bastante a los cuestones que me esperaban, que no eran moco de pavo.

Haciendo de tripas corazón conseguí llegar a Conquista (tras saltar una cancela más) cinco horas y cuarto más tarde, habiendo empleado en dar pedales cuatro y cuarto y la hora restante en mariconear, echar fotos, comer y saltar cancelas.

Datos de la rutaDatos de la ruta

 

Como podéis ver la ruta no es nada del otro mundo. 620 metros es un desnivel muy asequible para 53 kilómetros… pero para mi, perdedor nato, supone un reto no haber echado pie a tierra en ninguna cuesta, no haber llorado y haber acabado con cierta entereza y sin vomitar.

¡Ahora, habiendo cumplido este objetivo, tendré que buscar otra ruta que preparar!

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