Vías Verdes de Girona

En septiembre de 2009 Miriam, Lude, Jesús, Raúl y un servidor viajamos hasta Girona para recorrer en tres etapas la distancia entre Ripoll y la Sant Feliu de Guíxols, entre la montaña y el mar, recorriendo principalmente la Vía Verde del Carrilet.

El cicloturismo es una experiencia que recomiendo a todo aquel que disfrute montando en bicicleta. La posibilidad de conocer pueblos, caminos y paisajes al ritmo pausado que imponen los pedales solo tiene comparación con el senderismo, pero con la ventaja de cubrir mayores distancias sobre dos ruedas.

Para este viaje fueron necesarios algunos preparativos. Nuestro recorrido discurriría en gran medida por vías verdes, la Vía Verde del Ferro y el Carbó y la Vía Verde del Carrilet, antiguos trazados ferroviarios debidamente acondicionados para ser recorridos con fines recreativos o deportivos. En la página oficial de las Vías Verdes hay información sobre la red de caminos en toda España. Además dispongo de los dos volúmenes editados en los que se amplía esta información. No obstante es tan fácil encontrar información en la red que no es necesario recurrir a ellos.

Durante el viaje fuimos grabando un vídeo que cuenta bastante bien nuestras peripecias.

 

En una ruta de varios días es importante seleccionar correctamente el equipaje. Hay que tener en cuenta que todo debe caber en las alforjas y el peso, cuanto menos mejor, no debe exceder del soportado por el portabultos. Una bolsa de manillar también es recomendable para tener las cosas a mano, pero conviene cargarla poco para no perjudicar la dirección.

Llegó el 4 de septiembre y bien tempranito pusimos rumbo a Girona. La furgoneta de Raúl y el coche de Lude iban cargados hasta los topes. Al ser una ruta lineal quisimos dejar un coche en Ripoll, inicio de la ruta y otro en Sant Feliu, fin de la misma. De manera que mientras Miriam, Lude y yo íbamos a San Feliu, Raúl dejaba a Jesús montando las tiendas en el camping de Ripoll y se dirigía a Sant Feliu para regresar a Ripoll con Lude, Miriam y conmigo. Un lío y una paliza de coche, ciertamente.

Ruta subida a Wikiloc por Jesús

 

Llegamos al camping de Ripoll de noche tras comprar unos bocadillos en un bar. No tardamos en acostarnos porque el día había sido duro y el siguiente no lo iba a ser menos. En Ripoll en septiembre hace fresquito y un saco de verano se me quedó corto. Aún vestido pasé mucho frío. Además, como no estoy acostumbrado a dormir en el suelo llegó un momento en que me dolía todo. Y para rematar la faena a una pandilla de gatos salvajes les dio por pelearse a pocos metros de la tienda. En resumen, no pegué ojo en toda la noche.

Me levanté a las 7:00 y me subí a lo más alto del camping buscando algún rayo de sol que pudiera calentarme. En mi búsqueda lo que encontré fue unos magnificos bongalows con sus cómodas camas y su calefacción. Gracias, Jesús, por no reservarlos por una noche. Sin duda ahorramos una gran fortuna.

Etapa 1: Ripoll – Olot (Vía Verde del Ferro y el Carbó)

Poco a poco los integrantes de la expedición se fueron levantando. Sin prisa pero sin pausa montamos las bicicletas, recogimos las tiendas y nos pusimos en marcha. Apenas nos llevo, creo recordar, tres horas.

Jesús, Sergio, Miriam, Raúl y MoisésJesús, Sergio, Miriam, Raúl y Moisés

 

Era necesario desayunar así que tras rodar duramente hasta el Ripoll (unos 2Km cuesta abajo) nos sentamos en una terracita al sol a tomar unos cafés y unos croissants. Era necesario para la dura etapa que nos esperaba y que nos llevaría hasta Olot.

Ripoll es muy bonito, pero el ansia por comenzar apenas nos permitió visitar la plaza principal del pueblo para sacar algunas fotos.

Ripoll mola bastanteRipoll mola bastante

 

La ruta salía de Ripoll hacia la montaña por un carril bici con varios túneles. Se trata de la Vía Verde del Ferro y el Carbó. Según dejábamos atrás el pueblo el camino ascendía suavemente y los árboles iban desapareciendo. El carril estaba bastante transitado y en un lamentable accidente Jesús se fue al suelo. Unos ciclistas nos adelantaron si avisar, nos vimos sorprendidos y Jesús se cayó, por suerte, sin consecuencias.

Miriam llevaba una mochila en vez de alforjasMiriam llevaba una mochila en vez de alforjas

 

Llegamos a Sant Joan de les Abadesses, donde acababa la vía verde. La antigua estación actualmente es un centro de interpretación y un parque infantil. Como podéis ver el tiempo era excelente.

Muy buena infraestructura en torno a la vía verdeMuy buena infraestructura en torno a la vía verde

 

Para llegar a Olot teníamos que improvisar el camino ya que de momento no hay vía verde que enlace ambas localidades. Teníamos que subir el Coll de la Santigosa, un reto para Miriam y para mí.

Primeros kilómetros de la rutaPrimeros kilómetros de la ruta

 

En Sant Joan repusimos fuerzas y nos reímos de Jesús por su caída. También, desde la distancia, insultamos gravemente a los ciclistas desconsiderados que la habían provocado. Si bien es cierto que se pararon, se interesaron por el estado de Jesús y le pidieron disculpas, no quita para que reprobemos su forma de montar en bicicleta por un carril transitado por tanta variedad de ciclistas.

Parada a la sombra mientras compramos provisionesParada a la sombra mientras compramos provisiones

 

La subida al puerto tenía que ser por carretera. Por suerte el tráfico era prácticamente inexistente. No obstante, como el arcen también lo era, habíamos tomado la precaución de usar walkies-talkies para avisarnos del paso de los coches entre la cabeza del grupo, compuesta por Lude, Jesús y Raúl y el vagón de cola, compuesto por Miriam y por mi. Para afrontar una subida larga es muy importante marcarse un ritmo suave y constante y así lo hicimos. Con mucho esfuerzo llegamos arriba y a mi en particular me supo a gloria no tener que echar pie a tierra en toda la ascensión.

Comenzamos a especular sobre la posible clasificación del Coll de la Santigosa según el baremo empleado por las empresas organizadores de grandes vueltas y decidimos que acabábamos de subir un puerto de tercera categoría, con dos cojones. Fueron 6,5 Km al 4% de pendiente media y con unos 300 m de desnivel. Si atendemos al criterio que acabo de encontrar en Internet que calcula el coeficiente de dureza como la suma del 10% de la altura subida más la rampa máxima esto nos sirve para confirmar nuestro supuesto de que el Coll es un tercera categoría.

Almorzamos en lo alto del puertoAlmorzamos en lo alto del puerto

 

Tras reagruparnos, descansamos un buen rato. Aprovechamos para comer algo. Alguna cerveza que sobró de la cena también cayó. A priori el resto de la ruta era cuesta abajo, lo dificil estaba hecho.
Se nos presentaban dos opciones: bajar por camino o por carretera. La carretera era más rápido y directo, pero optamos por bajar por camino porque quisimos evitar en la medida de lo posible el tráfico rodado. Craso error. El camino fue un infierno. Comenzamos bajando por una pista ancha pero plagada de piedras del tamaño de un puño que hacían extremar la precaución. La bici con alforjas tiene un extra de estabilidad, pero el aumento de peso también aumenta la distancia de frenado y disminuye la agilidad en curva. La pista nos llevó hasta la bonita ermita de Santa Lucía.

Ermita de Santa CeciliaErmita de Santa Cecilia

 

Paramos para tomar algunas fotos y continuamos la ruta. El camino cada vez estaba más roto, lleno de grandes piedras y roderas. Se volvió inciclable y tuvimos que recorrer a pie multitud de tramos para desesperación de todos. Además amenazaba tormenta. Una de las peores experiencias en bici de mi vida. Cuando conseguimos salir del infierno de camino en que nos habíamos metido un precioso carril bici nos sirvió para llegar hasta Olot con mucho cansancio acumulado como consecuencia de arrastrar la bici durante tanto tiempo.

Rodar por aquí es imposibleRodar por aquí es imposible

 

Dejamos las bicicletas en el aparcamiento del hostal, nos dimos una ducha reparadora y salimos a dar un paseo antes de cenar. Era la víspera de La Diada, fiesta en Cataluña, y había ambiente en el pueblo.

Olot engalanadoOlot engalanado

 

Cenamos buenos platos de pasta y pizza (excepto yo, que de puro cansancio tenía el estómago cerrado) para reponer los depósitos de glucógeno y antes de volver al hostal a dormir subimos hasta uno de los volcanes que pueblan la Garrotxa. Se iba a celebrar un concierto al aire libre y nos pareció bonito subir a verlo. Toda la subida y el interior del volcán estaban a oscuras y mereció la pena.

Escenario en el interior del volcánEscenario en el interior del volcán

 

Duramos poco porque el cansancio pudo con nosotros. Al día siguiente debíamos recorrer 65 Km y la cama nos llamaba más que la música en directo.

Destaco de esta primera etapa la fuerza de voluntad de Miriam, que sufrió de lo lindo para conseguir terminar.

Etapa 2: Olot – Girona (Vía Verde del Carrilet)

La segunda parte de la ruta recorre la primera parte de la Vía Verde del Carrilet y discurre entre Olot y Girona.
A priori la única dificultad de esta etapa radicaba en el kilometraje. Algo más de 60 Km separan ambas localidades por el carril bici y a pesar de tener todo el día para recorrerlo, el desgaste del día anterior y el dolor de culo fueron los dos enemigos a batir.

Ruta subida a wikiloc por Jesús

 

El 6 de septiembre de 2008 el día empezó de la mejor manera, con un riquísimo desayuno en el hostal. No faltaba de nada: tostadas, magdalenas, mantequilla, tomate, bacon, aceite… Cuando nos vamos a una casa rural de fin de semana los desayunos son apoteósicos y esta ocasión no iba a ser menos.

Nos pusimos morados con el desayunoNos pusimos morados con el desayuno

 

Con el depósito lleno procedimos a montar las alforjas en los portabultos, revisar las bicicletas y abastecernos de agua para, sin prisa pero sin pausa, comenzar a rodar.
Era festivo en la Comunidad Autónoma de Cataluña, así que el ambiente era impresionante. Por la noche apenas vimos unas pocas calles de Olot. Por la mañana recorrimos las principales avenidas y las bandas de música, la decoración y el ambiente en general invitaban a la celebración.

De manera que contagiados por el entusiasmo salimos de Olot por un camino rodeado de vegetación. Muy bonito. La impresión que Olot me causó por la noche cambió completamente por la mañana, debo confesar.

La Vía Verde del Carrilet a la salida de OlotLa Vía Verde del Carrilet a la salida de Olot

 

En ligera ascensión circulábamos un «Carrilet» plagado de ciclistas. Atravesamos muchos túneles siguiendo el viejo trazado ferroviario.

Muchos campos de maizMuchos campos de maíz

 

Los campos de maíz protagonizaban el paisaje. Campos y más campos con el monte al fondo. Atravesamos varios núcleos urbanos sin problemas ya que la dirección a seguir o bien estaba perfectamente indicada o bien solo era necesario seguir al resto de ciclistas y tras 15 Km llegamos a la única dificultad montañosa de la jornada, el Coll d’en Vass.

Rodando tranquilosRodando tranquilos

 

Pelotón de andar por casaPelotón de andar por casa

 

Un corto repecho. Para haceros una idea era parecido al cerro de Garabitas que todos conocemos. La ascensión tuvo que ser por carretera, pero sin tráfico. Nos reagrupamos arriba, repusimos fuerzas y continuamos la ruta. Quedaban muchos kilómetros por hacer. Después del ascenso agradecimos rodar durante unos cuantos kilómetros cuesta abajo. Daba gusto no tener que dar pedales y ver la cifra de 20Km/h en el cuentakilómetros.

Rodando por sitios preciososRodando por sitios preciosos

 

En Amer paramos para comer. En una terraza de la plaza mayor, bajo un soportal, nos comimos unas hamburguesas que nos supieron a gloria. No recomiendo comer tanto cuando quedan tantos kilómetros por hacer. Con el estómago tan lleno y el consiguiente sopor se hace duro reanudar la marcha.

Viejos edificios ferroviariosViejos edificios ferroviarios

 

Todo el trazado está muy bien cuidado. Es imposible perderse y en varios pueblos encontramos centros de interpretación con mapas de la zona en los que podíamos consultar el trazado de la Vía Verde del Carrilet y otras rutas por los alrededores.

Paneles indicativosPaneles indicativos

 

Cerca de El Pasteral la ruta pasa por encima de una presa que embalsa las aguas del río Ter. Paramos un buen rato a disfrutar del paisaje y a sacar unas fotos.

Echando un rato de descanso a la sombraEchando un rato de descanso a la sombra

 

Bonitas vistas del río y del monteBonitas vistas del río y del monte

 

Durante mucho rato la ruta discurre paralela al río y no pudimos resistirnos a hacer una nueva parada en un bonito parque para disfrutar del entorno.

Llegando a Girona rodamos junto al rioLlegando a Girona rodamos junto al rio

 

Los kilómetros pasaban rápidamente rodando en llano. Para mi el dolor de culo se estaba convirtiendo en un suplicio. Y eso que había instalado un sillín muy ancho y, a priori, cómodo. Pero no estaba acostumbrado a pasar tantas horas encima de la bicicleta y me pasó factura. También llevaba las manos doloridas. Cometí el error de no montar unos acoples de manillar que me permmitieran cambiar de postura y las muñecas sufrieron de lo lindo.

Cerca de Girona el carril sufría desvíos provisionales debido las obras en la N-101 carretera que corría en paralelo. Después de haber disfrutado de paisajes tan espectaculares esta última parte de la etapa dejaba mucho que desear.

Callejeamos por Girona para llegar a la pensión que habíamos reservado. Por fuera no tenía muy buena pinta, pero las instalaciones eran estupendas, sobre todo el baño. Nos encontramos con un enorme plato de ducha para quitarnos el polvo del camino.

Catedral de GironaCatedral de Girona

 

Después de la ducha salimos a cenar. Habíamos quedado con Antonio, el padre de Jesús, y tras tomar un refresco en una terraza nos acercamos al casco antiguo de Girona para cenar. Disfrutamos de una cena tranquila en buena compañía y con buena conversación y dimos un paseo. No conocía Girona y me sorprendió gratamente.

Girona es muy bonitoGirona es muy bonito

 

Miriam y yo volvimos pronto a la pensión a dormir. Los dos habíamos batido con creces nuestro record personald e kilómetros y el cansancio se hizo notar. El resto se quedaron tomando algo y disfrutando de la velada festiva.

Puente metálicoPuente metálico

 

Ya solo quedaba una etapa, la más sencilla, la que nos llevaría hasta la costa y cerraría el viaje.

Etapa 3: Girona – Sant Feliu de Guíxols (Vía Verde del Carrilet)

El tercer día de ruta nos llevaría desde Girona hasta Sant Feliu de Guíxols siguiendo la Vía Verde del Carrilet II.

Ruta subida a wikiloc por Jesús

 

El recorrido de esta parte de la Vía Verde del Carrilet no planteaba ninguna dificultad. Poco más de 40Km nos separaban de la costa y el perfil no mostraba ningún repecho que pudiera atragantársenos. Sólo había que hacer frente al cansancio y al dolor de culo acumulado.

Perfil de la última etapaPerfil de la última etapa

 

Sergio y Raúl se adelantaron para coger el coche de Sergio (recordad que lo habíamos dejado en Sant Feliu) y volver a Ripoll para recuperar la furgoneta de Raúl y juntarnos todos con los dos coches en la costa para al día siguiente volver directamente a Madrid. Una paliza, sin duda.

Me costa que hicieron los 40Km en tiempo récord porque el resto no habíamos llegado todavía a Sant Feliu y ellos estaban conduciendo de vuelta a la playa.

La primera parte de la ruta discurría por las cercanías de Girona sin ningún atractivo. Posiblemente fuera la parte más fea de los tres días de ruta. Como Jesús, Miriam y yo no teníamos prisa por llegar nos tomamos el día con mucha calma.

Esculturas de temática ciclistaEsculturas de temática ciclista

 

Soplaba un incómodo viento de cara y en las zonas más desabrigadas costaba más de la cuenta avanzar.

Mucho tiempo para hacer el tontoMucho tiempo para hacer el tonto

 

Paramos en un par de ocasiones para tomar algo. Junto al carril había un bar con un cartel que anunciaba caña y tapa por 1€. Parada obligatoria, claramente.

Imposible no pararImposible no parar

 

En todo el recorrido, durante las tres etapas, las Vías Verdes están perfectamente señalizadas. Es imposible perderse.

Rodando con alegría en la última etapaRodando con alegría en la última etapa

 

Después de atravesar algunos pinares que dieron algo de color a la ruta llegamos entramos en el municipio de Sant Feliu de Guíxols. Ya quedaba muy poquito y afrontamos estos últimos kilómetros con ánimos renovados.

Ya casi estamosYa casi estamos

 

Fijaos si fuimos a ritmo tranquilo que tardamos cuatro horas y media en recorrer los 40 kilómetros.

Datos de la última etapaDatos de la última etapa

 

Encontramos el camping tras un buen rato de callejeo. Acudimos a las parcelas que teníamos reservadas y cuando Raúl y Sergio llegaron nos pusimos a montar las tiendas. No perdimos mucho tiempo porque no habíamos comido, así que nos bajamos a la playa a comer unas hamburguesas en un chiringuito y a tirarnos un rato a descansar. Los más valientes se bañaron. Yo perdoné el chapuzón.

Por fin en la costaPor fin en la costa, se acabó la Vía Verde del Carrilet

 

Volvimos al camping, nos dimos una buena ducha y salimos a cenar. Sant Feliu es el típico sitio turístico y elegimos una terraza para sentarnos cómodamente a comer unas raciones. No fueron muy generosas pero cumplieron su función. Y para terminar la velada brindamos con unos mojitos por el reto conseguido comentando los mejores momentos de estos tres días en bicicleta por la Vía Verde del Carrilet.

Se acabó lo que se dabaSe acabó lo que se daba

 

Tengo que reconocer que la noche en el camping fue mucho mejor que la anterior en Ripoll. La temperatura a nivel del mar era mucho más suave y no había gatos peleándose, así que descansé.

Camping playeroCamping playero

 

Al día siguiente nos levantamos temprano para recoger y volver a Madrid. Muchas horas de viaje y cuando llegamos caían chuzos de punta, pero estábamos en casa. Cansados pero contentos por la experiencia vivida y compartida.

Escribo estas crónicas varios años después de recorrer la Vía Verde del Carrilet. Mi vida ha cambiado mucho desde entonces y no he considerado oportuno repetir la experiencia de un viaje cicloturista. Mis compañeros de ruta, de hecho, tampoco han organizado nada parecido a estos días en Girona. Pero de lo que no me cabe la menor duda es de que repetiremos. No sabemos cuándo ni donde, pero volveremos a montar las alforjas en las bicicletas para recorrer algún paraje digno de ser visitado a golpe de pedal. Cuando esto suceda, por supuesto, lo compartiré en este blog.

Una cosa más. Todas las fotos fueron tomadas por Miriam, que tiene buen ojo.

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