Por El Pardo en bicicleta de montaña

A veces apetece cambiar un poco de entorno y siendo que Miguel tenía el sábado comprometido con la bebida y el domingo no iba a estar para muchos desplazamientos… Decidimos salir a recorrer algunos senderos haciendo una ruta por El Pardo, que le pilla muy cerca de casa y tampoco cuesta nada darle capricho al niño.

Preparados para comenzar la rutaPreparados para comenzar la ruta

 

De manera que a las 10:00 nos plantamos allí el Bombi, Gualter (nueva incorporación al grupo que promete ser un gran perdedor como veréis si seguís leyendo), Miguel y un servidor. Al sol se estaba bien, a la sombra hacía frío. Yo iba con chaqueta de manga larga y con un maillot debajo, el resto directamente en manga corta. Son esos días del año que uno no sabe cómo vestirse para no morir ni de calor ni de frío.

Comenzamos la ruta entrando a El Pardo por la carretera de Fuencarral. Inmediatamente tomamos un sendero a la derecha que transcurre entre jaras y en ocasiones se estrecha más de la cuenta, sobre todo teniendo en cuenta las medidas actuales de los manillares de las bicicletas de 29″. Unido esto al hecho de que el firme era bastante irregular y que era la tercera salida en BTT de Gualter, los tres factores dieron como resultado una caída que no pude ver pero sí oír y sentir como propia porque yo rodaba justo delante suya. A veces, yendo de pesca al río, sorprendo a algún jabalí o a algún corzo que estando bebiendo huyen espantados al percatarse de mi presencia… pues igual sonó la caída de Gualter contra las jaras: estrépito repentino contra la maleza.

 

DivertidísimoDivertidísimo

 

Hace años, durante una ruta que daba para la charleta estuvimos bromeando sobre la necesidad de crear un ranking de perdedores mediante la asignación de puntos en función de deméritos frecuentes. Por ejemplo, una caída proporcionaba 10 puntos, olvidarse las zapatillas de ciclismo (como le pasó al Bombi este domingo) otorga 50 puntos, una buena pájara 20… Calzarse una buena ostia como le pasó a Gualter a los 100 metros de empezar la ruta debe de premiarse con más de 100 puntos alzándole a la primera posición de nuestro ranking imaginario. ¿No es toda una declaración de intenciones? ¡Así se entra en esta comunidad, por la puerta grande!

 

Heridas de guerraHeridas de guerra

 

El sendero, divertidísimo, nos deja al pie de la primera subida, tendida al principio y durilla al final. No sería capaz de repetir el recorrido por mi mismo, pero siendo que Miguel nos ha guiado más de una vez por El Pardo recuerdo la mayoría de sitios. Y recuerdo también sufrir en esa subida las últimas veces que la hice… y esta vez remontarla sin demasiados problemas. También es cierto que en otras ocasiones la ruta comenzaba en casa de Miguel, añadiendo unos pocos kilómetros y algunas cuestas más. Ahora se presenta casi al principio de la ruta.

Una subida duraUna subida dura

 

Tras otra bajada interesante y un poco de llaneo rodeamos la Escuela de Adiestramiento de Perros de la Guardia Civil y me viene a la cabeza el recuerdo de tres cuestones infernales y de echar pie a tierra y casi el bazo. Como buen perdedor no me duele en prendas echar pie a tierra si procede pero siendo que se acerca la fecha de la BiciCoa 2019 y que hay que entrenar un poquito me planteo la posibilidad de subir la tripleta de duestas la muerte sin parar… ¡Y para mi sorpresa y el del resto de compañeros de ruta lo consigo! Lo mismo el ratito semanal en el gimnasio se nota… Muy orgulloso recupero la respiración mientras esperamos a Gualter que no se esperaba un recorrido tan duro y llega empujando la bici pero con una sonrisa de oreja a oreja. Yo de mayor quiero ser como él.

Tramos de rodar tranquiloTramos de rodar tranquilo

 

Seguimos subiendo, siendo ahora la pendiente mucho mas tendida. Al llegar arriba recuerdo que es el inicio de la bajada donde años atrás Lude se emocionó en un salto con consecuencias fatales: se metió una ostia de las finas con rotura de casco y un dolor en el costillar que le duró muchísimo tiempo.

Sendero entre jaras en El PardoSendero entre jaras en El Pardo

 

Llegamos a un área recreativa que agradecería un poco más de sombra y cruzamos el Manzanares por la pasarela metálica de relativamente reciente construcción. Recuerdo, hace años, cruzar el río pedaleando y acabar todos con los pues mojados. Ya no es necesario. Recorremos el sendero que transcurre paralelo al río en sentido norte y llegamos al embalse, donde el chorro. También han rehabilitado la zona. Recuerdo ver cantidad de barbos desovando en canales que vertían en el río, ahora la zona está acondicionada.

Lo peor está por llegar. Después de un placentero y ausente de desnivel paseo junto al río, ahora en sentido sur, atravesamos el pueblo de El Pardo y encaramos una subida por pista con algunos tramos peliagudos. Gualter y yo perdimos contacto con Miguel y el Bombi que iban por delante y nos encontramos a base de gritos y silbidos. Utilizar el teléfono está sobrevalorado. Nueva bajada, divertidísima, que Gualter gestiona con prudencia.

No está mal el desnivel para la longitud de la rutaNo está mal el desnivel para la longitud de la ruta

 

Toca subir hasta el palomar y darlo todo. Menudos tramos, técnicos y duros… pero conseguimos llegar arriba y vuelvo a ponerme contento por estar teniendo fuerza suficiente para afrontar esas subidas que suelo subir a pie. La bajada del palomar es famosa. Preparada con curvas peraltadas y saltos artificiales con sus respectivas recepciones hace las delicias de descenders y endureros. Si buscáis en Internet encontrareis muchísimas referencias a esta bajada. Desde vídeos del descenso hasta noticias relativas a su cierre y protestas por la construcción de los mencionados elementos artificiales.
Gualter tampoco olvidará fácilmente la bajada del palomar porque se volvió a caer. Esta vez con la mala suerte de romper el teléfono, que llevaba en un soporte en el manillar. Cayó además sobre el mismo lado… que no sé si es una cosa buena o una cosa mala.

Daños colateralesDaños colaterales

 

Y tras la bajada, de nuevo a subir hasta llegar de vuelta al punto donde habíamos dejado los coches.
Miguel, en su terreno, como pez en el agua. El Bombi, aún sin zapatillas con calas, dándolo todo sobre los pedales automáticos. Yo, ni tan mal. Subiendo con dignidad y bajando al tran-tran para que no nos perdiéramos ninguno y Gualter… muerto. Sin fuerza ya en las subidas y con mucho miedo, lógicamente, en las bajadas. Pero me quito el sombrero ante el pundonor demostrado. Ni una sola protesta salió de esa boca. Olé, Gualter, aplaudo tu aptitud.

Con ganas de habernos tomado una cervecita fresquita (no había dónde) nos despedimos hasta la próxima. No pasa nada, cuando volvamos a vernos nos tomaremos dos.

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