¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Ciclismo en familia - Vía Verde del Alberche

Aprovechando el espléndido día que hizo el pasado 21 de noviembre de este infausto 2020 decidimos montar el portabicicletas y desplazarnos hasta Pelayos de la Presa para disfrutar de la Vía Verde el Alberche, un recorrido, como suelen ser las Vías Verdes, cómodo y para toda la familia.

Hace muchos años hice esta ruta un par de veces saliendo desde San Martín de Valdeiglesias, el recorrido completo son 14 kilómetros. La parte que merece la pena paisajísticamente hablando  discurre entre el área recreativa cercana a la glorieta de Pelayos de la Presa y la Presa de Picadas. Unos 7 kilómetros de pista con buen firme aunque con muchos charcos en esta época del año. 


Nuestra aventura comenzó con percance logístico. Una de las bicis tenía una rueda sin aire al cogerla del trastero. La hinché pensando que sería de la falta de uso y que aguantaría... pero al bajarla del coche para empezar la ruta volvía a estar sin aire. Tenía cámara de repuesto pero no había cogido ni desmontables ni bomba... Error de novato. No me pareció necesario dado lo sencillo del recorrido.

Al primer grupo de ciclistas con el que nos cruzamos les pedí una bomba. Me la ofrecieron encantados pero iba a ser pan para hoy y hambre para mañana y ya me veía pidiendo una bomba a cada rato para poder darle aire a la rueda así que como los amables ciclistas se ofrecieron a dejarnos herramientas para cambiar la cámara Lourdes, que tiene más cabeza que yo, aceptó sin dudarlo. Resulta que los compañeros ciclistas tenían una furgoneta camperizada en el aparcamiento, justo a 50 metros de donde estábamos, y con unos desmontables y una bomba de pie que tenían en la furgo cambié la cámara con la precaución de revisar el interior de la cubierta y sacar el pincho culpable del estropicio. En un gesto de amabilidad me prestaron para el recorrido una bomba y un kit de desmontables y parches para que, si volvía a pincharse la rueda (o cualquier otra rueda de las cuatro bicis) pudiera salir del aprieto. Como iban a estar allí todo el día a la vuelta se lo devolvería... pero no pudo ser, luego veréis porqué.

Track disponible en Wikiloc

Comenzamos por lo tanto la ruta con ilusión renovada y con hambre. No habíamos madrugado y serían cerca de las dos de la tarde cuando iniciamos el pedaleo. Avanzaríamos un poco y buscaríamos un lugar apropiado para comer el bocata. Los primeros dos kilómetros y medio discurren por la margen derecha del río. Hay que tener un mínimo de cuidado para no rodar cerca del borde del camino, que la caída puede ser muy peligrosa. El camino es ancho y permite los adelantamientos y los cruces con seguridad.


Me sorprende y me congratula no encontrarme con cientos de usuarios de la Vía Verde. Es un recorrido muy conocido y el tiempo es primaveral. Nos cruzamos con gente, naturalmente, pero no tanta como yo esperaba. Uno de mis temores era que no pudiéramos rodar cómodamente, pero hemos tenido suerte. 

No tardamos en hacernos a un ladito del camino para disfrutar de las viandas que traemos desde casa. Ya en el lado izquierdo del río. Al sol se está estupendamente. No sé donde leí que no hay placer comparable al de tomarse un botellín al solecito en invierno. En otoño también mola mucho.


Me costó hacer que el trío calavera reemprendiera la marcha después del comercio, pero no quería que el sol bajara mucho porque el recorrido discurre por el cañón del río y el sol dejaría de calentarnos pronto y podía hacer frío.

De manera que sin prisa pero sin calma volvimos a las bicis y a hacer kilómetros, que a eso habíamos ido. 


Se pasa por encima de varios puentes, todos con su barandilla de seguridad. Vimos a bastantes pescadores y se me pusieron los dientes largos. Tengo que enterarme de la ley de pesca que aplica en la zona y las especies que habitan esas aguas y tal vez hacer una escapadita pescadora. 

Uno de los atractivos de la ruta es el túnel que atraviesa unos cincuenta metros de montaña a través de la roca. No tiene peligro pero no tiene iluminación y hay pedrolos en el camino. Se esquivan fácilmente con la poca luz que entra por ambas bocas del túnel, pero es mejor rodar despacio y con precaución.


Y como quien no quiere la cosa, tras un rato de placentero pedaleo, llegamos a la Presa de Picadas.


Se puede pasar por encima de la presa y las vistas son tremendas. Creo que tengo un poco de miedo ajeno a las alturas, por cierto. A mi no me da miedo estar en sitios altos pero sufro irracionalmente (porque hay una barandilla estupenda y no están locas) si están mis niñas. 


Varias fotos para inmortalizar el momento (¿no tengo un ojo más abierto que el otro?) y nos ponemos de vuelta. Quedan muchas horas de luz y la vuelta siempre es más rápida que la ida, así que vamos sin prisa.


A mi Ali se le hizo un poco de bola la vuelta. Llevar la bici con  las ruedas más pequeñas se tiene que notar. Pero poquito a poco desandamos el camino y llegamos al aparcamiento bien contentos.


14 kilómetros muy llevaderos y recomendables para toda la familia.


Me entristece no encontrar a los solidarios ciclistas que nos dejaron los parches, desmontables y bomba al inicio de la ruta. Su furgoneta no estaba y ellos tampoco, claro. Seguramente fue porque, como supimos mientras montábamos de nuevo las bicis en el coche, Pelayos de la Presa estaba confinado perimetralmente (glup...).

No nos dio por pensar en que pudiera estarlo y acudimos sin más. Por eso había tan poquísima gente recorriendo la Vía Verde en tan excelente día. Nuestras disculpas a la sociedad, no ha sido intencionado.

En fin, un día de bici en familia excelente. Un recorrido precioso a apenas 40 minutos de casa. 

¡Seguiremos explorando lugares para poder montar en bici con niños! 

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