Rodeamos el Soto Viñuelas en bicicleta de montaña

Hace al menos 12 años varios perdedores fuimos hasta Tres Cantos para dar la vuelta al Soto Viñuelas en MTB… Pero quedó sin documentar. Había que repetirla, y el pasado domingo 25 de febrero fue el día.

 

En esta ocasión fuimos cinco los amigos que conseguimos reunirnos tempranito para desplazarnos hasta la localidad de Tres Cantos, al norte de Madrid. La mañana era fría, rondábamos los 0º y mi coche con la calefacción averiada… no fue la mejor manera de llegar hasta allí. Pero la idea era calentarse dando pedales así que comenzamos la ruta, una vez reunidos El Bombi, José Ángel, Sergio, Raúl y un servidor.

Los primeros metros discurren por un sendero de descenso razonablemente limpio y que invita a correr. Si no hubiéramos tenido los cuerpos encogidos de frío lo hubiéramos disfrutado más. Pronto empiezan los toboganes, los auténticos protagonistas de la ruta. Bajadas cortas seguidas de subidas cortas pero empinadas. Para mi gusto y el de otros amigos el peor terreno. A mi me matan las subidas cortas y mortales. De hecho no dudo en echar pie a tierra si veo que la relación coste/beneficio de ir sobre la bici no me sale a cuenta. Más aún si queda el 80% de la ruta por recorrer.

Perfil de la rutaPerfil de la ruta

 

Mirad el perfil. Se puede ver muy claramente los dientes de sierra típicos de este tipo de rutas rompepiernas. Tuve que echar mano de un gel. Más por prudencia que por otra cosa… pero quería acabar la ruta con cierta dignidad.

Como es una ruta muy popular nos cruzábamos son multitud de ciclistas en pasos, en ocasiones, verdaderamente estrechos. Yo, perdedor nato, cedía el paso incluso en las subidas para tomarme un respiro aunque bien sabe todo ciclista que la preferencia la tiene le que sube.
Poco antes de la mitad de la ruta hay dos o tres bajadas muy empinadas, con tierra suelta y roderas de agua. Reconozco que me dio miedo bajar la primera que nos encontramos de sopetón. Me pudo la prudencia y eché pie a tierra. Con la segunda y sucesivas me atreví. Lude tocó suelo en una de ellas, afortunadamente sin consecuencias. Lo mismo que José Ángel, que en una distracción rodando por la urbanización Ciudalcampo tocó con una rueda el bordillo y no pudo rehacerse cayendo hacia la acera… que por suerte no existía y tierra y hierba amortiguaron su caida.

Se cruza el arroyo Viñuelas por un puente de madera en la parte más baja de la ruta, en el kilómetro 17, hacia la mitad del recorrido. Lo que resta es básicamente subir. Por suerte se va recuperando cota de manera más progresiva. Para terminar, se cruza la M607 por una pasarela para rodar apenas cinco minutos por el otro lado y volver a cruzar más adelante hasta el punto de inicio completando una ruta circular que tiene de todo: sendero, pista, subidas y bajadas técnicas, zonas para rodar relajadamente… No vimos dónde avituallarse de agua, así que es recomendable llevarla de casa.

Todos en el Soto VuñuelasLa vuelta al Soto Viñuelas es una ruta que hay que hacer sí o sí

 

Una ruta tan mítica como esta puede recorrerse con cualquier tipo de bici. Por el camino nos encontramos tanto rígidas de XC de 29″, dobles de distintos recorridos y varias eléctricas dobles y rígidas. Nosotros íbamos todos con rígidas de 26″ salvo Raúl que lleva una doble de recorrido medio con ruedas de 27,5″ y cubiertas con buen balón.

La ruta es 100% ciclable y las bajadas no representan complicaciones tales que excluyan las capacidades de cualquier tipo de bici de montaña. Evidentemente, se bajará mejor y más seguro con un  tipo de bici que con otra, pero en esta ruta no va a ser determinante… Y rodando a ritmo perdedor, menos aún. En fin, es esta una ruta que recomiendo por completa. Al menos para hacerla una vez cada diez o doce años.

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