¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

sábado, 21 de agosto de 2021

Ciclismo en familia - Vía Verde del Bidasoa

Las Vías Verdes son excelentes candidatas para recorrer en bicicleta en familia. Si, además, el recorrido transcurre al lado de un río y se realiza un día de calor tendremos todos los ingredientes para pasar un día estupendo. Si el entorno es bonito ya lo tendremos todo y solamente tendremos que disfrutar del camino levantando la vista para no perdernos detalle de los lugares por donde pasemos. Tomad asiento y leed con calma, que lo que os voy a contar es un planazo para vuestras próximas vacaciones. 

Mi querida RCZ me acompañó en esta modesta aventura cicloturista

En la entrada anterior contaba que estábamos de vacaciones en la provincia de Burgos, muy cerca de la provincia de Soria. La siguiente parada de nuestro itinerario era Erratzu, en el Valle del Baztán, Navarra. No dejéis de visitar el Valle del Baztán, no os arrepentiréis. Una de las actividades que teníamos programadas era recorrer parte de la Vía Verde del Bidasoa, que comienza en Oyeregui, pero nosotros empezamos nuestra ruta en Santesteban, a unos 25 minutos en coche de Erratzu. Elegimos este punto de inicio porque es donde se encuentra el Centro BTT Ametzia. Para evitar cargar con las bicicletas de Lourdes y las niñas durante todas las vacaciones, como solo las íbamos a utilizar este día, decidimos alquilarlas y el Centro BTT Ameztia provee de este servicio con comodidad y a un precio razonable. Tienen además un buen bar y un hostal. Y son muy, muy, muy amables.

A nosotros, que no recorrimos toda la Vía Verde, medio día nos fue suficiente

Por otra parte, las bicis que tienen para alquilar cumplen, pero no son nada del otro mundo, muy básicas y pesadas. Los adultos pueden elegir entre bicicletas de paseo o de montaña. Lourdes quiso utilizar una de montaña y se equivocó en la elección porque no está acostumbrada a la postura y a llevar mochila y se le cargaba el cuello todo el rato hasta el punto de tener que colocar la mochila en el manillar atada con sus propias correas de manera rara.

Bici de entrada de gama montada en 3x7 y con ruedas, claro, de 26"

Para las niñas, bicis parecidas pero en 24". Todas estaban bien mantenidas y cambiaban y frenaban perfectamente. Además el alquiler incluía los cascos y un spray repara-pinchazos. Maiilots y culottes los llevábamos de casa, eso sí. 

La primera vez que Alicia usaba una 24" y le gustó. Ya no quiere 20"

Una vez pertrechados y con una mochila llena de agua y comida nos pusimos en marcha. No habíamos madrugado precisamente para comenzar a rodar de buena mañana y comenzamos a mediodía. Las bicis se pagan al devolverlas. No íbamos con prisa, nos daba igual pagar medio día o el día completo. Tampoco íbamos a rodar deprisa y por supuesto teníamos muy claro que no íbamos a recorrer la Vía Verde por completo (42 Km). Nuestro plan consistía en dar un paseo y buscar un sitio agradable donde comer a la sombra y darnos un baño (también llevábamos bañadores en otra mochila).

Hay varios carteles indicativos del recorrido

Se sale de Santesteban recorriendo el parque Intzakardi. Desde el principio el río es protagonista del paisaje y el ojo adiestrado de cualquier pescador podrá distinguir multitud de truchas haciendo sus cosas de peces.


Como corresponde en el norte de España y especialmente al lado de un río, la vegetación lo inunda todo con su verdor. Pero una de las cosas que no me gustaron de la Vía Verde del Bidasoa se hizo patente muy pronto. Y es que el trazado está habilitado para ser usado por vehículos a motor, algo que no había visto yo en ninguna Vía Verde y ya he recorrido unas pocas. Evidentemente circulan con muchísima precaución, pero es un rollo tener que estar pendiente de echarte a un lado al paso de un coche que ocupa casi toda la calzada.  


El suelo en los primeros kilómetros es de asfalto gris, no el típico rojo tan característico de los carriles bici. Luego se transforma en una pista en muy buen estado. También nos encontramos con varios túneles que a pesar de no tener iluminación no representan peligro alguno porque además de no tener baches u otro tipo de obstáculos, desde la entrada se ve la salida con lo que siempre se tiene una referencia a la que dirigirse. 


Atravesando uno de estos túneles llegamos a Sumbilla. No vemos indicaciones que indiquen el trazado que nosotros queremos seguir, pero no es complicado encontrarlo teniendo en cuenta que transcurre siempre paralelo al río. Otro punto negativo de la ruta es que también en paralelo al río tendremos la carretera N-121-A. Y durante muchos kilómetros oiremos el ruido de los coches al pasar. 

Si, como debe de ser, nos vamos fijando en el paisaje veremos represas en el río...

...espantapájaros espectaculares...

... caídas de agua muy bonitas de ver...

... caseríos típicos del valle que impresionan por su tamaño y por lo bien cuidados que están...


 ... y escenarios de cuento de hadas.


Otro punto a mejorar es la ausencia de áreas de recreo aledañas al recorrido, esto es, un triste merendero donde apartarse a comerse un bocata. Por suerte una marca en un árbol junto a una especie de cercado abierto para personas pero cerrado para vehículos a motor nos llamó la atención. 

Atravesándolo llegamos a un puente colgante sobre el río.

Y al asomarnos... premio. El lugar que estábamos buscando para descansar.  


Habíamos recorrido unos 10 kilómetros y era buena hora para comer. También decidimos que tras el descanso iríamos de vuelta porque ya habíamos recorrido la distancia suficiente como para hacernos una idea de los encantos de la Vía Verde y además hacía calor. Bajamos las bicis para tenerlas razonablemente a la vista. 

La verdad es que no había mucho sitio a la sombra y toda la orilla era de cantos rodados. Vamos, que no fue el mejor picnic de nuestra vida, pero el baño nos supo a gloria.

El camino de vuelta era ligeramente ascendente ya que en la ida habíamos rodado a favor de la corriente, cuesta abajo. 


Hicimos varias paradas para beber agua, tomar fotos, grabar algún vídeo, reagruparnos e incluso comer unas fresas silvestres que nos encontramos al borde del camino.

A Alicia la bici de 24" tal vez le quedaba un poco grande y el peso de la misma le pasaba factura así que sin prisa fuimos desandando el camino hasta Santesteban y, aún sin pretenderlo, llegamos antes de 4 horas a devolver las bicicletas prestadas. En el mismo bar del centro de BTT nos tomamos una coca-cola con hielo (las niñas un helado) que nos sentaron de maravilla, sobre todo por el aire acondicionado del local. El día era caluroso. El Valle del Baztán es un sitio húmedo pero no especialmente frío. 

Algo menos de 20 kilómetros para pasar un buen día de ciclismo en familia y tachar de la lista de "pendientes" otra Vía Verde. Pronto tendremos que ir pensando qué otra puede ser candidata para nuestra próxima aventura ciclista en familia. 

martes, 17 de agosto de 2021

Quintanar de la Sierra (Burgos) - Nacimiento del río Arlanza

 A mi familia (y a mí como parte integrante de la misma) nos gusta hacer turismo activo. Si sois fieles seguidores de este blog habréis leído entradas de experiencias bicicleteras en periodo vacacional como la ruta de la Ecopista del Río Miño que disfrutamos el año pasado. 

Este año no iba a ser menos así que con motivo de mis merecidísimas vacaciones de verano hemos salimos de viaje y la primera parada ha sido en la provincia de Burgos, en el Camping Arlanza de Quintanar de la Sierra. El nacimiento del río Arlanza queda a unos 5 kilómetros del camping y como primera excursión vacacional nos pegamos una buena caminata de 10 kilómetros para visitar la fuente. 

El recorrido me embelesó así que decidí hacerlo al día siguiente en bicicleta, que con la idea puesta en recorrer la Vía Verde del Bidasoa (estad atentos, queridos amigos, a la próxima entrada) había llevado conmigo: mí querida bici clónica con cuadro RCZ, la primera bici “buena” que he tenido. 

El camino desde el camping hasta la fuente es ligeramente ascendente y para no ir y volver por el mismo camino pensé en hacer la ida por la carretera y la vuelta por la montaña, así que a las ocho de la mañana estaba en marcha, sin desayunar ni nada, para aprovechar que el resto de la familia seguía durmiendo. Salí del camping hacia la izquierda y crucé el río en un puente que me encontré nada más terminar el recinto del camping. Una carretera estrecha me conduce a la nacional, que tomo hacia la derecha preguntándome qué habrá pasado como para tener que preguntarlo en una señal de stop. 

La carretera es para mí solo. Es sábado por la mañana pero se ve que los ciclistas de la zona madrugan menos que yo. Lo mismo pasa con los automovilistas, apenas me encuentro con cuatro coches en todo el camino de ida. Fui prudente y me vestí de largo: pantalones hasta los tobillos, camiseta de manga larga y cortavientos/chubasquero (el día anterior llovió). No me equivoqué, comencé la ruta a 10º a pesar de ser agosto. Por suerte no hacía nada de viento y con la ropa adecuada la temperatura era ideal.

Hago una primera parada obligada en un mirador que me ofrece una vista del valle impresionante y que, naturalmente, la foto no capta. 

Miles de millones de árboles a mis pies, realmente impresionante. Poco más adelante, a la izquierda, se abre un camino que según la indicación lleva a El Chorlón, otro de los atractivos turísticos de la zona. Se trata de una cascada, seguramente muy chula, pero no es el objetivo del día y lo dejo pendiente para una futura visita.

La carretera, que no presenta desniveles complicados me lleva plácidamente tras 6 Km a mi destino, el nacimiento del río Arlanza.


La fuente, como tal, está vallada y no presenta demasiado atractivo, seamos sinceros.


Pero el paraje sí mola mucho. Está acondicionado con barbacoas y mesas para hacer merendolas y el río transcurre plácidamente recién nacido. Hay varias autocaravanas y furgonetas camper que han pernoctado en el área recreativa. No me extraña, es un lugar que invita a ello.


Comienzo el camino de vuelta, dejo la carretera y me adentro en el pinar por la pista que el día anterior recorrí caminando.


Empiezo, además, subiendo unas cuestas de las buenas. La primera, de hecho, me hace bajarme de la bici más por cuestión de equilibrio que por fuerzas. Se me levanta la rueda delantera y no soy capaz de dirigir la bici por donde quiero. 

Paro a echar alguna foto y a grabar un vídeo saludando a los perdedores (suelo hacerlo para que se levanten de la cama porque son muy perezosos) y empiezo a escuchar ladridos. Y un segundo después un ciervo me pasa por delante a pocas decenas de metros. Naturaleza en estado puro. Bueno, no tanto. El perro sería de alguna finca. 


Ruedo por una pista en relativo buen estado con continuas subidas y bajadas. Solo dos de estas me ponen en apuros. La primera baja al cauce rocoso de un arroyo seco y está plagada de piedras sueltas que sorteo con bastante talento. La segunda me lo pone bastante más difícil. Tiene bastante pendiente y en este caso la complicación la representan las roderas y las raíces. En este momento echo de menos la doble con rueda de 29". Con la rígida de 26" consigo descender casi toda la cuesta, pero llega un momento en el que literalmente no me atrevo a seguir. Equivoqué la trazada yendo por la izquierda ya que por la derecha estaba más fácil y decido bajarme de la bici porque como tenga una caída nos íbamos a reír. Desde que dejé el área recreativa no me he cruzado con nadie. Literalmente.


Termino de bajar a pie y aprovecho para comerme un plátano sentado en una piedra debajo de un árbol. 100% idílico, uno de esos momentos reconfortantes que hay que atesorar. Me vuelvo a montar en la bici con la idea de recorrer por pista los últimos kilómetros de la ruta. El día anterior vinimos caminando por un sendero bien bonito, pero bastante complicado para bajarlo en la bicicleta. Llego al poste con la señalización de IMBA (Centro BTT Pinares Burgos-Soria) y me paro a pensar si seguir por la pista o bajar por el sendero.


Si sigo de frente, alcanzaré enseguida la pista y podré dejarme caer hasta el camping. Si giro a la derecha, el sendero difícil exigirá el máximo de mi atención y técnica para no pegarme una ostia contra una piedra con terribles consecuencias. El Moiselito angelito de mi hombro izquierdo recomendaba seguir de frente. El Moiselito diablito de mi hombro derecho decía que no, que el sendero molaba más.

Un ciclista que me rebasó tomó la decisión por mi internándose en el sendero. Vale, él tenía pinta de conocer la zona y llevaba una bici más adecuadita para ese sendero, pero ahí que fui detrás suya.


Evidentemente no fui capaz de recorrerlo entero ni de coña. Tuve que echar pie a tierra más veces de las deseadas. Siempre por miedo, no por haber forzado la situación que acababa de empezar las vacaciones.

El sendero termina en una pista poco transitada que baja hasta el camping donde me esperaba un buen desayuno (donetes) y un día entero de vacaciones por delante, que es la recompensa de madrugar.

Track disponible en Wikiloc

 
Como decía al principio, apenas me salió un paseo de 10 kilómetros. Es una cuestión de prudencia. Estando de vacaciones y especialmente por zonas que no conozco no me gusta alejarme mucho de donde estamos alojados y tampoco me gusta usar el coche para desplazarme hasta el inicio de la ruta no sea que tenga que pedir rescate.

En fin, una ruta muy bonita atravesando un pinar precioso. Muy recomendable, no lo dudéis si tenéis oportunidad de ir. O plantearlo como destino para una escapada de fin de semana o para un puente. Merece la pena.

martes, 3 de agosto de 2021

Cambio de cambio en la Ghost

Vosotros, mis más fieles y queridos lectores, sabéis que pasé las de Caín para pasar a monoplato mi querida Ghost. Conté con detalle la experiencia en esta entrada, para mofa de la comunidad ciclista internacional. 


A pesar del excelente trabajo (y la paciencia) del mecánico... el cambio se mostraba perezoso especialmente a la hora de bajar a las coronas más pequeñas. Y eso es debido a que estaba forzando a un cambio de 10 velocidades a gestionar un casete 11-50... y por mucho que nos empeñemos todo tiene un límite, claro. 

El cambio que venía de serie con la bicicleta es un Shimano XT RD-M786 VIA.


Si miramos sus especificaciones en la página oficial de Shimano vemos que está diseñado para trabajar con un casete con una corona pequeña de 11 dientes y una grande de entre 32 y 36 dientes. Para que llegara al 50 el mecánico le puso un tornillo "extralargo" para separarlo de la patilla... vamos, que iba forzadísimo. 

Esta foto es del la propia web de Shimano. No he tenido yo un cambio así de limpio nunca.

Si habéis leído la entrada anterior, y no espero menos de vosotros, sabéis que he estado pasando unos días en el pueblo. Allí tengo mi querida Kona Explosif pasada a monoplato (me perdonen los puristas, soy consciente del sacrilegio).  

Para esta transformación compré un cambio Deore  XT de segunda mano que, fíjate, he podido comprobar que se trata de un RD-M8000 VIA.


¿Qué significa esto? Que es un cambio 11v y de nuevo según las especificaciones oficiales puede trabajar en 1x11 con una corona grande de hasta 46 dientes. Y de 46 a 50 van muchos menos que desde el 36 así que en teoría el cambio trabajaría mucho mejor.  

Como en la Kona llevo un casete 9v 11-40 y en la Ghost un 11-50 la permutación de cambios se caía por su propio peso, así que me traje para Madrid el cambio M8000 dejando a la Kona medio desmontada (también me traje pedales y sillín para completar el "upgrade" de la Ghost") a esperas de recibir el M786 en mi próxima visita al pueblo. 

Quise comparar ambos cambios para encontrar las siete diferencias y tras desmontar el cambio de la Ghost y limpiar ambos razonablemente bien los pesé. 



Según datos de Shimano el 11v es ligeramente más pesado, hecho que he podido comprobar. Más Aun cuando en el 10v tengo unas roldanas más ligeras que las de serie. La diferencia es mínima, claro.

Sí se aprecia un poco más de diferencia en la longitud de la pata del cambio que mido desde el eje de la roldada superior hasta el de la inferior:



Mientras que el 10v me daba 95mm, el 11v solo 87mm (medido de aquella manera, ya veis). ¿Sería esto un problema para llegar al 50t?

Pero la gran diferencia la podéis ver en esta foto: la roldana superior del 11v no es solidaria con el eje de giro de la pata del cambio.


A la izquierda el 11v, a la derecha el 10v

Esto ayuda a acercar la roldana superior a las coronas, mejorando significativamente el cambio. 

Así que he montado el cambio 11v en la Ghost aún para trabajar con 10v y he salido a dar una vuelta tempranera antes de ponerme a teletrabajar. El cambio es, como era de esperar, de traca. Cambia perfectamente tanto para arriba como para abajo. Sin duda una mejora enorme. El siguiente paso será pasar a las 11v o a las 12v... pero para eso primero tengo que desgastar el casete 10v y le queda mucho. 

lunes, 2 de agosto de 2021

Foco EBUYFIRE y salidas nocturnas terroríficas en Córdoba

El verano es época de salidas nocturnas (también en bici) y desde que saboreamos las mieles de este tipo de rutas allá por 2017 procuramos revivir estas experiencias de vez en cuando. Pero claro, para poder rodar por la noche se hace imprescindible un foco que alumbre nuestro camino. 

Tras varios infructuosos intentos de hacer funcionar el conjunto chino de foco con batería externa que compré para aquella primera ruta nocturna (la batería no funcionaba, el cargador tampoco compré otra que tampoco funcionaba, luego el foco no alumbraba...ya sabéis, material barato y de poca calidad) decidí adquirir otro foco que me ofreciera más garantías y recurrí al "Amazon's Choice", que raramente decepciona: el foco Ebuyfire.

Esta foto la he cogido del propio anuncio de Amazon

El kit cuenta además con una luz trasera roja con varias posiciones (fija e intermitencia) que raramente utilizaré porque no suelo rodar por carretera. Pero como nunca se sabe, la montaré en futuras rutas nocturnas.

La diferencia fundamental respecto al foco chino es que este es mucho más compacto, tiene la batería integrada y se carga por USB (tanto el delantero como el trasero). Considero esta diferencia una ventaja al no tener que conectar distintos elementos y eliminar cables y conectores. La desventaja podría ser que una vez muerta la batería adiós foco... pero llegado el caso se podría sustituir la batería interna por una similar, habría que investigar si merece la pena por coste. A fin de cuentas este foco ha costado 26€. 

las primeras impresiones fueron buenas. Se percibe calidad en la fabricación. Solo me hacía dudar la sujeción al manillar. 

No me daba la impresión de ser muy firme. El foco se ancla en su sujeción mediante una presilla similar a las que se utilizan para enganchar accesorios en la cinturilla de los pantalones. Tenía serias dudas sobre la fiabilidad de este sistema. Tras probarlo pude ver que, al menos circulando por pistas en buen estado (no se me ocurre hacer una ruta nocturna por un tipo de firme distinto) la fijación es firme. 

Antes de utilizarlo en una ruta quise comprobar qué sensaciones me daba en cuanto a luminosidad. 

Venía de fábrica con algo de carga, pero preferí descargar la batería completamente para volver a cargarla y asegurarme así que en mi ruta de prueba no me quedaría tirado a mitad de recorrido a no ser que el foco viniera con defecto de fabricación.

Para probar el foco planteé un recorrido sencillo y conocido. Estando pasando unos días en la provincia de Córdoba (Conquista) me propuse hacer la ruta de Navagrande, de apenas 7,5 kilómetros circulares que saliendo desde el pueblo llega a la Ermita de San Gregorio y vuelve al pueblo. Todo por pistas con excelente firme y apenas un par de cuestas. 

La primera parte del recorrido es por carretera y cuesta abajo. Alcancé los 40 Km/h, señal de la buena iluminación que proporciona el foco. Fui todo el rato con la máxima potencia puesto que la ruta es corta y no era probable quedarme sin batería. 

Giré a la izquierda para salir de esta carretera y tomar la pista de tierra que llega hasta la Ermita. Aquí es donde empecé a pasar un poco de miedo irracional, miedo a la oscuridad. He hecho otras rutas nocturnas pero nunca solo y es curioso cómo se sugestiona uno al estar completamente a oscuras con los ruidos del campo alrededor. De vez en cuando oía algo a mi espalda y me giraba... pero solo veía negrura. Cuando paré, más adelante, vi que los ruidos se debían a que llevaba la mochila abierta y la solapa daba golpe. Soy un valiente. 

Para apartar la mente de pensamientos psicóticos hice una prueba de los distintos niveles de luminosidad para ilustrar esta entrada.

Máxima potencia:

Potencia media:

Mínima potencia:

Ya sabéis que es difícil que las fotos reflejen las diferencias entre los tres modos, sobre todo si la cámara es una mierda y el fotógrafo un paquete, pero creedme si os digo que en directo se nota bastante. Con la potencia mínima y varios ciclistas creo que se podría recorrer una ruta sin problema. Yo fui todo el rato con la potencia máxima y me aún me sobró mucha batería. La dejé descargar por completo en casa para comprobar su duración y se apagó tras 3,5 horas de uso. Vamos, que da para una ruta de sobra contando con que lo suyo es ir jugando con los distintos niveles de potencia. 

Según me iba aproximando a la ermita me iba entrando miedete porque sucede que alrededor se guardan ovejas y donde hay ovejas suele haber mastines. Y según me iba aproximando empecé a escuchar ladridos. ¿Eran imaginaciones mías producto de una sugestión excesiva? No, no lo eran. Enseguida dos mastines aparecieron a pocos metros de mi ladrando para que me fuera. Por suerte estaban al otro lado de la alambrada que delimita el camino. Una alambrada de mierda que cualquier perro podría saltarse si quisiera. Por suerte no quisieron y pude llegar sano y salvo a la ermita.  

En este vídeo exagero, como podréis imaginar, por la broma. Pero sí es verdad que pasé un poco de susto con los perros. 

Apagué el foco y la oscuridad se hizo total. Y pude disfrutar de algo que los que vivimos en ciudades raramente tenemos ocasión de experimentar: ver estrellas. Sobrecogedor. Una vez los ojos se acostumbraron a la oscuridad, todas las estrellas habidas y por haber aparecieron brillantes y preciosas. Un regalo. Pero la flexibilidad de mi cuello tiene un límite, así que tras pocos minutos de embelesamiento volví a la realidad y me puse en marcha de vuelta al pueblo. 

Un par de cuestas más tarde llegaba de vuelta a Conquista contento. El foco había cumplido con lo prometido y había disfrutado de un paseo nocturno en mitad del campo y no los recorridos pseudo-urbanos que venía haciendo.

Ahora hay que esperar para saber cómo envejece la batería de este foco. En las instrucciones recomiendan ponerlo a cargar cada tres meses y creo que seguiré esta recomendación. Descargarlo y cargarlo por completo cada cierto tiempo para que la batería no se estropee, como me pasó con el foco chino de infausto recuerdo.

Perdedores, a ver si antes de que entre el frío podemos hacer alguna ruta nocturna en grupo. ¿Quién se apunta?