¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

lunes, 12 de septiembre de 2022

Pruebo mi primera eBike - Orbea Rise H10

Como seguro que habéis leído la entrada anterior sabéis que el fin de semana del 9 al 11 de septiembre se ha celebrado Festibike 2022 y he acudido porque durante agosto reservé la prueba de una Orbea Rise H10.

Esta foto la he tomado prestada de la web de Orbea

Tenía yo curiosidad por probar una aunque todos los amigos me decían, medio en broma, medio en serio, que es un error porque me iba a gustar y me iba a acabar comprando una más pronto que tarde, etc... Pero no. Me compraré una, llevo años diciéndolo, pero será más tarde que pronto por diversos factores que enumeraré al final porque primero quiero contaros los entresijos de la prueba. Os adelanto que me lo pasé teta.

Tenía reserva para el domingo 11/09  a las 11:30 pero con idea de aparcar bien (me consta que el aparcamiento se llena a media mañana) y echar un rato mirando la exposición llegué sobre las 9:15 al recinto ferial de Las Rozas pensando que abrirían la feria a las 9:30... Pero no. No abrían hasta las 10:00. Así que me senté en un merendero de la Dehesa de Navalcarbón, justo en frente de la puerta de la feria, donde estaban preparando la salida de la carrera infantil que tendría lugar a las 10:30. Me entretuve mirando las bicis de los niños. Canela en rama: para los más pequeños Woom y Frog pero para los que eran unos más mayores BMC, Berria, Orbea, Scott, Specialized, Niner.... incluso había alguno con ebikes de adulto que les quedaban grandes como motos. 

Llegaron las 10:00 y entré gracias a la entrada  gratuita que me había conseguido Jaime en una visita a la tienda Mammoth de Villalba en su búsqueda de bici nueva. No la hubiera necesitado porque al haber reservado una prueba el procedimiento era que te acreditabas en rincón preparado a tal efecto donde una señorita le ponía a uno una pulsera de papel con la que se podía entrar y salir a discreción de la feria. No voy a entrar en detalle de lo que vi en la feria, podéis leer algo en la entrada inmediatamente anterior. Había cosas muy guapas.


Acudí al stand de Orbea diez minutitos antes de la hora de la prueba y le pedí a uno de los muchachos que atendían al público que me explicara los fundamentos de la Rise porque yo no había probado una ebike en mi vida. Pero me dijo que no. No por falta de empatía sino porque la prueba consistía en una ruta guiada por un monitor que nos daría detalladas explicaciones de todos los aspectos de la bici. En parte me gustó la idea pero en parte no porque me había yo echo a la idea de ir solo a mi bola probando la bici pero reconozco que las explicaciones del monitor merecieron la pena. Lo malo, eso sí, es que no pude sacar fotos durante el recorrido. Tanto para no entorpecer el discurrir de la actividad como para no parecer gilipollas.

Accedí a la zona del taller de Orbea y me asignaron una bicicleta en mi talla, la L. Un mecánico barbudo muy simpático me preparó la bici: me preguntó qué tipo de pedales quería (de plataforma porque no llevé zapatillas con calas por comodidad), cuánto pesaba para ajustar las suspensiones y cuándo medía para ajustar la altura del sillín. Tras una primera configuración salí del stand a dar una pequeña vuelta por las calles del recinto ferial para comprobar que estos parámetros eran correctos... y lo eran. Me regalaron un bidón con bebida isotónica y un gel por si las moscas de la marca 226ERS. La bebida me vino muy bien porque hacía un calor de muerte. No obstante llevaba yo mi bidón preparado en mi mochila junto al casco (obligatorio), guantes y gafas.


Mientras se llenaba el grupo (éramos 5 "probadores", 4 chicos y una chica) estuvimos de cháchara a la sombrita. Es cuando el compañero de grupo me contó que tenía una Turbo Levo pero que esta le gustaba más. Enseguida llegó el monitor, un chico muy majete de León (casi de Asturias, decía) y tras presentarse nos pusimos en marcha.

Salimos del recinto ferial esquivando gente y con el motor apagado. La idea era salir y dar las primeras explicaciones bajo la sombra de los árboles en la dehesa. Comenzamos a rodar con el motor apagado, siguiendo las indicaciones del monitor. La idea era que comprobáramos por nosotros mismos que la bici puede utilizarse como bicicleta tradicional por ser ligera y tener, como él decía, "rozamiento cero" (yo creo que físicamente es imposible tener un rozamiento cero, otra cosa es que tienda a cero).

Tras salir del recinto ferial y cruzar la carretera paramos todos y el monitor que teníamos asignado y un compañero suyo que se había unido simplemente por salir del calor infernal de la carpa nos explicaron lo que teníamos entre manos. Orbea Rise H10, una ebike ligera de categoría trail, construida con cuadro de aluminio (soldaduras pulidas inapreciables, un trabajo impresionante), con 140 mm de recorrido en ambos ejes con suspensiones de la gama alta de Fox (con su acabado Kashima y todo) y montadas en XT tanto en transmisión como en frenos. También llevaba tija telescópica, algo practicamente obligado en una bici trail y cubiertas gordotas Maxxis de 2,40 montadas en unas ruedas Mavic Crossmax. Vamos, todo bien. 

Vino luego el momento de hablar de la parte eléctrica: motor Shimano EP8-RS y batería de 540Wh. Tres niveles de asistencia (seleccionables desde un control eléctrico con dos botones, "parriba" y "pabajo") son suficientes para exprimir ambos elementos hasta el último electrón en función de las necesidades del ciclista y del recorrido. Pero la joya de la corona parece ser la gestión "inteligente" que la bici hace de estos elementos porque entrega la potencia en función de la demanda que el usuario necesite en cada momento. Si vamos rodando sin más, la asistencia es inapreciable pero si pegamos un apretón o si aumentamos la cadencia es cuando notaremos que la asistencia toma presencia. Orbea llama a esto "concepto Rider Synergy" y de ahí viene el apellido "RS" del motor EP8 de Shimano ¿Será todo esto verdad? seguid leyendo y no seáis ansiosos,

El circuito por el pinar tenía de todo un poco. Tal y como rezaba el PDF informativo descargable desde la página de Festibike:


Demasiadas cosas nuevas para mí: mi primera prueba de una ebike sería también mi primera experiencia con tija telescópica, con manillar de 780 mm (el mío es de 720), con bicicleta trail...Vamos, muchas diferencias respecto a mi bicicleta habitual. 


Encendimos el motor y seleccionamos el primer nivel de asistencia. Nos pusimos en marcha y de primeras no noté nada, pero a los pocos metros tuvimos que pasar por un puente de madera sobre el canal de que recorre el pinar y al apretar un poquito para superar la rampa de entrada al puente se hizo la magia y subí con la gorra. Y luego otra vez, subiendo un talud, casi le meto al que iba delante mía. Esto requiere un periodo de aprendizaje, eso es indudable. Seguimos rodando por llano y en las rectas el monitor nos instaba a apretar y es entonces cuando se notaba el puntito extra que aportaba el motor. Cambiamos al segundo nivel de asistencia y la mejora es evidente. Pero, como decía antes, es sutil, solo aparece cuando hace falta, el resto del tiempo la ebike se comporta más o menos como una bicicleta convencional. Es muy cómoda y bastante ágil. Esta ebike ronda los 19 kilos, ojo con eso, pero no lo parece. No lo digo por la ayuda eléctrica, sino por la forma con que se mueve. Antes de salir, en parado y estando yo de pie, la puse un par de veces sobre la rueda trasera para darle la vuelta entre la gente y no me parecía extremadamente pesada. 

Llegamos a un punto del recorrido con una cuesta corta, de unos 20 o 30 metros, pero con un buen desnivel. La subimos primero en modo intermedio y subimos con la gorra, pero la bajamos para volver a subirla con el modo boost y la subimos silbando. ¡Qué bien me hubiera venido para subir las zetas de La Pedriza la semana pasada!

El resto del recorrido fuimos "jugando" con la bici. Metiéndola por sitios feos, ratoneando, jugando con los distintos niveles de asistencia. Y, particularmente, aprendiendo a usar la tija telescópica (creo que le voy a pedir una a los Reyes Magos).

Esta es la que me dejaron probar

Llegamos de vuelta al recinto ferial con una sonrisa que no nos cabía en la cara. Pero antes de llegar hicimos una última prueba: el modo "walk" que sirve para caminar con la bici sin tener que empujarla. Ella se mueve sola y esto va muy bien para subir a pie por una trialera imposible, por ejemplo. 

Me despedí de la bici con lágrimas en los ojos (no es cierto) y agradeciendo al monitor sus explicaciones y su amabilidad. Mi valoración de la experiencia es 100% positiva. Quiero una, es innegable. Mi mensaje en el grupo de Whatsapp de Perdedores BTT fue claro:


Pero vayan aquí cuatro factores argumentados que me echan para atrás:
  • Cuestan un pastizal. Esta Orbea H10 tiene un PVP de 7.099€. Por mucho que la puedas financiar y pagar cómodamente estamos hablando de muchas perras.
  • Riesgos de comprar de segunda mano. Lo discutía con otro ciclista del grupo en el que íbamos. Él tiene una Specialized Turbo Levo SL que compró de segunda mano y dice que no hay problema pero a mí me parece asumir un riesgo comprar una ebike con un motor que no sabemos cómo está, o una batería que lo mismo está estropeada. Con una bicicleta convencional es raro encontrar fallos ocultos (ojo, que los hay) pero con una ebike en algunos aspectos vamos un poco a ciegas comprando de segunda mano.
  • No quiero una bici de trail. ¿Acaso no hay ebikes dobles de XC? No quiero una bici con más de 120mm de recorrido para hacer las rutas que hago porque el 80% de las veces salgo por Leganés y necesito una bicicleta más rodadora que bajadora. Sí, las geometrías están logradas y los pesos contenidos en las ebikes ligeras... pero si en vez de 140mm de recorrido se le meten suspensiones de 120 no se aligeraría aún un poco más?
  • No me ha llegado la hora. Llegará un día en que la necesite para poder hacer las rutas que vengo haciendo en los últimos años pero ese día aún no la llegado y con la bicicleta tradicional me lo paso muy, muy bien. No echo en falta una ebike para nada. 

Pero una cosa no quita la otra, como señalaba el primo Christian y como hemos discutido alguna vez los colegas: alquilar alguna de vez en cuando para hacer un rutón está al alcance de cualquiera. Y no lo debemos descartar, que estas bicis tienen además han sido concebidas desde el punto de vista más recreacional del ciclismo, son divertidas. 

El año que viene repetiré seguro, pero tal vez probando una Specialized... ¡Ya os lo contaré!

Curiosidades del Festibike 2022

 Hacía tiempo que no iba a Festibike, la feria de la bicicleta de referencia en España que desde hace tiempo se celebra en Septiembre y que en los últimos tiempos ha cambiado de nombre y de localización (la última vez que fui se llamaba "Unibike" y se celebró en IFEMA, el recinto ferial de Madrid).

Información sobre las actividades de la feria o sobre los expositores de las grandes marcas podréis encontrar fácilmente así que en mi corta visita me he centrado en buscar "rarezas", marcas nuevas o pequeñas, bicicletas diferentes... y eso es lo que pretendo compartir con vosotros tras la calurosa mañana que me he chupado en el recinto ferial de Las Rozas. 

Empezamos por uno de los grandes: Specialized. Además de las famosísimas Epic, Turbo Levo o Tarmac del stand (gigante) de la marca norteamericana destaco varias cosas:

Specialized Turbo Creo EVO SL S-Works. 13.000€ tienen la culpa. Una bici eléctrica de gravel que más allá de bolsa de cuadro no es demasiado apta para bikepacking porque no tiene roscas portabultos.


Una cría de bicicleta, la Specialized Hotwalk Carbon. Si os sobran 1.150€ no se me ocurre mejor inversión (ironía).


Para demostrar que el cuadro Epic HT es super ligero lo enfrentan en una balanza contra un bidón de agua. Menos de 800 gramos pesa esta maravilla.


 Una de las bicis que más nos gustan: la Chisel. Una rígida de aluminio de calidad, que no abundan.


Y para finalizar con Specialized (veo que me eché un buen rato en este stand) una Turbo Tero, una bicicleta eléctrica polivalente que lo mismo te sirve para ir a currar que para la ruta del fin de semana que para pegarte un viajecito.


Expositores más pequeños compartían espacio en una carpa gigante. En el plano,  las casillas azules de la parte inferior izquierda. Pasé varios ratos en esta carpa porque había aire acondicionado.


Del stand de turismo activo de Castilla y León me llevé un montón de panfletos que leeré gustoso. También estaban presentes la revista Bike, marcas de nutrición deportiva, alguna de ropa... y lo que más me llamó la atención, una exposición de pintura de un artista llamado Miguel Soro con temática ciclista.


Algunas de las obras estaban a la venta. No tengo criterio para valorar si el arte es caro o barato. Imagino que las obras de aluminio serán más asequibles y los cuadros de carbono más caros.


Decathlón estaba presente y en su espacio exponía esta bicicleta eléctrica de carga que me encantó. Tiene que ser curioso conducir una de estas.


A algunos os sonará Husqvarna (firma sueca prima hermana de KTM) de las motos de enduro. A otros de la maquinaria agrícola y de jardinería. Pero también saben hacer buenas bicis eléctricas. Y, desde mi punto de vista, bien bonitas.


El stand de BH también era de los grandecitos. Y estando orgullosos de los éxitos de David Valero, como no puede ser de otra forma, exhibían su bicicleta y su maillot para babeo de los que hemos estado siguiendo la copa del mundo y hemos visto el mundial levantándonos del sofá. Esperemos que la temporada que viene esté al mismo nivel.



Y es que mira que es bonita es la BH Lynx. Objeto de deseo para mí. Ojala algún colega se la compre para poder probarla. Y en verde es preciosa.


Orbea, como no, también tenía mucha presencia con un stand grande en la plaza central de la zona de exposición mostrando esta Terra completamente equipada para bikepacking y sucia como si justo acabara de volver de dar la vuelta al mundo. Probé una Orbea, pero prefiero no entrar en detalles y contaros esa experiencia con pelos y señales en otra entrada que vendrá más pronto que tarde.


Muy atentos a la marca barcelonesa Lobito. Estas bicicletas me gustaron mucho, mucho, mucho. Y tienen precios muy competitivos. Puedes hacerte con una rígida con cuadro de carbono por 1.500€. Tienen también bicicletas de doble suspensión con cuadro de carbono por 2.700€, gravel, carretera, urbanas, eléctricas... Y diseños muy bonitos.



La marca de bicicletas infantiles de altas prestaciones (sobre todo peso ligero) Woom también tenía su espacio y además de mostrar su gama que va hasta las 26" para niños más mayores exponía preciosidades extravagantes como esta especie de bici de carga con rueda trasera más grande que la delantera. 


Old Man Mountain es una marca de transportines para bicicleta de doble suspensión. Para aquellos que quieran (o necesiten) usar su bicicleta doble para cicloturismo o para llevar bultos para ir a trabajar.


Y para acabar por todo lo alto, Bewatt. Especialistas en "electrificar" cacharros desde skates, a bicicletas de nieve como esta espectacular....."cosa" que podéis ver en la foto. Pasando, claro está, por bicicletas y patinetes.


Un ratito interesante el que eché en Festibike 2022. Pena del calor. Creo que el año que viene, si me cuadra, volveré. Y si vuelvo os lo contaré para que sepáis qué se cuece en el sector de la bicicleta.

Devolviendo la conexión a los estudios centrales de Perdedores BTT se despide el reportero Moisés Vázquez. 

viernes, 9 de septiembre de 2022

Reparación fisura cuadro de aluminio - MMR Kendo

Como pudisteis ver en la entrada anterior, la de la ruta de las Zetas de La Pedriza, porque asumo que siendo lectores asiduos de este blog no habéis pasado por alto esa crónica, Jaime llevaba el cuadro roto. Tenía fisuras alrededor de la soldadura del tubo horizontal con el vertical. Muchas, porque no se dio cuenta a tiempo y estuvo utilizando la bicicleta durante meses con el estropicio hecho. Este Jaime cómo es... ¿eh? En este caso las imágenes hablan por sí solas:


¿Qué hacer con este cuadro? Se abre un abanico de opciones que Jaime estuvo barajando con la ayuda del consejo de sabios (cuñaos) de Perdedores BTT:

  • Tirar la bici a tomar por culo...¡Jamás! 
  • Venderla barata declarando que el cuadro está roto para que el comprador la repare
  • Desmontarla y vender los componentes para obtener algún beneficio
  • Comprar un cuadro de segunda mano e instalarle los componentes de esta MMR
    • Para montar una bici en talla S o M para María, la mujer de Jaime
    • Un cuadro en talla L para reemplazar este que se ha roto
  • Reparar la fisura con soldadura

Tras discutirlo en el ámbito matrimonial, finalmente la decisión fue buscar un cuadro de segunda mano para reemplazar el fisurado y encontramos alguno que otro rondando los 150€ que cumplía los requisitos. Pero claro... a esos 150€ hay que sumarle algunos extras porque siempre pasa que o bien la dirección no vale, o que la tija es de una medida distinta, o que el pedalier es de rosca y el cuadro pide press-fit. En paralelo habíamos buscado talleres de soldadura que repararan bicicletas y vimos varios. Contactamos con uno de ellos y nos pidieron fotos para ver cómo de grave era la avería, analizar si tenía arreglo o no y cuánto costaría. Como somos tontos enviamos dos fotos... pero del mismo lado, además fue del lado menos roto. Así que el soldador nos dijo que era reparable y que el precio era de 50€. Pintaba bien la cosa. 



Llevamos el cuadro al taller y cuando el técnico lo vio nos dijo que no había visto la parte más rota, fue cuando nos dimos cuenta de la confusión cometida con las fotos. Así que el coste de la reparación se dobló. Pero quedando bien reparado, con su capa de pintura incluida, seguía siendo más barato que comprar un cuadro suelto así que Jaime dio su conformidad.

Al día siguiente la bici ya estaba reparada. La pintura no quedó del todo bien porque al haber sido aplicada con el aluminio aún caliente se levantó un poco. Nada que una manita de lija y una pasadita de spray negro mate no solucionen. 

La parte "menos" rota quedó relativamente bien, desde el punto de vista estético. Hay que tener en cuenta que la estética es lo que menos preocupa en este caso, pero es un valor añadido, claro.

Detalle de la vista frontal y posterior:




La parte que peor ha quedado (estéticamente) es la que estaba más rota. En las fotos se ve especialmente feo, en directo no se nota tanto. En cualquier caso el aporte de material está justificado, visto el estropicio que tenía el cuadro en esta parte.



Desde luego, en apariencia parece resistente. Un "efecto secundario" es que ahora cuesta bastante meter y sacar la tija. Será porque el interior del tubo se ha deformado un poco por culpa del calor de la soldadura porque no se nota por dentro ninguna protuberancia o rebaba. 

Como conclusión, gracias a esta reparación Jaime podrá seguir utilizando esta bici sin problemas... O eso creemos, el tiempo lo dirá. No obstante adelanto en primicia para vosotros, fieles lectores de este blog, que la MMR no va a tardar a ser la bicicleta "suplente" de Jaime. ¡No dejéis de leer las próximas entradas para saber más!

domingo, 4 de septiembre de 2022

Las Zetas de La Pedriza y fisura en el cuadro. Una ruta que sí... pero no.

Habiendo vídeo, me gusta empezar la crónica con él:

El pasado 3 de septiembre pude tachar de mi particular lista de "cosas ciclistas que hacer antes de morirme" un apunte: el de la ruta de las zetas de La Pedriza. Y no creo que la repita. Lo mismo que la "cuesta de la muerte" de la Casa de Campo (de Madrid) o el anillo verde ciclista (también de Madrid, matizo para los lectores que por serlo desde otras latitudes no conozcan estos sitios ya que yo me debo a todos por igual) esta ruta es una de esas que todo ciclista de montaña madrileño tiene que hacer al menos una vez en la vida... y para mí ya está hecha y con una vez me basta. Pero, naturalmente, esta sentencia de señor avinagrado debe ser justificada y así lo haré en estas líneas para satisfaceros, que yo sé que sois de natural curioso, característica esta de la que no debéis avergonzaros porque si no fuéramos (la especie humana en general, sin señalar a nadie) curiosos y no buscáramos respuesta a según qué cuestiones más o menos fundamentales seguiríamos en las cavernas y utilizando (preciosas y maravillosas) bicicletas de acero de rueda de 26".

Fue el primo Christian el que propuso el recorrido durante la semana. Tiene por costumbre hacer esta ruta una vez al año (hay vicios mucho peores). Yo no acepté de primeras. Le dije que lo pensaría por el qué dirán y por no parecer un facilón, pero sabía de sobra que me iba a apuntar porque, como ya he explicado en el párrafo anterior, a esta ruta le tenía ganitas. El Bombi, Jaime (el de Guadarrama) y Jorge, un compañero de oficina que participó en la BiciCoa de este año y al que ya podemos considerar un perdedor también se apuntaron a la expedición.



La cita era a las 8:45 con idea de empezar a dar pedales a las 9:00. La noche de antes me fijé que la rueda trasera de mi bici estaba bastante floja. Raro, la había usado la semana anterior en una ruta tempranera de sábado con Sergio y estaba bien. Le metí aire pero el sábado por la mañana cuando me preparaba para salir vi que había perdido presión. Volví a meterle aire ya sabiendo que tenía una fuga pero pensando que era pequeña y que podría terminar la ruta sin problemas... no fue así (si la crónica acabara aquí esto sería un "cliffhanger").

Debidamente saludados y presentados (algunos hacía tiempo que no nos veíamos, otros ni se conocían) nos pusimos en marcha a las 9:00, puntuales como si fuéramos japoneses Y es que Miguel nos ha aleccionado bien sobre respetar el tiempo del prójimo y no hacerle perderlo en balde por negligencia nuestra. 

El perfil de la ruta no deja dudas: tendríamos que subir durante casi 20 kilómetros para luego bajar durante casi otros 20 kilómetros. Con matices, claro, porque durante la segunda mitad de la ruta también hubo subidas. Y durante la primera parte de la ruta, durante la ascensión, también hubo  bajadas. Aunque, curiosamente, estas últimas se agradecían mucho mientras que las subidas de la segunda mitad jodían de lo lindo.


Hasta tomar la pista principal tuvimos que rodar por un camino un poco mierdero... y enmierdado porque lo custodiaban varias vacas, naturalmente pacíficas, que se dedicaban a pastar y nos ignoraban, hartitas como estarían de ver a humanos vestidos de colorines sobre esas cosas rodantes. ¿Qué pensarán las vacas que somos cuando vamos en bicicleta? ¿Nos reconocerán como humanos o pensarán que somos una especie aparte que en vez de ser bípedos somos "bíciclos"? ¿Qué piensas tú? Deja tu respuesta en comentarios y no te olvides de darle a "like" y "subscribe". 


El paisaje empieza a mostrarse bien bonito... y aún no hemos visto nada. La pena es que no podemos quitar la vista del suelo porque entre las roderas, las piedras, los bancos de arena y las cacas de vaca no hacemos más que esquivar obstáculos. Y es que mucha fama tiene La Pedriza pero bien le podrían dar una barridita al campo que lo tienen asqueroso (esto es una broma mía, el campo es como es. No os lo toméis por lo literal que a veces sois de traca).

Tras un primer repecho empinado (que además sería el último) llegamos a la pista principal que no abandonaríamos en el resto de la ruta. Y a subir, subir y subir. Reconozco no estar en el mejor momento de forma porque aunque durante el verano no he dejado de montar en bici mis rutas han sido cortas y llanas. Vamos, ciclismo contemplativo al 100%. Y cascarme más de 1000 metros de desnivel, que no lo había hecho nunca, no me iba a ser tarea fácil. Así que pronto comienzo a quedarme atrás porque me conozco y sé que tengo que poner un ritmo lento para llegar lejos. 


La pendiente, ciertamente, es llevadera. Nada de porcentajes de la muerte. Es todo el rato muy tendida. Pero está llena de piedras que le obligan a uno a seguir el carril más despejado porque subiendo a 6 km\h a veces hay que hacer incluso equilibrios para no irse al suelo tras pasar por encima de un pedrolo impertinente. 

Se forman dos grupos y subimos charlando de nuestras cosas, pero me da la sensación de que los kilómetros no pasan. A Jaime le cruje el pedalier muchísimo... o eso creíamos (seguid leyendo que vais a flipar). Apenas llevamos 5 kilómetros y ya me doy cuenta de que no voy a poder subir hasta arriba del tirón. No importa. Hacemos una primera parada para echar una meadita y liberar presión en el culo. Cuando uno sube pendientes tendidas se pasa mucho tiempo sentado y, como consecuencia de la pendiente, con el peso apoyado en la parte trasera. Dolor de culo asegurado.   


Seguimos subiendo. Queda mucho por ascender todavía. Atravesamos un pinar precioso y cuando hay un claro entre los árboles podemos disfrutar de unas vistas increíbles. Creo que solo he ido a La Pedriza un par de veces. La última no hace tanto, justo antes del verano, a hacer una ruta de senderismo y visitar "el dinosaurio". Muy recomendable.

A los 10 kilómetros pido tiempo muerto y hacemos una segunda parada, Aprovecho para tomarme un gel (y no soy el único) y pegarle un mordisco a una barrita. Me guardo el resto en el bolsillo para ir pegando mordisquitos a discreción. Reanudamos la marcha pero poco después noto que mi rueda trasera ha perdido aire y hacemos otra paradita para meterle un poco de presión. Las vistas, ahora sí, son impresionantes.

Hacemos algunas bromas soeces porque al parecer ahora gustan gordas y flojas (las cubiertas) en vez de finas y duras. Cada uno tendrá sus preferencias, digo yo. Volvemos a montar en las bicis para afrontar la segunda mitad de la subida, ya queda menos. 

A pesar de ser sábado, de hacer un tiempo excelente y de que la mayoría de las legiones de madrileños que han salido de vacaciones ya habrán vuelto, no nos encontramos a demasiada gente en nuestro camino. Saludamos a algunos senderistas y a algunos ciclistas. La mitad de ellos con bicicleta eléctrica. El Bombi decide salir en persecución de uno de ellos, a ver si le coge. Y le coge. Y va tan sobrado que sube hasta arriba del todo y luego baja a acompañarnos las dos últimas curvas. Un alarde completamente innecesario y así se lo hacemos saber.  

El dolor de culete se hace un poco insoportable. Hacemos una última parada para aliviar la zona antes de afrontar la última parte. El primo tiene un momento de crisis en la ultima parte de la ascensión pero nada preocupante. 

Llegamos, por fin, al Collado de los Pastores, el punto más alto de la ruta a 1.748 metros de altitud. Lo complicado ya está hecho. Estamos cansados pero satisfechos. Nos sentamos en las rocas para disfrutar de las vistas mientras reponemos fuerzas con unas barritas, frutos secos y chocolatinas. Merecida recompensa, pero una cervecita o una coca-cola hubiera sentado de lujo.

Procedo a meterle aire a mi rueda trasera antes de continuar pero parece que en vez de guardar el aire, con cada bombeo lo perdiera. Jorge me presta su bomba a ver si es que la mía está malamente... pero sucede lo mismo. Tanto es así que dejo la rueda casi vacía de aire. Creemos que la válvula está rota, mal asunto. Cogemos una botella de CO2 y la hinchamos del tirón. A ver lo que aguanta.

Toca bajar. Bueno, también se llanea un poco e incluso subimos algún repecho. Pero sobre todo, bajamos. Muy rápido, continuando por la misma pista por la que íbamos. A el Bombi le marca una máxima de 57 Km/h. Tan larga es la bajada y tan rápida, que me nos duelen los riñones de mantenernos de pie sobre los pedales. Somos unos mierdas, tenemos que fortalecer el "core". Yo sobre todo, que llega un momento que el dolor lumbar es tan fuerte que tengo que bajar sentado en el sillín a costa de disminuir la velocidad. Mierda de tío. 

En una curva vemos una fuente, la Fuente de las Losillas, y paramos a llenar los bidones. Estamos en ello cuando el primo ve horrorizado que lo que le cruje a Jaime no es el pedalier...¡Tiene una fisura en el cuadro! Tócate las pelotas. 


A tomar por culo la bicicleta, literalmente. Y dice que "el pedalier" lleva tiempo sonando así que esa fisura lleva tiempo haciéndose cada vez más grande. Hay que acabar la ruta así que le recomendamos bajar lo más suavemente posible y encomendarse a algún que otro santo (¿Cuál es el patrón del aluminio?) que vele por su integridad física. 

Llegamos a Cantocochino. Mi rueda está muy floja y he tenido que hacer la última parte de la bajada con mucho tiento para no destalonar. El resto hasta el aparcamiento donde tenemos los coches es el repecho por carretera que habéis visto en el vídeo del inicio y su correspondiente bajada. Llego al coche con la rueda por los suelos, vaya tela. 

Y aunque es un poco tarde no podemos despedirnos sin más, así que nos acercamos a Manzanares el Real a tomar una cerveza en una terraza con una sombra magnífica. Comentamos las anécdotas de la mañana y hablamos sobre futuras rutas. Me da la sensación de que va a ser un otoño interesante ciclísticamente hablando. Y lo contaremos todo en este blog, por si tenéis interés en leerlo (que yo sé que sí).