Nacimiento del río Arlanza en Quintanar de la Sierra

A mi familia (y a mí como parte integrante de la misma) nos gusta hacer turismo activo. Si sois fieles seguidores de este blog habréis leído entradas de experiencias bicicleteras en periodo vacacional como la ruta de la Ecopista del Río Miño que disfrutamos el año pasado. Este año no iba a ser menos así que con motivo de mis merecidísimas vacaciones de verano hemos salimos de viaje y la primera parada ha sido en la provincia de Burgos, en el Camping Arlanza de Quintanar de la Sierra.

El nacimiento del río Arlanza queda a unos 5 kilómetros del camping y como primera excursión vacacional nos pegamos una buena caminata de 10 kilómetros para visitar la fuente.

 

 

El recorrido me embelesó así que decidí hacerlo al día siguiente en bicicleta, que con la idea puesta en recorrer la Vía Verde del Bidasoa (estad atentos, queridos amigos, a la próxima entrada) había llevado conmigo: mí querida bici clónica con cuadro RCZ, la primera bici “buena” que he tenido.

 

 

El camino desde el camping hasta la fuente es ligeramente ascendente y para no ir y volver por el mismo camino pensé en hacer la ida por la carretera y la vuelta por la montaña, así que a las ocho de la mañana estaba en marcha, sin desayunar ni nada, para aprovechar que el resto de la familia seguía durmiendo. Salí del camping hacia la izquierda y crucé el río en un puente que me encontré nada más terminar el recinto del camping. Una carretera estrecha me conduce a la nacional, que tomo hacia la derecha preguntándome qué habrá pasado como para tener que preguntarlo en una señal de stop.

 

 

La carretera es para mí solo. Es sábado por la mañana pero se ve que los ciclistas de la zona madrugan menos que yo. Lo mismo pasa con los automovilistas, apenas me encuentro con cuatro coches en todo el camino de ida. Fui prudente y me vestí de largo: pantalones hasta los tobillos, camiseta de manga larga y cortavientos/chubasquero (el día anterior llovió). No me equivoqué, comencé la ruta a 10º a pesar de ser agosto. Por suerte no hacía nada de viento y con la ropa adecuada la temperatura era ideal.

 

 

Hago una primera parada obligada en un mirador que me ofrece una vista del valle impresionante y que, naturalmente, la foto no capta.

 

 

Miles de millones de árboles a mis pies, realmente impresionante. Poco más adelante, a la izquierda, se abre un camino que según la indicación lleva a El Chorlón, otro de los atractivos turísticos de la zona. Se trata de una cascada, seguramente muy chula, pero no es el objetivo del día y lo dejo pendiente para una futura visita.

 

 

La carretera, que no presenta desniveles complicados me lleva plácidamente tras 6 Km a mi destino, el nacimiento del río Arlanza.

 

 

La fuente, como tal, está vallada y no presenta demasiado atractivo, seamos sinceros.

 

 

Pero el paraje sí mola mucho. Está acondicionado con barbacoas y mesas para hacer merendolas y el río transcurre plácidamente recién nacido. Hay varias autocaravanas y furgonetas camper que han pernoctado en el área recreativa. No me extraña, es un lugar que invita a ello.

 

Comienzo el camino de vuelta, dejo la carretera y me adentro en el pinar por la pista que el día anterior recorrí caminando.

 

 

Empiezo, además, subiendo unas cuestas de las buenas. La primera, de hecho, me hace bajarme de la bici más por cuestión de equilibrio que por fuerzas. Se me levanta la rueda delantera y no soy capaz de dirigir la bici por donde quiero.

Paro a echar alguna foto y a grabar un vídeo saludando a los perdedores (suelo hacerlo para que se levanten de la cama porque son muy perezosos) y empiezo a escuchar ladridos. Y un segundo después un ciervo me pasa por delante a pocas decenas de metros. Naturaleza en estado puro. Bueno, no tanto. El perro sería de alguna finca.

 

 

Ruedo por una pista en relativo buen estado con continuas subidas y bajadas. Solo dos de estas me ponen en apuros. La primera baja al cauce rocoso de un arroyo seco y está plagada de piedras sueltas que sorteo con bastante talento. La segunda me lo pone bastante más difícil. Tiene bastante pendiente y en este caso la complicación la representan las roderas y las raíces. En este momento echo de menos la doble con rueda de 29″. Con la rígida de 26″ consigo descender casi toda la cuesta, pero llega un momento en el que literalmente no me atrevo a seguir. Equivoqué la trazada yendo por la izquierda ya que por la derecha estaba más fácil y decido bajarme de la bici porque como tenga una caída nos íbamos a reír. Desde que dejé el área recreativa no me he cruzado con nadie. Literalmente.

 

 

Termino de bajar a pie y aprovecho para comerme un plátano sentado en una piedra debajo de un árbol. 100% idílico, uno de esos momentos reconfortantes que hay que atesorar. Me vuelvo a montar en la bici con la idea de recorrer por pista los últimos kilómetros de la ruta. El día anterior vinimos caminando por un sendero bien bonito, pero bastante complicado para bajarlo en la bicicleta. Llego al poste con la señalización de IMBA (Centro BTT Pinares Burgos-Soria) y me paro a pensar si seguir por la pista o bajar por el sendero.

 

 

Si sigo de frente, alcanzaré enseguida la pista y podré dejarme caer hasta el camping. Si giro a la derecha, el sendero difícil exigirá el máximo de mi atención y técnica para no pegarme una ostia contra una piedra con terribles consecuencias. El Moiselito angelito de mi hombro izquierdo recomendaba seguir de frente. El Moiselito diablito de mi hombro derecho decía que no, que el sendero molaba más.

Un ciclista que me rebasó tomó la decisión por mi internándose en el sendero. Vale, él tenía pinta de conocer la zona y llevaba una bici más adecuadita para ese sendero, pero ahí que fui detrás suya.

 

 

Evidentemente no fui capaz de recorrerlo entero ni de coña. Tuve que echar pie a tierra más veces de las deseadas. Siempre por miedo, no por haber forzado la situación que acababa de empezar las vacaciones.

El sendero termina en una pista poco transitada que baja hasta el camping donde me esperaba un buen desayuno (donetes) y un día entero de vacaciones por delante, que es la recompensa de madrugar.

 

Track disponible en Wikiloc

 

Como decía al principio, apenas me salió un paseo de 10 kilómetros. Es una cuestión de prudencia. Estando de vacaciones y especialmente por zonas que no conozco no me gusta alejarme mucho de donde estamos alojados y tampoco me gusta usar el coche para desplazarme hasta el inicio de la ruta no sea que tenga que pedir rescate.

En fin, una ruta muy bonita atravesando un pinar precioso. Muy recomendable, no lo dudéis si tenéis oportunidad de ir. O plantearlo como destino para una escapada de fin de semana o para un puente. Merece la pena.

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