Perdedores BTT – Balance de 2022

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Válgame, otro año que se nos escapa entre los dedos. Ya estamos en diciembre y toca hacer balance de 2022. Ha pasado volando ¿Eso es que nos divertimos mucho y el tiempo parece que pasa más rápido? Supongo que será eso, no me cabe otra explicación, porque tempus fugit que da gusto.

En fin, a lo que hemos venido: vamos a ver qué hemos hecho durante el año que acaba para congraciarnos con nosotros mismos o para tirarnos de las orejas, que habrá cosas que hayamos hecho mal y tengamos que corregir de cara al año nuevo. Os adelanto, no obstante, que 2022 ha sido un buen año desde el punto de vista ciclístico.

Para mí empezó estupendamente, dando pedales. Solemos celebrar la Nochevieja en familia con los cuñados, pero por culpa del Covid no pudimos reunirnos, así que nos fuimos a la casa de Navalperal de Pinares y como a las 00:30 ya estaba en la cama, a las 8:00 ya estaba en pie. Y poco después, de paseo en bicicleta por los pinares. Las vacas y yo, nadie más.

Arroyo Ciudad Ducal
Este es uno de mis sitios favoritos en el mundo

 

Me gustó tanto el recorrido que lo elegí para la BiciCoa de este año, como veréis más adelante. Además hizo un día excelente, con solazo y buena temperatura.

En 2022 el blog ha cumplido 10 añitos y me apetecía hacer un articulito hablando de las cinco entradas más visitadas. La mecánica es el denominador común del top 5 de Perdedores BTT. Creo que cada vez hacemos menos entradas de cacharreo, pero seguimos dedicándole tiempo. A algunos nos gusta tanto como montar en bici. Echad un ojo, sin ir más lejos, a una de las últimas entradas del año, el montaje de bicicleta infantil que Jaime ha hecho para su niño.

Mirad el vídeo del montaje que merece la pena

 

También pusimos al día la antigua bici de Jesús para que pudiera venderla en condiciones antes de comprarse una nueva. La dejamos tan, tan fina que me dio una pena enorme que se la llevaran. Era una Trek Fuel EX8 preciosa. Se me pasó por la cabeza ser yo el que la comprara para usarla en el pueblo o en el chalet pero finalmente las fuerzas del bien triunfaron y me abstuve, que ya son bastantes bicis.

El mecánico decía que había que cambiar de frenos pero solo había que limpiar y purgar

 

Y lo digo porque me compré una bici noventera, muy sencilla, pero tirada de precio. La modifiqué bastante porque la idea era usarla para ponerle unas alforjas y hacer rutas sencillas, generalmente con la familia.

Conor PRO 750 SP

 

El resultado no es nada del otro mundo, pero cumple. Le cambiaré la horquilla por otra con el tubo de dirección más largo, que me duele el cuello con la que lleva, y como la idea es usarla, ya sabéis, para hacer viajes larguísimos a base de interminables jornadas de pedaleo de sol a sol recorriendo el mundo conocido (y si me apuras parte del mundo sin conocer) pues no puede ser que a la media hora tenga el cuello dolorido y agarrotado porque así no llegamos ni de Leganés a Fuenlabrada.

Lista para recorrer mundo

 

Con los retales sobrantes de esta bici y piezas del cajón de sastre monté otra bici que vendí por más de lo que me costó la Conor, así que todos contentos. También me dio un poco de penica despedirme del cuadro BH Top Line pero la vida es así y desde hace años tengo la creencia de que las bicis no son de nadie, pertenecen a la humanidad. Simplemente vienen y van. Pasan por nuestras vidas, nos la alegran durante un tiempo, hacen su trabajo y luego se van. Vamos… como Mary Poppins pero con ruedas (lo mismo esta es la comparación más tonta que he hecho en mi vida).

Se quedó una bici bastante apañadita y 100% usable

 

El ciclismo en familia sigue teniendo protagonismo en el seno de Perdedores BTT. Y creo que cada vez tendrá más, siendo que la chiquillada va cumpliendo años y cada vez aguantan más kilómetros.
De momento estas salidas familiares se limitan a la temporada primavera-verano, que es cuando el tiempo acompaña. Este año hicimos alguna ruta bien chula, como la Vía Verde de la Minería, en Semana Santa, donde aprendimos la importancia de no comerse un bocata de jamón un día con calor de verano y sin fuentes donde reponer agua en el recorrido.

No penséis que estamos cogiendo agua para beber, estamos cogiendo renacuajos

 

En mayo nos fuimos a Hervás a recorrer parte de la Vía Verde de la Plata. Este viaje no salió del todo bien. El recorrido no es llano y se nos hizo un poco de bola. De haberlo sabido hubiéramos planteado la jornada de pedaleo de otra forma, pero a lo hecho, pecho. No dejo de recomendar la experiencia en cualquier caso. Sólo hay que tener en cuenta que hay cierto desnivel y que los más pequeños o las personas menos preparadas pueden sufrir más de la cuenta.

Buen pelotón formamos para ir a Hervás

 

Y cuando juntas nocturna + niños entonces sí que mola. Este verano hemos hecho varias y tanto pequeños como mayores nos lo pasamos teta. Siempre por sitios conocidos y sin dificultad alguna, claro. En cuantito empiece a quitarse el frío volveremos a hacer nocturnas con ellos. Los mayores también hemos hecho alguna que otra, ya casi lo hemos tomado por costumbre. Y me alegra recordar que Sergio y yo acompañamos a Javi en su primera ruta nocturna. ¡Vaya cervezas y vaya bocatas nos tomamos luego en la terraza del bar!

Nocturna por el Parque de Polvoranca

 

Hablando de Javi, 2022 ha sido un buen año en cuanto a nuevas incorporaciones a la familia perdedora. Javi y Natalia se unieron a su primera ruta con nosotros a principios de año. Natalia, vecina de Guadarrama, llevaba meses saliendo en bici con Jaime. Se compró una bici mejor (y luego otra mejor aún) y se animó a unirse al grupo. Y vaya manera de dar pedales. Cuando mejore la técnica, que es cuestión de tiempo y práctica, no habrá quien la alcance.

Natalia jugándose la vida cruzando un arroyo de gran caudal que te arrastra y apareces en Lisboa

 

Javi es amigo mío de toda la vida y por circunstancias de la vida habíamos perdido el contacto. La bici ha sido un excelente catalizador para volver a unir lazos y me llena de alegría (y sé que a él también) que nos hayamos reencontrado tantísimos años después. Pero tiene un problema: anda demasiado en bici y nos deja en evidencia al resto. No es muy perdedor en ese sentido. Y tampoco se cae…Vamos, que no sabemos qué hacer con él.

Tres chulazos. Obsérvese cómo la correa inferior de la mochila me sujeta la barriga por debajo

 

Y para terminar el cupo de nuevas incorporaciones nombraremos a Jorge, compañero mío de trabajo que lo mismo que Gualter en su día ha recuperado la afición por el ciclismo de montaña tras comprar una excelente Scott Spark. Jorge es aborigen de Las Navas del Marqués y por lo tanto está hecho a los duros caminos de la zona. Vamos…. otro que tiene buenas piernas. En resumen, hemos hecho tres fichajes de categoría, yo no sé dónde vamos a ir a parar si ya no se respeta el perdedorismo. Recordad a Jaime (el calvo). Eso sí fue entrar en el grupo por la puerta grande. Menuda forma de caerse de la bici ¡Si parece que lo hacía a propósito! Aaaaaaaah… los buenos tiempos… Ahora se ha comprado una BH Lynx que con la que me pone los dientes largos y ya no se cae tanto y se hace rutazas.

Jorge en la BiciCoa. La primera (espero) de muchas

 

Hemos hecho bastantes rutas en 2022, claro está, un año da para mucho. Pero hay algunas que recordamos especialmente.

Sin duda el reto Leganés – Toledo es un logro que atesoramos con cariño en lo más profundo de nuestros recuerdos ciclistas. Tuvimos que cambiar la fecha porque la inicialmente elegida tuvo que postponerse debido a la lluvia. Y bien que hicimos porque había algunas zonas donde el barro hubiera sido terrible. En otros tramos directamente no había camino. Haber diseñado la ruta «sobre el papel» tuvo esas consecuencias. Salimos de Leganés a las 8:00 y llegamos a la Plaza de Zocodover a las 14:00 habiendo hecho tres o cuatro paradas para comer y beber. Íbamos a ser 9 pero al final por diversos motivos quedamos 4. Y menudo calor. Comimos en una terraza a 39º, tela marinera.

Dejadme copiar parte de la crónica que escribí en su día porque no encuentro palabras mejores para resumir el sentimiento tras conseguir superar este reto:

«Y me abracé a mis colegas (yo soy bastante sentido para estas cosas) porque juntos habíamos llegado desde Leganés hasta Toledo tras 6 horas de ruta. Con caídas, con calor, con bastante sufrimiento… pero allí estábamos. No 6 horas después, dejad que me corrija. En realidad 5 meses después, desde enero hasta mayo. Porque cuando uno lleva tanto tiempo preparando un evento como este, con tanta ilusión, convenciendo a los amigos, preparando la logística, viendo como la idea feliz de uno se acaba convirtiendo en el desafío de los demás, viendo cómo sus colegas se involucran y entrenan duro… No sé cómo describirlo.»

Merecida cerveza toledana pero que me sentó fatal al bebérmela casi de trago

 

Como ya he dicho, la ruta de Toledo se pospuso pero el día inicialmente propuesto se aprovechó para hacer otra ruta de las buenas. Guiados por Jesús hicimos una ruta entre Moralzarzal y Hoyo de Manzanares de las buenas, buenas. Subidas duras y bajadas muy técnicas. Natalia lo pasó mal. Y tuvo una caída mala. Se hizo mucho daño en la rodilla y aún hoy sigue con consecuencias.

Piedras, piedras, piedras y más piedras

 

Una ruta tirando a endurera. Jesús, que casi estrenaba su Rockrider AM 50s, nos llevó por sitios preciosos y divertidísimos. Sin duda tenemos que volver a hacer ruta por esta zona porque merece mucho la pena. También la mereció la tortillita de patatas que nos tomamos al final de la ruta.

En septiembre hicimos la ruta de las Zetas de la Pedriza, una clásica madrileña que me aportó, la verdad, poco: bonitos paisajes y el orgullo de superar los 1.000 metros de desnivel positivo, que no lo había logrado nunca. Además fui pinchado media ruta y descubrimos que Jaime llevaba el cuadro fisurado. Vamos… no creo que vuelva a repetirla porque no me gusta subir y además la bajada es por pista. Muy rápida y, creo yo, peligrosa.

Preciosas vistas desde lo alto

 

Y no podemos dejar de nombrar a otro reto de la larga distancia: La Vía Verde del Tajuña. La idea era recorrer más de 100 kilómetros. Hace tiempo escribimos una entrada enumerando las 10 cosas que todo ciclistas debe hacer al menos una vez y entre ellas se encuentra hacer más de 100 kilómetros. Acordamos el domingo 18 de diciembre para intentarlo, pero por causas ajenas a la obra tuvimos que cancelarlo. Lo intentaremos en 2023.

Y para terminar esta entrada que está quedando un poco larga (me vais a disculpar pero hay muchas cosas que contar… y las que estoy omitiendo para no aburriros) no podemos pasar por alto los dos grandes eventos perdedores del año: la celebración de la BiciCoa tras tres años de parón por culpa del Covid y la primera y exitosísima edición de la BiciTanza.

Fue en junio que celebramos la séptima edición de la BiciCoa. Este año me guardé de hacer el recorrido tan durísimo como la edición de 2019 pero fue el calor el protagonista y a mí, particularmente, me pasó factura. Me dio un perrenque y estuve sin poder salir del dormitorio cuatro o cinco horas, vomitando,  mientras el resto de perdedores y familias disfrutaban de los aperitivos y de la barbacoa. Y mi pobre Lourditas organizando todo sola, vaya historia. Espero que el año que viene todo salga bien… por mi parte, porque creo que la gente se divirtió. El recorrido fue el mismo que hice en mi primera ruta del año

Buena asistencia a la BiciCoa’22

 

Y no veas cómo lo pasamos en la primera edición de la BiciTanza (ruta en bici + pitanza… ya sabéis que para poner nombre a las cosas somos así de simples). Sergio (y familia) organizaron una ruta por los alrededores de Cazalegas, donde sus padres tienen un chalet, seguida de un cocido que flipas. Tengo que decir que no lo vendió demasiado bien: que si es rodar por pistas, que si no esperemos senderacos de la muerte ni un recorrido espectacular, etc… Pero, oye, será por habernos puesto las expectativas en niveles muy bajos o por lo que sea pero nos encantó. Además la época del año, otoño, es perfecta para salir en bici. Durante la semana llovió y el campo tenía ese puntito de humedad perfecto.

Flipa con la dehesa toledana de Cazalegas. Aprovecho para saludar a Paqui 🙂

 

Además fuimos una buena representación de perdedores los que acudimos, pena por los que no pudieron venir. Nos gustó especialmente contar con la compañía de Jaime. Cazalegas está razonablemente a mitad de camino entre Losar de la Vera y Madrid y se acercó a disfrutar del día. ¡Y bien que lo disfrutamos! Espero con ansia la segunda edición.

Y con esto le hemos pegado un buen repasito al año. Han pasado muchas cosas, ¿verdad? Espero que 2023 sea como poco igual de productivo. Tendremos que pensar nuevos retos y proponer rutas atractivas para que nos juntemos los colegas, que a fin de cuentas es de lo que se trata. Yo tengo varias cositas en mente, varios deseos, que me gustaría compartir.

Digamos que son los famosos propósitos de año nuevo. La primera es que nos juntemos más veces más perdedores. Yo salgo casi todos los fines de semana del año en bici. Esto son 52 salidas, aproximadamente. Con Sergio, que es vecino, coincido en muchas pero con el resto… apenas 10 o 12 veces al año. No puede ser, hay que hacer por verse más, que luego sucede que pasa el fin de semana y resulta que cuatro o cinco hemos salido cada uno por nuestro lado. También tengo intención de continuar saliendo en bici con la familia. Tal vez hacer algún viajecito en torno a la bicicleta, quién sabe…

Me despido deseándoos un felicisísisisisimo 2023. Cuidad la salud, dad muchos achuchones a la gente que queréis y pedid que os los den, que también sois personas. Buscad tiempo para hacer las cosas que os gustan, que al final son cuatro días. Atended vuestras obligaciones, naturalmente, pero procurad que no os amarguen la existencia. No son más que consejos de andar por casa, eso está claro, filosofía de taza de desayuno, pero echadle una pensada que si hacemos que 2023 sea un poquito mejor que 2022 habremos salido ganando.

¡¡FELIZ SALIDA Y ENTRADA DE AÑO!!

 

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