¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Perdedores BTT - Balance de 2019

A punto de terminar 2019 es momento para la introspección, la reflexión y para hacer balance de lo acontecido durante el año... en lo referente a la actividad que nos une, si estáis leyendo esta entrada, el ciclismo de montaña. Y es mi propósito hacer este ejercicio y compartirlo con vosotros en formato "capítulo resumen", como cuando en Los Simpson echan la vista atrás y con trocitos de otros capítulos se sacan de la manga uno completo como si nada.

2018 había terminado por todo lo alto con mi esforzadísima participación como representante de Perdedores BTT en la 3ª edición de la clásica de las porras, ruta propuesta por el primo Christian y sus compinches bicicleteros. Mucho barro, mucho frío y muy, muy buen ambiente.


Para mi vergüenza podréis comprobar que hasta mayo no escribí ninguna entrada nueva en el blog. Y eso que en los primeros meses de 2019 pasaron cosas dignas de ser contadas. Como me encontraba bien de forma y barruntaba la idea de participar en la Talajara quise probarme con una distancia equivalente, de manera que una buena mañana de domingo me lancé a hacer el anillo ciclista de Madrid con salida desde Leganés. Unos 80 Kilómetros en total.


Son pequeños triunfos de andar por casa pero completarlo con éxito supuso una inyección de moral, un punto de inflexión para mí en la percepción de mis propias capacidades físicas (y mentales, ojo) que a posteriori me ha ayudado a asumir otros retos con una predisposición bastante más optimista.

En lo técnico 2019 ha sido también el año del cambio de bicicleta de Juancar y de Miguel. El primero, a una impresionante GT Zaskar bonita la mires por donde la mires. Además, muy bien montada. Una bici para rodar muy, muy rápido... y un chollo en toda regla.


Miguel con su Orbea Alma iba sobrado pero el cambio a una Oiz de 29" le permite afrontar según qué tramos con mucha más seguridad... y diversión. ¡Menudo madrugón nos pegamos ese domingo para ir hasta Valencia a por ella y volver antes de la hora de comer! Mereció la pena.

Creo que Miguel se había dado una ostia en los huevos con el sillín...

Así fue como entre pitos y flautas, con rutas solitarias y de poca entidad nos plantamos en primavera. La segunda mitad del año mejora notablemente, como vais a ver, con grandes fichajes del mercado de primavera y eventos importantes.

Y es que si algo hay que señalar de este casi extinto 2019 es la incorporación a la familia de Perdedores de nuevos e ilustres ciclistas, el primero de ellos Gualter. Tras un montón de años sin montar en bicicleta e incitado por las fotos que compartía con él de mis rutas por Las Navas del Marqués decidió comprarse una Trek de segunda mano. Algo sencillo para retomar este deporte, pero con garantías. Su presentación en sociedad fue en una ruta por la casa de campo junto a Javier (otro compañero de trabajo), el Bombi y un servidor, Lo pasamos bien y luego nos tomamos unas cañas, que así es como uno se engancha a este deporte. Si aplicamos términos taurinos, tomar la alternativa fue sencillo en la plaza de la casa de campo... pero la confirmación fue en la de El Pardo con catastróficas consecuencias. El nivel técnico de Gualter no es todavía demasiado alto y se le atragantaron (varias veces) las dificultades que el recorrido que nos propuso Miguel entrañaban.


Afortunadamente unos pocos rasguños y un iphone hecho trizas no son suficientes para socavar la (firme) voluntad ciclista de nuestro miembro más portugués y acudió presto a la primera cita importante de 2019 en nuestro particular calendario, la BiciCoa.

Pero antes de eso debo incidir sobre otro de mis momentos clave del año: el estudio biomecánico
Llevaba más de un año arrastrando molestias en la parte posterior de la rodilla derecha y sospechaba que era por una incorrecta postura sobre la bicicleta. Así que paralelamente a una tanda (larga) de sesiones de rehabilitación acudí a un biomecánico que me hizo un estudio de los buenos dejándome la bici perfecta. Tuve que cambiar la potencia para poner una mas corta y el sillín por uno más ancho. Tras estos cambios y corregidos la posición de las calas y la altura del sillín nunca más he vuelto a tener molestias. Recomiendo 100% invertir en este tipo de recurso.


Volviendo a la actividad puramente ciclista, este año la BiciCoa, en su sexta edición, la celebramos el 15 de junio con un tiempo espléndido. Batimos, además, récord de participación con perdedores habituales y nuevos miembros como el ya mencionado Gualter, Jaime y Ángel. Tengo la inmensa alegría de poder considerarlos a los tres miembros firmes (¿ein?) de Perdedores BTT.

La ruta de la BiciCoa este año se las traía. Reconozco que se me fue un poco de las manos y que muchos de nosotros acabamos hechos polvo. Sobre todo los que venían menos entrenados, que son a su vez los que más admiración me producen. Todo el desnivel se acumulaba al final. Casi 700m+ en unos 12 km. La recompensa al duro esfuerzo en forma de cerveza, gazpacho y panceta fue merecidísima en esta ocasión.


Siempre es un gustazo recibir a los colegas ciclistas que se pegan buenos madrugones para acudir a esta cita. Me honra profundamente y este año la BiciCoa superó sin duda nuestras expectativas.

Ya metidos en el verano la actividad baja significativamente. Hay que pescar, hay que salir de vacaciones, hace calor... circunstancialmente pasé una semana de camping en Burgos y me llevé una BH antigua que me permitió pasar un par de buenos ratos recorriendo sendas junto al río Arlanzón.


Y para terminar bien el periodo estival, lo que se ha convertido ya en tradición: la visita perdedora a Losar de la Vera. Este año con mayor representación. El primer año acudí yo solo, el segundo me acompañó el primo Christian y el tercero también Miguel (en lo que a ciclistas se refiere, porque entre amigos y familias nos juntamos allí una buena tropa.


La ruta propuesta por Jaime, una vez más, no defraudó. Tuvo de todo: senderos, pistas, piedras... averías, caídas tontas, risas y colegueo, que de eso se trata fundamentalmente. Y tras el sofocón, que hacía calor, un año en el río. Se le quitan a uno todos los dolores de la ruta con el agua fresca de la Garganta de Cuartos, podéis estar seguros.

Sin duda el gran evento de la temporada fue nuestra participación en la Talajara. Entre pitos y flautas no la preparamos especialmente pero como al final lo que manda es la cabeza (teniendo, por supuesto, un mínimo de fondo) y de eso no vamos del todo mal, la completamos sin demasiados problemas.


Es curioso, las primeras semanas tras la prueba recordaba el evento con sabor agridulce. Había puesto las expectativas bastante altas al respecto del nivel de diversión que iba a proporcionarme la experiencia, pero mis sensaciones fueron... tirando a negativas. Ahora, con más perspectiva, recuerdo la Talajara con cariño y con cierto orgullo por haber sido capaz de terminar (hablo por todos los que participamos: Miguel, Christian, Gualter y yo) con dignidad. Especialmente Miguel, que lo dio todo y compartió su experiencia en primera persona en una entrada especial a todo color.

2019 también ha sido un año de rutas interesantes. Me vienen a la cabeza una que hicimos Miguel, Juancar y yo por Las Rozas tras la BiciCoa y que a mi me costó una buena pájara y una "semicaída" en un zarzal y a Miguel dos roturas de cadena y otra que hice en solitario por "La Garganta", una finca lindante con Conquista, mi pueblo materno, en pleno otoño para maravilla de mis sentidos. En esta última, por no bajar fino por un pedregal, pellizqué la cámara con la llanta y la reparación me costó más de la cuenta. No puedo olvidar la reciente salida con Jaime, por El Escorial. Estrenaba bici, una MMR rígida de aluminio con muy buenos componentes que le ha permitido dar un salto de calidad en este mundillo.


Jaime y Ángel, durante la BiciCoa, se ofrecieron a organizar una ruta por Guadarrama. Les tomamos la palabra y un buen sábado de noviembre pudimos disfrutar de una de las mejores jornadas de ciclismo de montaña invernal y de comilona de colegueo que podemos recordar. Nieve, viento, barro, caídas, entrecots, risas... todo lo bueno de la vida concentrado en un solo día. Para recordar.


Y para ir terminando la entrada y el resumen del año... otras dos grandes citas. Para cerrar el círculo, la clásica de las porras en su cuarta edición, este año con cartelería y todo:


Y la San SilBTT Losareña, a la que tenemos que acudir algún año sí o sí.


Echando la vista atrás ha sido un año con no poca actividad perdedora, pero se nos han quedado muchas cosas en el tintero. Espero que 2020 sea, como poco, tan fructífero como 2019 y podamos compartir con vosotros (queridos lectores) nuestras andanzas, aventuras y desventuras y seguir así haciéndoos partícipes de nuestra pasión por este deporte que tantas satisfacciones nos genera.

Aprovecho para desearos unas Felices Fiestas y un próspero año nuevo, que disfrutéis con salud y con algún que otro exceso, que hay que darle un poco de vidilla al cuerpo.

¡Nos vemos en 2020!

lunes, 16 de diciembre de 2019

Ruta El Escorial - Zarzalejo - Valmayor - El Escorial - 14/12/2019

Hace unos meses tuvimos la intención de recorrer esta ruta, que encontré en Wikiloc (gracias al usuario nano flojo), pero la climatología no fue nuestra aliada y tuvimos que abortar el intento. El pasado sábado, en segunda convocatoria, Jaime y yo acudimos a El Escorial para pasar una de las mejores mañanas de ciclismo de montaña de 2019. Dejad que os lo cuente.


Durante los días anteriores el viento había soplado con fuerza, hasta el punto de valorar si continuar con nuestra idea de rutear el sabado o no... ya que el viernes por la tarde la prudencia nos desaconsejaba seguir adelante. Por suerte el sábado amaneció con buenos ratos de sol y el viento amainó, de manera que con buen ánimo y con buena ropa de abrigo nos presentamos en el aparcamiento de la Silla de Felipe II (bosque de La Herrería).

Track disponible en Wikiloc

La ruta no entrañaba demasiadas dificultades montañosas, pero empezar subiendo hasta la silla de Felipe II en frío... se te pone el corazón en la boca. Lo bueno es que sabes que habiendo superado este desnivel, lo que viene es descenso hasta, prácticamente, Valmayor.


La bajada hasta Zarzalejo discurre por una pista razonablemente ancha. Nos cruzamos con varios ciclistas que circulaban en sentido contrario y disfrutando del paisaje nos congratulamos de haber tenido tanta suerte con el tiempo, el sol luce, la temperatura es buena y no hace viento. Se nos presenta un día perfecto para el ciclismo de montaña.

Tras cruzar por primera vez la vía del tren, a las afueras de Zarzalejo, giramos en dirección sureste y seguimos bajando. El camino se estrecha y discurre entre muros de piedra. Hay algunos tramos complicados que sorteamos con razonable talento... y charlando sobre nimiedades, circulando yo en cabeza y Jaime por detrás, oigo el tan temido estrépito de una caída seguido de un aullido de dolor que me pone los pelos de punta. Paro mi bici y la aparco a un lado del camino en plan: "¿otra vez, Jaime?". Pero al ver que se retuerce de dolor me preocupo un poco. Caer en una cama de piedras no es del gusto de nadie.


Afortunadamente Jaime está hecho de adamantium, como Lobezno por dentro, y tras el costalazo se levantó. Con dolores en la espalda y la pierna pudimos continuar la ruta. Hoy Jaime me confiesa que le costaba ponerse de pie en la bici tras la que califica la caída más gorda que ha sufrido. No nos explicamos cómo pudo caerse. Salió por encima del manillar y no vimos dónde pudo meter la rueda delantera. Tal vez la bloqueó él mismo frenando ya que aún no está acostumbrado a la potencia del sistema de frenos de disco Shimano XT.


Llegados a la conclusión de que el común denominador de las caídas de Jaime soy yo (el gafe, vaya) retomamos nuestro camino en dirección al embalse de Valmayor. Cruzamos la urbanización La Esperanza y llegamos a la ermita de Valmayor. Jaime va tocado, pero va. Paramos brevemente para echar un par de fotos con la idea de parar un poco más adelante a tomar una barrita, en el paso inferior de la carretera M505.


Rodamos por senda, bordeando la orilla del Embalse de Valmayor. Está penosamente vacío. Se nota la marca del agua ,el nivel al que tenía que estar, a unos diez metros de la senda... pero el agua, donde la hay, está a más de 50 metros. Esperemos que recupere nivel en los próximos meses.

Cruzamos el río Aulencia con algunas dificultades, caminando por encima de un tronco atravesado de orilla a orilla. Por suerte no metimos los pies en el agua, que debía de bajar bien fresca. Saludamos a algún que otro pescador y paseante, nos tomamos la mencionada barrita y casi a las 12 nos quedan todavía más de 10 Km por recorrer. Y estos iban a picar hacia arriba, irremediablemente, para volver a donde habíamos dejado los coches.


Si el recorrido hasta ahora me había gustado, el siguiente tramo me iba a encantar. Al norte del Embalse de Valmayor está la presa del Embalse de los Arroyos. Entre este embalse y los Embalses de Las Lagunas (al noroeste de Navalquejigo) discurre la Senda de los Arroyos. Preciosa. Para recorrerla despacio dejándose uno embelesar. 

Al salir de la senda toca subir una rampita que gestionamos con paciencia, que ya son unos pocos de kilómetros en nuestras piernas. Volvemos a cruzar las vías para rodar por una pista agradable, el camino de las 7 cancelas. Yo no las conté, pero me cuadra el número... un poco rollo tanta puerta. Aparecemos en El Escorial por las afueras, por el noreste. El camino nos deja en la M600. Para no atravesar El Escorial decido (mea culpa) rodearlo por la M600 y la M505, hasta el aparcamiento de la silla de Felipe II, donde, recordad, habíamos dejado los coches. Error. La carretera pica hacia arriba y aún marcándonos cada uno nuestro ritmo, la ligera pendiente y la brisa nos desfondan. Yo, al tran-tran y con cierto ejercicio mental, llego al desvío del aparcamiento. Jaime tuvo que parar a respirar un poco.

 
  Y al llegar... ¡Sorpresa!


La ventanilla de mi coche rota. No se llevaron ni revolvieron nada... pero me apañaron el humor para el resto del día. En fin, para estas cosas están los seguros.

Mi cuentakilómetros marcaba poco más de 40 Km, el Strava de Jaime 38. Wikiloc daba un desnivel de 376m+, Strava más de 550m+. Los datos pueden variar, pero lo que es inamovible es mi intención de repetir esta ruta, si puede ser con más perdedores... y sin que Jaime se caiga. No sé si será más difícil lo primero o lo segundo.


martes, 10 de diciembre de 2019

¿Qué es el tubeless? - Principios del tubeless (entrada para principiantes)

En esta entrada voy a tratar de explicar sin entrar en demasiados detalles técnicos en qué consiste un sistema tubeless y a mencionar sus ventajas sobre un sistema tradicional de cámara y cubierta.

"Tubeless" significa "sin cámara", así que ya podéis imaginar que un sistema tubeless se caracteriza por la ausencia de las históricas cámaras que tantas veces hemos reparado con parches con mayor o menor éxito. ¿Cómo hacemos entonces que no se escape el aire? Convirtiendo el conjunto llanta-cubierta en estanco mediante el uso de una llanta con determinadas características y una cubierta especial o de un líquido sellante.

Pero vamos por partes. En primer lugar necesitamos que el aire no se escape por los agujeros de los radios. Existen llantas tubeless que en su pared interior no tienen agujeros, están preparadas de fábrica para tubeless, pero si nuestras llantas tienen agujeros con un fondo de llanta específico podemos taparlos de manera que el aire no se escapará por ellos.

Imagen de www.tiendamtb.com 

Imagen de www.tiendamtb.com

Las cámaras llevan incorporada su válvula pero como no vamos a usarlas... Necesitamos poder inflar la rueda, por eso tenemos que colocar una válvula especial. Perforando el fondo de llanta justo a la altura del orificio de la válvula colocaremos una válvula tubeless que se caracteriza por tener una cabeza de goma que al hacer presión mediante la tuerca contra la pared interna de la llanta evita que se escape el aire.


Teniendo ya listo el juego de llantas para soportar el sistema tubeless, vamos a hablar ahora de las cubiertas. En este contexto distinguimos tres tipos fundamentalmente.

Cubiertas tubeless: tienen un reborde específico, un labio que encaja en el perfil de la llanta de manera que una vez talonadas (explicaré este término más adelante) el aire no se escapa. Tienen además el flanco reforzado para poder llevar menor presión, lo que las hace más pesadas.

Cubiertas tubeless ready: por decirlo de alguna manera estas cubiertas estén a caballo entre las tradicionales y las tubeless. Pueden utilizarse en sistemas tubeless mediante el uso de un liquido sellante que se encargue de taponar las posibles fugas de aire.

Cubiertas tradicionales: en ocasiones también hemos "tubelizado" cubiertas tradicionales. La desventaja es que la estanqueidad del sistema es precaria y no se pueden utilizar con bajas presiones por peligro de destalonamiento (también explicaré este concepto más adelante).

Para colocar una cubierta en una llanta tubeless (o tubelizada) y que no se escape el aire, esta debe talonarse. Esto es, los labios de los bordes de la cubierta deben encajar con firmeza en los "raíles" que tiene la llanta a tal efecto en su interior. Para ello se recomienda usar agua con jabón en el flanco de la cubierta, lo que facilita la tarea, y aire a mucha presión para que en poco tiempo se expanda. Cuando la cubierta talona oímos un inconfundible y fuerte "clac". No temamos, no hemos roto nada.
Para talonar una cubierta se puede utilizar una buena bomba de taller (y bombear con fuerza y rapidez), un compresor de aire o herramientas específicas.

Imagen de www.deporvillage.com

Este talonador de Schwalbe, por ejemplo, está preparado para guardar aire a presión (que introducimos con una bomba tradicional) para luego, conectado a la válvula tubeless, liberarlo de  golpe dentro de la rueda que queremos talonar. Hay sustitutos caseros, ya que el principio es sencillo. La gente suele fabricarlos con extintores o con botellas de refresco, pero recordemos que trabajar con aire a mucha presión puede ser peligroso.


Usando tubeless existe el riesgo de destalonar, con el consiguiente riesgo para la integridad de nuestros dientes. Cuando forzamos mucho (mucho) en una curva, la llanta no es capaz de sujetar la cubierta y esta se sale de su sitio. Muy raro sería no terminar en el suelo cuando esto sucede.


Y para terminar, hablaremos de la parte engorrosa del tubeless: el líquido sellante.

Las ventajas de un sistema tubeless son principalmente dos: la posibilidad de llevar menos presión en las ruedas, mejorando la tracción gracias a que los flancos de los neumáticos tubeless están reforzados y la protección contra pinchazos si usamos líquido sellante.

Imagen de www.365rider.com

El sellador va "suelto" entre la cubierta y la llanta. Podemos introducirlo por el propio flanco antes de talonar, si estamos montando el sistema por primera vez, o desmontando el obús de la válvula e inyectándolo si acaso estamos "reponiendo" líquido, tarea que conviene ejecutar al menos una vez al año ya que el líquido a la larga se seca dejando de protegernos ante los pinchazos.


Estos líquidos a base de látex consiguen sellar los pequeños agujeros que perforan nuestros neumáticos y que antes de llevar tubeless nos hacían parar para reparar o sustituir la cámara. Hoy en día ni nos enteramos de haber pinchado a no ser que revisemos la cubierta. Veremos manchitas de líquido sellante allá donde el mismo ha hecho su trabajo obturando perforaciones. El mejor ejemplo nos lo trae el primo Christian, que nos enseña en primera persona cómo el líquido de su rueda sella el agujero causado por un abrojo.






¿Pero qué hacemos si el agujero es tan grande que el líquido no es capaz de sellarlo? Conviene llevar entre el juego de herramientas un juego de mechas. Con ellas podremos reparar agujeros más grandes. Y nunca está de más llevar una cámara de toda la vida para ponerla en sustitución del tubeless en situaciones como, por ejemplo, haber rajado la cubierta. Desentalonar la cubierta será pringoso y acabaremos llenos de líquido sellante, pero podremos seguir nuestra ruta.


Podríamos hablar mucho más sobre tubeless. Explicar mil trucos y situaciones que hemos resuelto con este u este otro método pero solo pretendía con esta entrada proporcionar información de primer nivel para aquellos ciclistas que no sepan nada de ruedas tubeless. Espero haberlo conseguido.