¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

sábado, 27 de julio de 2019

Burgos - Ribera del Arlanzón

De carambola he pasado unos días de camping muy cerca de Burgos capital y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Arlanzón por la capital Burgalesa monté en el portabicicletas del coche la vieja BH Top Line para, de buena mañana, explorar los caminos que recorren la ribera de este bonito río afluente del Arlanza.


Dos han sido los paseos que he dado. El primero de ellos sin mucha más intención que la de explorar el río buscando puestos de pesca y aficionados que pudieran orientarme sobre la orden en vigor. 

Track disponible en Wikiloc

Saliendo del camping Fuentes Blancas en dirección este enseguida encontré indicaciones a "Castañares", localidad a escasos siete kilómetros de Burgos. No teniendo un objetivo mejor, decidí seguirlos. Los primeros metros sobrecogen, le dan ganas a uno de rodar muy despacito por el carril que discurre atravesando una arboleda que hace que a uno se le olvide que estamos en el mes de julio.


Rodando por la margen izquierda del río y no me aguantaba las ganas de, a cada instante, pararme a mirar el agua en busca de peces, como podréis observar en el track. Así no hay quien haga kilómetros. Además me entretuve leyendo los carteles explicativos de la fauna y flora de ribera de la zona.


Tras pasar por debajo de una autovía y recorrer un tramo asfaltado de carril bici, utilicé una pasarela para cruzar el río. Tomé nota del lugar para volver con la caña de pescar. No vi peces, pero sí buenas tablas de agua para probar suerte.


Tras recorrer por pista ancha aproximadamente un kilómetro y medio llegué a Castañares. No me entretuve demasiado, lo justo para echarle una foto a su iglesia con campanario adornado con un nido de cigüeña.


La vuelta fue más interesante. Justo antes de volver a pasar por la pasarela sobre el río vi una senda a mano derecha que prometía mucho.


Era ciclable, pero obligaba a agachar el lomo en muchas ocasiones. Discurría encajonada entre el río y la verja de un club de campo. Mi sorpresa fue el encontrarme en mitad del citado club tras unos 200 metros de senda. Aprovechando que había un operario limpiando la piscina le pregunté si más adelante podía continuar mi camino, siendo mi propósito volver al camping. Él, muy amable, me contó que sucede muchas veces que caminantes, ciclistas o peregrinos aparecemos en el club y que al existir servidumbre de paso al estar este tan pegado al río, no pueden cortar el paso, naturalmente. Me dijo además que podía salir y continuar mi camino por el otro extremo pero preferí volver por donde conocía. Pero sí tomé consejo de tomar una senda que se abría justo al otro lado del río también a mano derecha en vez del camino asfaltado.


Acertadísima decisión y gran consejo el del operario. Se trataba de una senda muy disfrutona, sin desnivel ni positivo ni negativo, llanita, pero muy divertida. Huelga decir que no conociéndola la recorrí despacito por las consecuencias de una posible caída y para apreciar el paisaje que saturaba mis sentidos, por muy cursi que suene esta afirmación. Aún así, casi me fostio. Cosas de perdedor. Hay un tramo de bañeras y cogiéndome por sorpresa no llevaba un desarrollo adecuado cuando me vi casi parado en la cresta de una... hubiera sido una caída tonta, de esas que se cae uno de lado al no poder sacar los calas de los pedales, sin problemas, una de tantas.


Llegué al camping satisfecho por el paseo de exploración pero con ganas de más, así que un par de días después me dispuse a recorrer la ruta que el usuario de wikiloc nieto76 había compartido en dicha plataforma.

Track disponible en Wikiloc

Se trataba de una ruta sencilla por desnivel y kilómetros, que estoy en plan perezoso, y mi propósito era simplemente conocer un poco más la zona en busca de paisajes bonitos como los que había disfrutado el día anterior.

La primera parte del recorrido coincidía con mi ruta, partiendo también del camping Fuentes Blancas, pero una vez llegado a la pasarela sobre el río Arlanzón, en vez de tomarla, salçi por una senda que aparece a la mano derecha y que continúa paralela al río durante un buen rato más.


Poco después de pasar por debajo de la A1 me separé del río y el paisaje irremediablemente cambió, predominando los campos de cultivo de, creo, trigo. Como no llevaba GPS en el manillar utilicé la propia app de Wikiloc para seguir la ruta. A cada ratito verificaba que no me había perdido, lo cual implicaba parada obligada. Iban a ser solo 25 kilómetros, pero podían hacerse muy largos.


Deje de cruzarme con gente. Me da un poco de respeto estar en un lugar desconocido y no ver un alma. Estaba rodando por caminos por los que claramente hacía mucho tiempo que no pasaba ningún coche. Bicicletas y caminantes tal vez, pero vehículos motorizados, no.


Me lo estaba pasando bien, pero cuando llegaron las ascensiones que llevan al monasterio de San Pedro de Cardeña tuve que abandonar, con todo el dolor de mi corazón. Resulta que en esta bicicleta monto una potencia Rotor SL, preciosísima y ligerísima. A mi entender, una joya... pero me salió rana. Utiliza unos tornillos que tuvieron a bien denominar DTT Evo, que aprietan desde ambos lados, no desde uno solo como los sistemas tradicionales.


En su día, colocando la potencia los dañé y creo que fue Jaime que con un macho de rosca "transformó" la potencia al sistema convencional. Ha funcionado perfectamente durante años... hasta que he viajado a Burgos. La rosca dijo basta y el manillar y la dirección quedaron disociadas para riesgo de mis dientes.


El mayor problema es que cuando hacía un giro mínimamente rápido el manillar giraba pero la rueda no... casi me caigo corrigiendo la trayectoria en una subida que se las traía, en el kilómetro 7, de manera que como no tenía ningún sentido arriesgar, decidí darme la vuelta. Parecía que la rosca se iba estropeando por momentos y tuve que ir con muchísimo cuidado, sin hacer movimientos bruscos y controlando la velocidad para mantener manillar y dirección alineadas. Un mal rato, vaya. 

Conseguí llegar sano y salvo al camping quedando en anécdota esta avería de difícil solución en ruta. No he pensado mucho, la verdad, cómo podría haber solventado este problema si hubiera sido tal que no me hubiera permitido gobernar la bici de ninguna de las maneras. Si se os ocurre cómo, comentadlo que vuestras ideas siempre serán bienvenidas. 

En fin, con este sabor agridulce me despedí de la ribera del río Arlanzón, preciosa tierra para recorrer en bici que os animo a visitar.

martes, 9 de julio de 2019

Estudio Biomecánico

En alguna entrada anterior mencioné que llevo muchos meses arrastrando dolores en las corvas, especialmente la derecha, seguramente producidos por una posición incorrecta en la bicicleta.

Además de haber acudido a los profesionales de la medicina oportunos, de haber pasado por el traumatólogo y por rehabilitación, de haber recuperado la rodilla y fortalecido los cuádriceps... pensé que sería buena idea hacerme un estudio biomecánico para prevenir una posible recaída.   

Imagen extraída de este artículo

Tengo la suerte de que al lado de mi casa hay una tienda, Bicicletas Mañas, donde podían hacérmelo a un precio más que interesante, de manera que pedí cita a través de su página web y llegado el día me presenté allí con mi bicicleta, mis zapatillas y mi culote y salí más contento que unas castañuelas. Dejad que os explique el proceso de principio a fin.

Presentaciones, historia y objetivo del estudio

Alberto, que así se llama el biomecánico, fue amabilísimo en todo momento. Se nota cuando a alguien le gusta lo que hace porque de alguna forma te transmite esa ilusión. Tras las presentaciones oportunas, me hizo una batería de preguntas sobre mi salud en general y el tipo de ciclista que soy. Fui muy claro en que el objetivo con el que había acudido al estudio no era aumentar mi rendimiento sino evitar que la mencionada lesión de rodilla se reprodujera. Como ya sabréis si sois lectores habituales de este blog no me preocupa ni correr ni llegar antes al final de las ascensiones.


Le expliqué, naturalmente, que había estado recibiendo tratamiento por las rodillas, que había jugado al fútbol con catastróficos resultados y consecuencias, que voy al gimnasio con mucha regularidad pero con baja frecuencia, el tipo de ejercicios penosos que hago en el gimnasio, que el tipo de ciclismo que practico es rutero/lúdico, que llevo montando prácticamente toda la vida con más o menos intensidad, etc, etc. A fin de cuentas lo que contaríamos en una first date, tanto datos personales como datos deportivos.     

Exploración

El siguiente paso consistió en una exploración completa de mi cuerpo serrano para detectar disimetrías, entre otras cosas. Los brazos los tengo igual de largos, pero resulta que tengo la pierna izquierda aproximadamente 3 mm más larga que la derecha. Esto es algo que se midió a simple vista, estando yo tumbado en una camilla y pintando marcas con bolígrafo en sendos tobillos. Se veía claramente cómo uno quedaba por encima del otro. Para saber la medida exacta de la disimetría y de dónde proviene (huesos con longitud diferente, cadera rotada...) me tendría que hacer un estudio antropométrico radiológico o similar y, entre nosotros, no me merece la pena.

También evaluó mi flexibilidad, que no es mucha. Con los pies juntos hace siglos que no soy capaz de tocar el suelo, me quedo como a unos 10 cm. La barriga, os lo garantizo, no ayuda.

Además, un par de tests con nombre: el test de Thomas, que sirve para saber si uno tiene acortamiento del psoas. Yo no sabía ni siquiera que tuviera psoas... y resulta que lo tengo y además acortado. Segunda decepción tras saber lo de la disimetría. Se tumba uno boca arriba en una camilla con las piernas colganderas por las rodillas y lleva una pierna estirada hasta formar 90º con el cuerpo. Si se levanta la otra pierna, la que queda en reposo (lógicamente, cuál va a ser si no...) mal, tenemos el psoas acortado. Otra versión del test es levantar la rodilla hasta tocar el pecho, el principio es el mismo.Si la pierna en reposo se levanta, malamente.

    Imagen extraída de este blog   

¿Qué pasa si uno tiene el psoas acortado? Que tiene la movilidad limitada. Para recuperarlo basta con hacer ejercicios de estiramiento, eso que nunca hacemos los domingueros.

El otro test con nombre propio que me hizo Alberto fue el test de Lunge. Poniendo el pie a unos 10 cm de una pared hay que tocar la misma con la rodilla sin que se levante el talón del suelo. Este test sirve para evaluar el estado de los músculos gastrocnemios (gemelos y sóleo). Tenéis más información en el enlace anterior.

Imagen de esta web

Ese test lo pasé con éxito, que ya iba siendo hora.

Otra cosa que desconocía tener son crestas iliacas. Reconozco que aprendí mucho durante el estudio. Las crestas iliacas son "los huesos de arriba de la cadera". Es importante para un ciclista medir cómo de separadas están y comparar esta medida con la distancia que separa los pedales entre sí.

Imagen obtenida de aquí

En mi caso tenía las calas (es lo que medimos para saber cómo de separados están los pies al pedalear) mucho más separadas que mis crestas iliacas, así que iba despatarrado. Redujimos todo lo posible esta medida acercando las calas al interior de la zapatilla. Más adelante os hablaré sobre cómo de desalineadas llevaba las calas.

Toma de medidas antropométricas

Con la ayuda de la herramienta oportuna (un aparato de medición fijado a una pared) de bikefitting the Shimano se toman todas las medidas del cuerpo. Longitud de piernas, brazos, anchura de hombros, etc. Se comparan estas medidas con una base de datos y en mi caso, para mi altura (1,80m) resulto estar dentro de la norma. Olé.

Imagen extraída de esta web

Esta parte que continúa, es muy interesante. En base a mis medidas y al tipo de ciclismo al que aspiro y al tipo de bicicleta que utilizo, la base de datos de Shimano me propone unas medidas estandarizadas.


Alberto comprueba que algunas, como la altura del sillín está muy fuera de rango y procede a modificarla, hay que bajar un poco la tija.

Para comprobar la alineación de las calas utilizamos una plantilla me que dejó con la boca abierta de lo sencilla y lo ingeniosa. Gran candidata a fabricarse como "herramienta casera", todo se andará.


Esta imagen ha sido extraída de aquí

Resulta que tenía las calas malísimamente colocadas. Alberto las retrasó nada menos que 1 cm, no estaba pedaleando con lo gordo del pie sino con los dedos (prácticamente)  y las alineó, que una estaba apuntando a Cuenca y la otra a Salamanca.

Y para acabar, me senté sobre un taburete confeccionado por PRO, la marca de componentes de Shimano, con un gel en la superficie que marca al sentarse los huesos isquiones de manera que es posible medir la distancia entre los mismos para ver si el sillín tiene la anchura necesaria.


Medimos la separación entre mis isquiones en 135 mm y para mi desolación mi sillín, un Selle Italia Flite con raíles de carbono tiene que desaparecer al dar un ancho de 128mm. Necesito un sillín más ancho y la tienda me prestó un sillín PRO que tuve ocasión de probar en una ruta por el pardo.


Posteriormente me hice con un essax de 142mm pero en la primera ruta en la que lo utilicé me resultó incomodísimo... no tanto en la segunda. Veremos en las sucesivas ya que el sillín que monte tiene que ser cómodo para los 75 Kilómetros de la Talajara, que en esta edición 2019 nos hemos apuntado varios perdedores.

Medida de ángulos y reconfiguración de la bicicleta

Turno de subirse en la bicicleta y medir los ángulos de los hombros, torso, rodillas y tobillos. Lo primero que le llama la atención a Alberto es que mi rodilla queda significativamente adelantada respecto a la vertical del pedal. Esto es malo. Si tiramos una plomada desde la rótula, esta debe caer en el eje del pedal. En mi caso caía 1,7 cm por delante. Retrasando el sillín conseguimos disminuir esta medida hasta los 1,1 cm... pero sucede que al hacer esto agravamos otro problema: voy muy tumbado sobre la bicicleta para el uso deportivo (que no competitivo) al que aspiro. Sucede que el cuadro de mi bici es muy largo para ser talla L. Tal vez la explicación sea que al siendo Ghost una marca alemana y siendo los teutones gente grande y recia tiren las medidas hacia arriba perjudicando a los ibéricos como yo...


Así que me veo forzado a cambiar mi adorada potencia KCNC de 80 mm por otra de 60 mm para disminuir el ángulo del hombro entrando así en rango, siempre, recordad, basándonos en los estándares definidos por Shimano en su programa de bikefitting. Elijo una ligerísima y baratísima Kalloy Uno que cumple a la perfección. Sillín y potencia son sustituidos y colocados en una segunda visita, sin coste adicional, claro.


Y con todo colocado en su sitio y el informe en PDF salgo satisfecho por la inversión que entiendo bien realizada y por el trato recibido tanto por Alberto, el biomecánico como por la tienda, Bicicletas Mañas. No puedo sino recomendar este servicio. Merece la pena. En mi caso, tras varias rutas de relativa dureza que ya he compartido con vosotros, lectores, en este mismo blog, no he vuelto a tener molestias de ningún tipo.

Ahora tengo que ver cómo adaptar esta información a mis otras dos bicis, que siendo rígidas y de 26" veremos cómo me las apaño...


martes, 2 de julio de 2019

BiciCoa 2019 - 15/06/2019



Sirva el vídeo como titular, los Perdedores celebramos el pasado sábado 15 de junio la sexta edición consecutiva de nuestra tradicional BiciCoa y batimos varios records: de participación, desnivel positivo acumulado y de metros de restregón contra el suelo como consecuencia de una caída.

Vayamos por partes para reportar todo en detalle. En primer lugar hablemos de los participantes. 


Este año, aún habiendo faltado amigos, hemos sido doce ciclistas los que hemos acudido prestos a la cita. Mi primer agradecimiento para todos vosotros, queridos amigos, por pegaros un buen madrugón un sábado para participar de este día. Bueno... alguno ya hace noche en mi casa para dormir un par de horas más. Y me da a mi en la nariz que el año que viene serán más los que se decidan por esta opción. 


El Bombi es un "1" en la quiniela, no se ha perdido ninguna de las ediciones. No se concibe la BiciCoa sin su presencia. Siempre con buen punto de forma estaba claro que iba a estar en las posiciones de cabeza, por eso montaba un GPS con la ruta, que previamente distribuí, para que cuando el pelotón se fuera alargando todos supieran el recorrido.


De Gualter os hablé por primera vez en la entrada anterior, la crónica de una ruta por El Pardo en la que... sufrió alguna que otra caída. Es un "reenganchado" a este deporte y lo ha cogido con ganas. Emana "perdedorismo" por todos los poros y por eso me encanta que aceptara desplazarse hasta Las Navas del Marqués para acompañarnos en este día tan especial para nuestra pequeña comunidad.


Jaime acabó siendo posiblemente el protagonista de esta edición de la BiciCoa. Tuvo una fuerte caída por suerte con consecuencias leves. Es un viejo y buen amigo de muchos de los Perdedores, pero no se habían dado las circunstancias necesarias para que se uniera a nosotros en alguna ruta. Esperemos que a partir de ahora esas condiciones se produzcan con más frecuencia, pero sin repetir la caída, que no hay necesidad. Me declaro desde aquí, públicamente, admirador del pundonor de Jaime. La ruta fue dura, infinitamente más dura que las rutas que él hace por Guadarrama, la localidad donde reside, y dio la talla con creces. ¡Olé tú!


El otro Jaime, el perdedor original, acudió junto a Susana (la primera de los Ilustres Perdedores) y su pequeño Mateo a pesar de la distancia, y eso es de agradecer. Desde hace una buena temporada Jaime no ha tenido ocasión de salir con frecuencia en bicicleta y la inactividad ciclística le pasó factura. Más aún, estando con la garganta seriamente afectada por una infección. Aún así, el que es fuerte es fuerte y no hay mejor compañero en caso de incidencia, como a la hora de cambiar la cubierta de Gualter o de remolcar por unos metros a Jaime como explicaremos más adelante.


De mayor quiero ser como Jesús, ya lo he dicho algunas veces: montar en bicicleta de año en año y tener lo que hay que tener para terminar la ruta con cierta dignidad. Y tener además los santos cojones de no quitar el soporte de la sillita de la niña añadiendo dos kilos extra a la bici. Mi ídolo. Jesús, desde aquí te insto a organizar (ya para otoño) una salida por Moralzarzal como aquel día que tanto frío hacía y tan bien nos sentó el cocido después.


Miguel, otro de los eternamente en forma, no decepcionó y encabezando el grupo salió por delante del manillar en una bajada de apenas cinco metros pero "con trampa". Afortunadamente sin consecuencias. Habiendo renovado la ilusión por este deporte tras la adquisición de su flamante Orbea Oiz y habiendo terminado la temporada de nieve, otra de sus grandes aficiones, Miguel disfrutó del recorrido de esta BiciCoa 2019 de principio a fin... o eso creo porque dejé de verle en el kilómetro 15.


Pablo se presentaba sin haber montado en bicicleta literalmente en dos años. No participó de la BiciCoa 2018 así que su última actividad ciclística se remonta a 2017. Aun así supo gestionar las fuerzas para llegar al final de la ruta de una pieza. Eso sí... su culo tardará un tiempo en olvidar la dureza del sillín de la bicicleta que le dejé. Ni el mejor culote del mundo te libra del dolor de culo cuando hay falta de costumbre.


Christian, el primo, acudía a su tercera BiciCoa con enorme ilusión. Ya completamente integrado en el grupo, "predica" la disciplina perdedora entre sus compañeros habituales de ruta, sus amigos de Alcalá de Henares y alrededores. Haciendo las veces de reportero grabó muchos momentos para documentar debidamente esta sexta cita anual, material que hemos utilizado para documentar esta entrada y hacerla un poco más amena. También está pendiente una visita perdedora a rutear por el parque natural de Alcalá, con el primo como guía. Todo se andará.



Raúl también decía que venía de montar muy poco en bici pero lo que diga Raúl a ese respecto no cuenta porque todos sabemos después de muchos años que si quiere va a subir de los primeros y sin duda va a bajar de los primeros independientemente de que diga que está flojo. Y así fue, como era de esperar. Otro que se subió al carro de hacer noche el viernes para madrugar menos el sábado, en este caso durmiendo en su furgoneta camperizada junto a Jon, su pequeño, gran promesa de la cantera perdedora.


Sergio, otro que tal baila. Estoy empezando a pensar que entre los perdedores hay muchos que cuando salían de un examen se lamentaban de que les había salido muy mal y luego sacaban de 8 para arriba... porque Sergio también decía que no había tenido mucho tiempo para montar en bici en los últimos meses y en cambio subía que daba gusto verle. Él lo negará, por supuesto, pero ahí estaba el tío son su capacidad de sufrimiento intacta por mucho que pasen los años.


Ángel es otro fichaje de esta BiciCoa 2019 que vino acompañando a Jaime (el de Guadarrama) y fue recibido con alegría porque los amigos de nuestos amigos son también los nuestros y son bienvenidos. Además, si vienen con una cannondale con horquilla Fatty, mejor que mejor. Y no veas cómo andaba el tío, todo el rato en cabeza. Espero que tengamos más ocasiones de salir de ruta juntos.


Y para terminar con la retahíla de perdedores, un servidor afrontaba esta sexta edición con tremenda ilusión, más aun siendo que me perdí la del año pasado  (la Bici, no la Coa) por estar convaleciente de una operación de apendicitis. Tengo que reconocer que me encuentro en uno de mis mejores momentos de forma, modestia aparte y salvo un buen dolor de culo por estrenar sillín se ve que el estudio biomecánico que me hice recientemente y del cual escribiré una entrada próximamente y las sesiones de rehabilitación han evitado que el maldito dolor que sufría con recurrencia en la parte anterior de las rodillas me asaltara en tan importante jornada, de manera que muy contento con mi rendimiento y muy motivado para preparar la Talajara 2019... pero ya tendremos ocasión de hablar de eso.

No me olvido de Juancar, de José Ángel, de Néstor... Hay años que se puede y otros que no. ¡El que viene lo volveremos a intentar!

Cerrado el capítulo de los ciclistas, hablaremos ahora un poco del recorrido. Me gusta cambiarlo de un año a otro, aunque irremediablemente repitamos tramos. En esta edición "pinté" el track con Wikiloc buscando buena proporción de senderos de descenso, como hace un par de años. La bajada al valle desde Las Navas del Marqués es la mejor opción que conozco... aunque luego supone una buena tanda de kilómetros cuesta arriba para recuperar la cota original. Tras enseñarle el track a un compañero de oficina natural de Las Navas, también aficionado al ciclismo de montaña, me recomendó un par de cambios que no dudé en aplicar: toda la bajada al valle la haríamos por el lado derecho del arroyo del corcho, entre árboles, rodando por un entorno mucho más atractivo.


Track disponible en Wikiloc

Wikiloc arrojaba sobre el papel casi 660 metros de desnivel positivo en algo menos de 33 kilómetros... sin duda la edición más dura hasta ahora de las seis BiciCoas y un reto para muchos de nosotros, para mí el primero. Especialmente el último repecho, con unas rampas infernales de hasta el 29% tras más de 10 kilómetros seguidos de subida. Pero bueno, siempre se podía echar pie a tierra, de eso sabemos bastante los perdedores.


De manera que con relativa puntualidad y tras la sesión de fotos de rigor, que todo tiene que quedar debidamente documentado para la eternidad de Internet, nos pusimos en marcha. La primera parte del recorrido era prácticamente llana, me gusta prepararla así para calentar las piernas y echar ratitos de charla, que muchos de nosotros hace tiempo que no nos vemos y hay que ponerse al día.


El tiempo acompañaba. Otros años hemos pasado muchísimo calor.. y el año pasado, por evitarlo, organizamos el evento en mayo y pasamos frío. Este final de primavera de 2019 está siendo benévolo y no haciendo ni frío ni calor gozamos de una temperatura perfecta. Algo fresca a primera hora. Muchos de nosotros optamos por llevar una manga larga y/o chaleco cortavientos. Pero al principio de la ruta al sol se estaba estupendamente y si no que se lo digan a estas amigas que nos encontramos camino de Las Navas del Marqués, a solo 3 kilómetros del punto de salida.


Entramos en el pueblo por la urbanización "Los Matizales" y nos vimos obligados a parar para regular la altura del sillín de Gualter y de Jaime. Ambos se bajaban. Siendo muchos y de muy diferentes condiciones físicas, creí buena idea usar walkie talkies para comunicarnos entre la cabeza del grupo y la cola en caso de emergencia. Así, yo me quedé uno sabiendo que mi posición iba a ser siempre de retaguardia y el hermano se lo cedía a Jaime pensando que iría en cabeza... aunque no siempre fue así, como leeréis mas adelante.
De manera que dando el aviso pertinente, el resto de compañeros nos esperaron. Los rezagados nos volvimos a unir al grupo a la altura de la glorieta del restaurante Magalia y atravesando el parque cogimos la avenida del polígono para dar continuidad a nuestro camino en esa misma dirección por el sendero que corre paralelo a la CL-505 en dirección Madrid por el lado de la izquierda.

El primero en sumar puntos loser a su cuenta particular fue Miguel que yendo el primero se vió sorprendido por una rampa muy corta pero empinada que inicia el sendero. Como suele ser habitual, no quedó grabado, pena, pero tuvo que ser espectacular, saliendo por encima del manillar. Momentos después pasaba Christian registrando la calidad de la rampa de marras.


Por suerte solo se golpeó la cara interna del muslo. El mismo día que escribo esto, cuatro días después del incidente, nos ha enviado por Whatsapp una foto de la zona afectada. Os ahorro el trago de tener que verla porque se ve más pelo ahí que mirando a dos gorilas abrazarse pero creedme si os digo que el moratón es impresionante. En el vídeo, tras la caída, Jaime ayuda a Miguel a colocar el manillar.


Este sendero desciende ligeramente y es muy, muy divertido, con rocas, raíces y pinos que dificultan el paso lo justito para darle ese punto de interés. Me tocó rodarlo detrás de Jaime que apuraba las frenadas al máximo y como el terreno estaba tan seco levantaba mucho polvo dificultándome la visibilidad hasta el punto de tener que reducir la velocidad para poder ver los mencionados obstáculos.

Cruzamos la CL-505 a la altura de "El Valladar", un área recreativa, para volver por el otro lado de nuevo a Las Navas. En este caso, lógicamente, el camino es ligeramente ascendente al principio pero transita bonito entre el pinar. Con algún paso entre rocas y raíces que algunos, por seguridad, prefirió afrontar a pie, llegamos de nuevo a la glorieta del resturante Magalia, pero por el lado opuesto.

Comenzaba entonces un tramo desconocido para mi, una recomendación del  compañero de oficina. Se trata de una senda que con ligero ascenso alcanza el llamado "Risco de los Dineros" y luego serpentea un poco hasta llegar a las inmediaciones del área recreativa "El Valladar" por segunda vez. En un claro del camino no pasamos la oportunidad de fotografiarnos encaramados a unas rocas con unas vistas estupendas..


Nos dirigimos hacia el sur y tras atravesar un cortafuegos comenzamos un rápido descenso por pista.

Tras cruzar la vía del tren hicimos una breve parada para reagruparnos y me dio la sensación de haber desaprovechado la pérdida de cota. Bajar rápido por pista no tiene tanta gracia como bajar por senderos, naturalmente. Habrá que investigar por la zona, desconocida para mi, para ver si podemos en una futura edición descender por sendas con mayor dificultad técnica.
Seguimos bajando por pista y justo después de equivocarnos, saltándonos un giro a la izquierda, a Jaime (el de Guadarrama) que iba rodando justo delante mía y muy rápido, le dio por mirar el reloj, no sabemos porqué, y perdió el control dando con sus huesos en el suelo y arrastrándolos (junto al resto de su organismo) a lo largo de unos buenos, calculo yo, cinco metros.


Una vez más la caída no está grabada, pero los reporteros llegaron prestos a cubrir los momento posteriores al accidente. Bastante poco se hizo para el guarrazo que se pegó. Con el casco roto y el lateral derecho arañado y magullado continuó la ruta con mucho pundonor.

Los adelantados volvieron al darse cuenta de que habían equivocado el camino y de nuevo los doce juntos volvimos por nuestros pasos hasta el ramal correcto para continuar bajando, por una pista infinita y de razonablemente buen firme que daba para coger mucha velocidad rodando todo el rato en paralelo al "Arroyo del Valladal" para ya en el punto más bajo de la ruta (920m) cruzar el "Arroyo Retuerta", casi equivocar el camino, y comenzar el larguísimo ascenso de la muerte.


Cada uno a su ritmito, que es la mejor forma de alcanzar la cumbre con garantías. Así fue como afrontamos la subida. Ángel, Miguel y El Bombi abriendo camino y Jaime y yo, cerrándolo. A ratitos se nos unía Christian, Pablo, Jaime (Santos)... Como suele pasar, el pelotón se estiró y a mitad de ruta el segundo grupo paró a la sombra para esperar a los de cola. Los primeros pensaron que habían equivocado el camino y de hecho aceleraron pensando que iban por "el camino largo" y que nos encontraríamos ya en la meta. Siendo además que Jaime y yo, los portadores de los walkie talkies, nos quedamos juntos ayudando a Gualter a cambiar la cámara de su rueda trasera... el vagón de cola perdió contacto con la locomotora.


Antes de llegar a la AV-502 giramos ampliamente a la derecha para afrontar, ahora si, la parte más dura de la ruta. Con las piernas calentitas tras los 10 kilómetros de subida nos esperaban las rampas más empinadas y rotas de todo el recorrido, las de la subida al "Cerro de Navalvillar" por las ruinas de "Casa Grande". Además el sol empezaba a picar. Nos había respetado durante todo el recorrido, pero por este último paraje las sombras escasean y nos sobraba toda la ropa de abrigo que nos había hecho falta al iniciar la jornada.


Comienzan a aparecer los primeros pies a tierra. Normal. El terreno pica fuertemente hacia arriba y el cansancio acumulado hace mella en muchos perdedores. Apenas quedan 3 kilómetros de ruta y la promesa de una bebida fresquita nos anima a seguir. Eso y que no nos quedan más pelotas que terminar la ruta, claro. Existía la posibilidad de suavizar este último tramo llegando hasta la carretera y volviendo por ella a Navalperal de Pinares. Se evitan casi 50 metros de desnivel positivo... pero somos perdedores inconscientes y tiramos por las cuestas para arriba.

Contra todo pronóstico y para sorpresa generalizada fui capaz de subir todo el rato encima de la bici. Casi muero, pero lo conseguí. Hay que ver si estos "puntos winner" sirven para restar "puntos loser". Lo comentaremos la próxima vez que nos juntemos, a ver si formalizamos el baremo.


Ya en lo alto equivocamos el camino. El sendero no se veía y por no hacer caso al primo tiramos por donde no era, llegando a la situación de tener que bajar campo a través. Raúl tardó unos cinco segundos, literalmente. El resto fuimos más cuidadosos y afrontamos el final de la ruta como pudimos... algunos mejor y otros peor. Jaime tuvo problemas musculares que le impedían dar pedales al punto de necesitar ser remolcado por el otro Jaime. Si lo de Gualter fue entrar en la comunidad perdedora por la puerta grande lo de Jaime fue lo mismo pero a hombros y con trompetas. ¡Acabar siendo remolcado es una cosa que yo no había visto nunca!


Si habéis visto algún capítulo de The Walking Dead os podéis hacer una idea de cómo íbamos llegando de vuelta a casa, como zombies ciclistas después del palizón. Yo con migrañas, tuve que acostarme un rato. Menos mal que se me pasó pronto. Gualter confiesa que hasta la tercera cerveza no fue capaz de moverse. Los primeros en llegar ya se habían avituallado debidamente, claro está. Y ya sabéis cómo siguen estas cosas... comida rica, bebida, bromas, comentarios sobre lo acontecido y mucha camaradería de la buena, que a fin de cuentas es de lo que se trata, de atesorar muchos momentos como estos en tan buena compañía.


También hubo "BiciCoa Kids" con entrega de medallas y todo para hacer las delicias de los pequeños. En pocos años podremos hacer la ruta todos juntos y entonces volveremos a batir récord de participación...¡No veo el día!

Como todo este jolgorio requiere de una logística no puedo cerrar este reportaje sin agradecer la ayuda a mi Lourditas y a mis cuñados Miriam y Miguel. A todos los familiares que con entrega perdedora se pegan el madrugón del año para estar a la hora citada en el punto de partida y, claro está, a los participantes que aunque se peguen un año entero sin tocar una bici este día, como embrujados por la promesa de cerveza y panceta se visten de corto y lo dan todo.

Mis coleguitas.

¡El año que viene repetimos!