¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

martes, 23 de agosto de 2022

Vía Verde de Denia, arrozales y otras cuantas maravillas

Siguiendo con nuestro periplo viajero cogí una semana de vacaciones para despedir al verano en la playa, en Denia como solemos hacer desde hace ya unos cuantos años. El año pasado fuimos a la playa en junio y al acabar el verano, dos meses después, quedaba tan lejos el recuerdo de nuestra estancia playera que nos apetecía volver de nuevo, pero había pocos apartamentos libres y los precios estaban por las nubes, así que nos quedamos con las ganas. Por eso este año (y creo que de aquí en adelante) hemos elegido la última semana de agosto para venir a la playa de manera que el recuerdo perdure al menos hasta octubre. Así de simples somos las personas a veces. 

Total, que como habíamos llevado las bicicletas al pueblo para participar de una ruta nocturna familiar organizada por el Ayuntamiento (aquí os lo contaba) y fue que nos vinimos a Denia directamente desde el pueblo las bicicletas se vinieron con nosotros. Y como esto era un hecho conocido de antemano me tomé la molestia de buscar una ruta que por perfil y distancia pudiéramos hacer los cuatro y encontré esta del usuario fjbaq:

Track disponible en Wikiloc

Además de ser muy llana contaba con el aliciente de terminar en una piscina natural, la Font Salada. Hay que gestionar la motivación de los niños para hacer este tipo de actividades y un bañito a mitad de ruta es algo suficientemente estimulante. Si es poco, sabiendo que junto a la piscina hay chiringuito, la promesa de un helado puede hacer el resto. Esto mismo es aplicable a los adultos sustituyendo, llegado el caso, el helado por una cervecita. O no, que un heladito en verano siempre triunfa. 

Siendo este el planteamiento tomé la decisión de hacer una primera visita de exploración porque embarcar a la familia al completo en una expedición de 38 kilómetros a ciegas, sin conocer los caminos, me parecía arriesgado. Así que la primera mañana de las vacaciones me levanté a las 7:30, me vestí y sin siquiera tomar un café cogí la bicicleta de Lourdes y me puse en marcha. 


De esta bicicleta os hablé aquí. La monté pieza a pieza para Lourdes y sin ser una bici que destaque en nada en especial cumple perfectamente en cualquier situación. Eso sí, la horquilla está rota. Ha perdido todo el aceite del cartucho y habrá que cambiarla. Se trata de una SR Suntour bastante básica. A ver si la que venga nueva mejora sus prestaciones. 

La bici me queda pequeña, es talla mediana, pero subiendo la tija puedo rodar con ella con comodidad. Eso sí, olvidé que lleva el sillín con la punta ligeramente para abajo por petición expresa de la dueña que va más cómoda así pero a mí se me escurría el culo hacia delante. Y no cogí herramientas para corregir la posición, así que con este puntito de incomodidad que fui todo el camino. 

La ruta de Wikiloc comienza en Denia pero el apartamento que tenemos alquilado esta semana está en la carretera de las Marinas así que tengo que improvisar hasta encontrar la Vía Verde. Nada que echando mano de Google Maps no podamos resolver fácilmente. A esta hora apenas hay tráfico, así que me permito rodar por la carretera de las Marinas sin temor (no me gusta ir por la carretera). "Intercepto" la Vía Verde a la altura del kilómetro 4.


La Vía Verde de Denia es cortita, de apenas 6 kilómetros y va desde Denia hasta Els Poblets. Tiene algún tramo de uso compartido con vehículos a motor (no me crucé con ninguno) y el firme es de gravilla en razonable buen estado, tiene su señalización, su área de descanso, sus carteles informativos... vamos, una Vía Verde al uso. Aburrida, pues es una recta infinita que hay que tomarse con calma porque de monótona le saca a uno el mal humor. A no ser que seamos capaces de poner el piloto automático y echar a rodar pensando en nuestras cosas sin preocuparnos por el camino, que a veces es una experiencia muy reconfortante, ojo con eso.  


La Vía Verde nos lleva hasta El Verger. Rodamos un rarito por el núcleo urbano hasta encontrar el carril bici que nos saca de la localidad. Por el carril bici, que discurre en paralelo a la carretera CV-700 rodamos unos 5 kilómetros hasta, a la altura de una gasolinera, cruzar la carretera para meternos en el Parque Natural de la Marjal de Pego-Oliva


Un marjal, según la Wikipedia que to lo sabe, es una zona húmeda, generalmente cercana al mar, de gran riqueza tanto en fauna como en flora. Estas zonas húmedas a menudo son estaciones de paso en la migración de las aves entre el norte de Europa y África. Dejamos de rodar por el asfalto del carril bici y salimos a las pistas del parque natural. Enseguida se me tuerce el morro porque hay muchos charcos, mucho barro y pedrolos por sortear. Con la bicicleta de rueda de 29" no tengo demasiados problemas en superar obstáculos, pero con la de 24" que llevaría mi hija Alicia... malamente. Como no traje el GPS estoy usando Wikiloc para navegar y voy atento a sus indicaciones, pero aún así me pierdo un par de veces. 


La mayoría de las pistas discurren entre dos muros de juncos. Agradezco la sombra que me proporcionan, pero el paisaje deja bastante que desear. Bueno... la ausencia de paisaje porque no consigo ver nada a través de las cañas. Sí me sorprendo de vez en cuando con el ruido de algún ave que sale volando espantada a mi paso. Pero a veces cambio de dirección y la escena se abre y la ruta me regala la vista de un arrozal, por ejemplo, de un verde que llama la atención y que por supuesto la mierda de cámara de fotos de mi teléfono no capta.


La ruta está balizada con el estándar de IMBA. A pocos metros de llegar a mi destino veo indicaciones hacia la Font Salada. 


Pero no tengo muy claro cómo seguir. Cruzo a pie por encima de unas esclusas y recorro los escasos metros que me separan de la Font Salada. 


No serán las nueve de la mañana y ya hay gente disfrutando de un bañito. Yo no he traído bañador pero no me resisto a meter los pies en romojo.



Se está muy bien, pero decido no hacer la excursión con la familia porque la zona del marjal no me parece que tenga el firme en condiciones. Pero vendremos en coche. 


Me marchaba cuando el olor a café detiene mi avance como el mejor de los frenos del mundo. No puedo resistir la tentación y pido un cafelito con leche en el chiringuito.


Y una vez consumido, comienzo la vuelta por el mismo camino que he recorrido para venir. Sin echar mano del teléfono en cada cruce me lleva menos tiempo el camino de vuelta, lógicamente, que el de ida. Ya empieza a apretar el calor y se nota que es más tarde porque empiezo a cruzarme a más gente. Mas ciclistas, más tráfico... 
 

Llego al apartamento y me quito el culote para ponerme el bañador. Me remojo en la ducha de la piscina antes de zambullirme para quitarme el sudor y el polvo del camino y el refrescón me sabe a gloria bendita. Y  tengo todo un día de vacaciones por delante que continúo desayunando en la terraza mientras les cuento la ruta a Lourdes y las niñas. ¡La esencia misma de las vacaciones!

viernes, 12 de agosto de 2022

Ciclismo en Familia - Ruta nocturnas por el Valle de los Pedroches

Huyendo del calor agobiante de Madrid decidimos pasar unos días en Conquista, que durante el día hace mucho calor pero por la noche se puede dormir dignamente. Y dando la casualidad de que el Ayuntamiento organizaba marchas cicloturistas vespertinas/nocturnas no pudimos dejar pasar la oportunidad de llevar las bicicletas para disfrutar de estos eventos lúdico-ciclistas en compañía de otras familias del pueblo.


Nos apuntamos un poco a ciegas porque no sabíamos ni el recorrido, ni el kilometraje ni nada de nada... pero conociendo la zona y siendo una ruta familiar ya me imaginaba yo por dónde se marcharía: buscando el terreno lo más llano posible, que no es fácil en Conquista.


Y así acudimos con puntualidad a la cita. Y al llegar al punto de encuentro ya vimos a bastante participantes esperando con ilusión el comienzo de la ruta. En pocos minutos estuvimos todos (la organizadora pasó lista) y comenzamos a dar pedales en dirección sur, por las pistas que van en paralelo al Arroyo Grande. La idea era hacer dos recorridos. Uno corto, para los más pequeños, que los había incluso con ruedines en sus pequeñas bicicletas de 12", y otro "largo". Entrecomillo el adjetivo porque tenemos que relativizar. Es una marcha de aproximación a este deporte pensada para que todo el mundo pueda terminarla sin echar el estómago por la boca. Disculpad lo explícito de la expresión pero a veces tengo que escribir así para que lo entendáis, que sois de traca algunos, ¿eh? (broma). 


Este tipo de eventos me dan un poco de miedo porque es cuando saca la bici mucha gente que no está habituada a montar en bici y puede ser que se paren en mitad del camino de golpe, se crucen, etc. Todo hay que decirlo, no pasó nada de eso y del nutrido grupo de mayores y pequeños que salimos del pabellón polideportivo nadie fue causante de tragedias ni propias ni ajenas.


La primera parte del recorrido era totalmente llana y la pista presentaba un firme excelente. Era sencillo rodar la bicicleta y sirvió perfectamente de adaptación para que los participantes fuéramos acostumbrándonos a rodar en pelotón, guardar distancia, etc. 

Pasados 2 kilómetros se hizo la primera parada y los pequeños participantes de la ruta corta y sus progenitores se dieron media vuelta. El resto seguimos camino encarando la parte más dura de la ruta, unos dos kilómetros y medio de subida que si bien no tiene rampas fuertes hay que tener un mínimo de forma física para aguantar.


Como suele suceder en las subidas, cada cual sube a su ritmo. Más si cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre y de edades tan distintas. Lo que se hace en estos casos, efectivamente, es reagruparse arriba, Y aprovechando la ocasión y como en Conquista es raro que se junten más de tres personas y no se acabe comiendo y bebiendo, la furgoneta de apoyo (que iba detrás de la comitiva haciendo las veces de coche escoba junto con un 4x4) abrió sus portones traseros para ofrecer al personal bebidas frías y aperitivos.


Una Coca-Cola helada en el monte después de andar un rato subiendo en bici es mi definición de éxtasis. Y así la disfruté, picoteando además unas patatas fritas. Vamos, un planazo. Lourdes y las niñas hicieron lo propio, lo mismo que el resto de participantes, mayores y pequeños, que disfrutaron de una parada de lo más agradable mientras el sol terminaba de caer por el oeste (como viene siendo habitual en Conquista en los últimos años).


Con los focos y las luces de rojas de posición ya encendidas (aunque todavía había luz natural como para moverse sin peligro) reanudamos la marcha y lo que tocaba era bajar un buen rato. Vamos, todo lo que habíamos subido prácticamente. Como conozco la zona sé que hay rebaños de ovejas y mastines guardándolas. Alguna vez me ha tocado apretar el paso para "escapar" de ellos (que no hacen nada, solo su trabajo que consiste en hacer que te alejes). En esta ocasión también los había pero curiosamente no se atrevían a acercarse mucho a esa "manada" de seres, mitad orgánicos y mitad metálicos, con ojos brillantes de color blanco y rojo, que se desplazaba por su territorio a proteger a unos 10 kilómetros por hora. Todo debía de parecerles muy extraño. 

Cruzamos la carretera pero para hacerlo en condiciones de seguridad los dos vehículos que nos acompañaron se cruzaron a ambos lados del camino a modo de barricada de manera que los coches que pudieran venir (pocos, a esa hora por esa carretera) estuvieran obligados a parar. 


Y tras una breve subida (la última) ya solamente iluminados por nuestros focos, solo quedaba dejarse deslizar cuesta abajo hasta llegar al pueblo cruzando la carretera de Fuencaliente para disfrutar de un segundo aperitivo en el punto de partida. 


Fueron apenas 10 kilómetros que se hicieron muy amenos y, por suerte, sin pasar demasiado calor a esas horas avanzadas de la tarde. Además rodar en compañía siempre es un aliciente. 

Agradezco desde aquí al ayuntamiento que celebre este tipo de eventos que nos amenizan el verano y ponen en valor tanto el entorno de Conquista (que siendo sinceros en verano no muestra su mejor cara) como la práctica del ciclismo (y senderismo, que hace pocos días se celebró una marcha a pie muy bonita). 


El domingo (la ruta fue el jueves y es viernes cuando escribo esta crónica) se celebrará otra marcha pero un poco más larga. A este recorrido se le añade otro tanto. Yo me he apuntado, ya os contaré qué tal.