¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

lunes, 12 de junio de 2023

BiciCoa 2023 (10/06/2023)

Hay algunos días en que TODO (sí, sí... con mayúsculas y en negrita para que te enteres) sale bien. Y el pasado sábado 10 de junio fue uno de ellos. Y eso que la cosa durante la semana no pintaba bien, si te digo la verdad. Entre la previsión de lluvia, que parece que el verano no quiere llegar (ni tan mal, ¿eh?) y otras complicaciones familiares y logísticas,   parecía que este año la BiciCoa (ya sabéis... ruta en bici + barbacoa) no iba a poder celebrarse. Pero, fíjate tú, al final pudimos disfrutar de un día de bicicleta y de compadreo como pocos. Vamos, que lo mismo es porque al momento de escribir esto (domingo por la tarde, apenas 24 horas después) todavía estoy bajo los efectos del subidón de la hormona que sea que se libere al torrente sanguíneo durante las barbacoas con colegas (¿"pancetina " puede ser?) pero me atrevo a decir en voz bastante alta y con poco miedo a equivocarme que esta puede que sea la mejor edición de la BiciCoa que hayamos celebrado hasta la fecha, ojo con eso, que lo pongo en negrita también para darle mucho énfasis.

Esta foto mola mazo

Como no, narrar un evento de esta categoría lleva su tiempo así que no empieces a leer esta entrada si estás en el baño del curro o calentando vaso de leche en el microondas porque la vas a dejar a medias (la lectura) y te va a dar rabia. Es mejor que te asegures tus diez minutitos de tranquilidad que, digo yo, que si un servidor se va a tirar un par de horas entre escribir y poner fotos y vídeos lo menos que puedes hacer tú es corresponderme con una lectura paciente. Pero vamos, en tu conciencia queda.

Como decía en las líneas introductorias, llevar a buen puerto esta BiciCoa (la octava edición, por cierto) no ha sido tarea fácil. Daban lluvia y no teníamos ni medio claro el poder celebrarla. El jueves escribí a los Perdedores para tomar juntos una decisión: mantener la convocatoria tal cual, hacer la ruta pero comer en un restaurante, cambiar la cita al domingo o posponerla para otra fecha. Esto último iba a ser complicado porque para fijar la fecha hubo que dar muchas vueltas. Sólo os digo que al final la fecha se decidió al azar, usando como elemento aleatorio la Lotería Primitiva. Flipa. Total, que decidimos seguir adelante. Daban lluvia, pero no durante todo el día y además poca cantidad de agua. Vamos, que lloverían cuatro gotas y solo un ratejo. Además la previsión iba mejorando así que decidimos arriesgarnos. 

El sábado me desperté temprano, antes de las 7:00. Se escuchaba llover, menuda mierda. Me levanté para ir a por el desayuno de los campeones: churros. Ya no llovía pero estaba todo mojado. No me preocupaba la ruta, me preocupaba la comida. No poder hacer la barbacoa o estar incómodos apretujados debajo de un toldo y sin que los niños pudieran jugar a su bola en el jardín o en el parque. 

Habíamos quedado a las 9:30 para poder salir sobre las 10:00. A las 8:30 llegó Raúl y desayunó un cafelito con su correspondiente churro con Pablo (que se quedó a dormir el viernes) y conmigo. Estuvimos hablando de qué ropa ponernos. ¿Chubasquero? ¿Cortavientos?¿Chaqueta?¿Camiseta térmica? Decidí llevar el maillot de Perdedores BTT y la chaqueta. Prefiero pasar calor a pasar frío. Un chubasquero de Decathlón de estos que se hacen una pelota iría en la mochila por si acaso. Poco a poco fueron llegando el resto de ciclistas.

Ahora está montando en bici de año en año

Miguel vino con toda la familia y fue un gustazo ver a Pao después de tanto tiempo y conocer a sus dos retoños. Dos preciosuras de niños con unos ojazos que flipas y unos rizos a lo Marcelo que no veas cómo molan. Todo indica que van a ser dos fuckers de mucho cuidado, se ve venir desde ya. ¿Liaría alguna Miguel con sus ruedas como nos tiene acostumbrados? ya te digo yo que no porque TODO salió a la perfección. 

Anda que no está disfrutando Jesús con la bici nueva

Jesús en esta ocasión vino solo (luego vendría Vega, su niña) porque Puri, su pareja actual, tenía un buen catarro. Normal, porque en un mismo día lo mismo tienes frío que te llueve que te asas de calor y luego te cae una granizada. Te echamos de menos, Puri, si estás leyendo esto. Jesús es otro asiduo a las BiciCoas. Estuvimos hablando durante la comida de que solo ha faltado a una pero no recordábamos cuál. Fue a la de 2017 a la que faltó. Lo bueno de tener un blog es que sirve para salir de este tipo de dudas.

Ese amortiguador está pidiendo un mantenimiento a gritos

El Bombi sí que no ha faltado a ninguna de las citas. Es un fijo en la quiniela. Es un Perdedor de primavera-verano porque, me suena haberlo contado en alguna otra entrada, el Bombi es bastante montañero y cuando hay nieve siente como una atracción medio loca y se tiene que escapar todos los fines de semana a subirse a un cerro nevado, a esquiar o a las dos cosas. Y luego pone fotazas en Instagram para dar envidia porque el postureo ha agarrado fuerte en él.

¡Dice que llevaba sin montar en bici desde la BiciTanza!

La lista de Perdedores que no se han perdido ninguna BiciCoa es muy corta: la cierra Raúl. Y un dato curioso es que este es el primer año que repite bici. Dice que con la Trek tiene bici para rato y yo me lo creo porque ha probado ya muchas de distintas marcas y modalidades. Desde luego si monta poco en bici se le puede hacer bola una ruta larga o con mucho desnivel pero para abajo no le coges. 

La Oiz de Diana me flipa

De Guadarrama vinieron varios Perdedores. Diana lleva montando relativamente poco en bicicleta pero no veas con qué ganas lo ha cogido. Es su primera asistencia a una BiciCoa y espero que no sea la última (creo que se lo pasó bien). Estando Natalia convaleciente, Diana fue la única fémina en participar de la ruta. Fue sobrada, claro, acostumbrada a las rutazas que se hacen por su zona varias veces por semana.  

Llevaba sin usar la Giant desde antes de la lesión

¡Qué gusto volver a salir en bici con Ángel! Ya habremos comentado en este blog que se lesionó una rodilla de gravedad y ha estado sin poder hacer ejercicio bastante tiempo. Con muy buen criterio, con calma y con paciencia vuelve a estar operativo. Reconoció que aún le falta un puntito, que alguna cuesta se le hizo bola. ¡Normal! No pasa nada, lo importante es recuperar al 100% y evitar recaídas. 

2019 vs 2023

Dejadme que aquí me pare un poco porque os voy a hablar de mi criatura. Sí, me siento orgulloso, no lo niego, porque sé que en parte soy responsable de la mejora de Jaime como ciclista. Durante la ruta y la comida comentamos varias veces que el punto de inflexión, el clic en la cabeza de Jaime se produjo en la BiciCoa de 2019... en la que casi muere de dos maneras: de cansancio y de traumatismos. Entre las dos fotos que veis arriba hay, además de 4 años de diferencia, un móvil con mejor cámara, una BH Lynx que se mea en la Rockrider 5.2 y un señor que pesa 20 kilos menos y que por fin se ve la picha. No descarto que en la BiciCoa de 2024 veamos a Jaime con flequillo. Quédate con eso que te digo.

Perdedor y Zorro, lo mejor de cada mundo

El primo Christian, si puede, no falla a la cita. Este año ha venido con toda la familia y yo me alegro. Ángel y él llevaron cámaras para documentar como debe de ser la BiciCoa. Porque ya me dirás tú para qué sirve celebrar una cosa así si luego no queda debidamente registrado en redes sociales de cara al postureo. El primo siempre anda tratando de liarme para ir de ruta por el parque de los Cerros de Alcalá pero a mí no me vuelve a engañar. Fuimos en 2020 (mira las fotos de esa entrada porque están bastante guapas) y es cierto que la zona mola muchísimo pero las pasé putas reputas. 

¡Jorge es cinturón marrón en ciclismo de montaña!

¡La segunda BiciCoa de Jorge! Y espero que hagamos muchas más juntos. Conoce la zona mucho mejor que yo porque es navero (aborigen de Las Navas del Marqués). De hecho me equivoqué de camino alguna vez (a pesar de llevar el GPS) y tuvo que corregirme. Es el que más kilómetros hizo el sábado porque vino dando pedales desde su casa... para volver a pasar por Las Navas con el resto de Perdedores. Cualquier otro se hubiera quedado en la cama un ratito más para unirse al pelotón una vez empezada la ruta. Yo creo que Jorge es un ciclista "genético". No necesita entrenar ni salir todas las semanas para aguantarte cualquier ruta sobradamente. Y eso lo dan los genes (los que yo no tengo).

Vestido de largo no nos vayamos a resfriar

Fiel a su ruta en bici anual, Pablo yo creo que se apunta más por el cachondeo que por amor al ciclismo... Pero eso lo sabemos todos. Una vez más le presté la RCZ roja para que pudiera hacer la ruta con garantías, que su bici necesita un mantenimiento a fondo. Al menos esta vez sí se ha acordado de traerse las zapatillas de andar en bici. Tú fíjate, lo mismo que Raúl y que yo se abrigó de más pensando que haría frío y luego le sobraban hasta los calcetines.

Vulgarísimo ir con una bicicleta de 26" hoy en día

Otro al que se le está quedando tipín de tanto andar en bici es a Sergio, no hay más que verle. El maillot de Perdedores BTT no le entraba y mira ahora, como un guante le sienta. Es un claro ejemplo del "Gim y el Ñam" porque si en la Bici da la talla en la Coa ni te cuento. Su máxima en la vida es "no puede quedar nada en el plato". Y es un dogma que cumple a rajatabla.

La chaqueta me duró puesta solo 5 minutos

Y para terminar de completar el grupo, un servidor. No llegaba yo a la BiciCoa en mi mejor momento de forma pero sabiendo que para completar el recorrido que había diseñado para este año no debería tener demasiadas dificultades. Y, sobre todo, pensando en no ponerme malo que entre migrañas y vomitonas llevaba las dos últimas ediciones haciendo de las mías. Este año las premisas estaban claras: tomármelo con calma, disfrutar y terminar de una pieza que el día luego es muy largo.

Buena representación perdedora en la BiciCoa 2023

Doce ciclistas acudimos a la cita igualando el récord de participación de Perdedores en una BiciCoa. Toma castaña. 

Track disponible en Wikiloc

Como decía en un párrafo anterior el recorrido no pretendía ser, ni mucho menos, duro. Menos de 30 kilómetros y menos de 500 metros de desnivel positivo sin grandes rampones. Eso sí, con tres senderos divertidos, zonas para llanear y sus subiditas, claro está. Les comentaba yo a los colegas que desde mi punto de vista había sido el recorrido más bonito de todas las ediciones. Comenzamos rodando en dirección a Las Navas del Marqués como viene siendo habitual. Me gusta hacerlo así porque es lo más llano que hay por la zona y es una buena forma de calentar rodando en grupo y poniéndonos al día.

El suelo estaba perfecto gracias a la lluvia. Húmedo, pero nada embarrado. Había charcos aquí y allá pero se rodaba perfectamente. Lo que sí llamaba la atención era lo verde que estaba el campo. En el puente de mayo estaba todo seco, parecía verano. Y mira ahora qué lustre. Dice el refrán que cuando en marzo mayea, en mayo marcea... pues ha sucedido que en junio sigue marceando. Estas lluvias habrán estropeado los planes a mucha gente y, por supuesto, donde ha llovido a saco no han sido bienvenidas pero en términos generales me atrevo a decir que han sido bastante beneficiosas. Al menos desde el punto de vista paisajístico-dominguero.

Para todo lo que había llovido este arroyo corría como siempre, casi sin agua

Una vez en Las Navas cruzamos la glorieta del Magalia y comenzamos a subir hacia el Risco de los Dineros. Es una subida suave y bonita. Con alguna raíz aquí y allá, algún escaloncito... Obstáculos que se suben perfectamente y sirven para que la ascensión sea además algo más divertida. 

Justo antes de llegar al risco nos encontramos un mirador donde ya nos hicimos una foto el año anterior. La repetimos este año con la nueva participación y nos queda, qué quieres que te diga, un fotón. Como me decía Miguel, si la ponemos en blanco y negro parece la típica foto de los soldados que están descansando después de haber conquistado una posición. 

El Bombi en lo alto de un pedrolo porque la cabra tira al monte

A continuación bajamos hasta el área recreativa El Valladar por una bajada ancha pero muy divertida porque tienes que ir esquivando piedras, pinos y raíces. No es nada difícil, el camino es ancho y hay trazadas fáciles para cada obstáculo. Muy divertida. Un poquito de llaneo nos lleva a la siguiente bajada. Un sendero entre jaras, esta vez bastante más técnico debido a la cantidad de piedras sueltas que hay esparcidas a mala leche por el suelo. Es una bajada larguita y de las que no te permiten relajarte así que en vez de descansar acaba uno con los brazos cargados. 

Fotaza para imprimirla y ponerla en la taquilla de la sauna

Llegamos al punto más bajo de la ruta, a la altura del cruce de la carretera que va a Valdemaqueda con la vía del tren. Mi propuesta es recuperar cota subiendo por carretera. Jorge comenta que podemos subir por el camino... pero sabiendo que hay dos rampones buenos mantengo el trazado inicial y comenzamos a subir por el asfalto. Además, afirmo, es una carreterita por la que apenas pasan coches... Pues no veas. Parecía aquello el rally de San Remo. Cada dos por tres se oía a alguien del grupo gritar: "cooooocheeeeeeee"... Y todos para la derecha. Y el recochineo, claro, en plan "menos mal que por esta carretera no pasaba ni el tato...". En fin, cosas que pasan y a las que no hay que dar mayor importancia.

La carretera nos lleva hasta la M505 y de vuelta al Valladar para remontar por un sendero una cuesta sin demasiada entidad y disfrutar de otro de los senderos típicos, el que va paralelo a la carretera y que Christian grabó con su cámara.

Una vez en la glorieta del Magalia, donde termina este sendero, enlazamos con el que es posiblemente el más divertido de la zona, que también corre paralelo a la M505 entre la glorieta y la estación de tren. Es una bajada que hemos hecho varias veces a lo largo de las BiciCoas. Otros años la dificultad principal era las piñas que había que ir esquivando. Este año no había demasiada difultad... más allá de una piedra puesta a mala leche en mitad del camino o una rodera del agua cruzando a mala idea por la trazada buena. Ángel grabó toda la bajada para nuestro uso y disfrute. 

Lo mejor de este sendero es el final. Aquí aproveché que terminé segundo después de Raúl para echarme al suelo y sacar algunas fotos dignas de la mejor publicación profesional de mtb, perdona que te diga.

Pablo Montalvo del equipo Perdedores BTT 

Pasamos por debajo de la vía y rodamos hacia la entrada principal de la urbanización Ciudad Ducal. Al paso por lo que en su día fueron instalaciones de la Benemérita y que ahora son casas en ruinas (una pena porque molan mucho) un numeroso grupo de adolescentes que estarían de convivencias (estaban sentados en el prado escuchando las indicaciones de su monitor) nos aplaudió. Debe de ser que nos reconoció como el core de Perdedores BTT. Nos vamos haciendo famosos, eso es indudable. 

Ya en la Ciudad Ducal rodamos a buena velocidad por las pistas en perfectísimo estado admirando el paisaje (un pinar impresionante) y los chalets de lujo hasta abandonar la urbanización por otra salida, cruzar la M505 y volver a casa dando un pequeño rodeo para, por un lado, aumentar ligeramente el kilometraje y por otro subir una rampita que a más de uno le puso en su sitio porque es corta pero matona.

Terminamos dos horas y diez minutos después de la salida. Posiblemente la BiciCoa más rápida de la historia. Cero caídas, cero averías, todo buen rollo y sonrisas. Un gustazo.

¿El resto de la celebración? pues podéis imaginarlo...

Fueron llegando las familias y el resto de invitados y entre cervezas, aperitivos, barbacoa y dulces enlazamos la comida con la merienda en un festival de gula que no te puedes ni imaginar. ¡Y menudo día nos hizo! Si durante la ruta la climatología se mostró no solo benevolente sino más que adecuada para la práctica del ciclismo de montaña, durante la comida pasamos hasta calor teniendo que sacar la sombrilla y todo para protegernos del sol. Y pensar que estábamos preocupados por la lluvia... en fin.

Hicimos entrega de los regalos, claro está, que ya es parte de la tradición. Este año unos abrebotellas que Ángel estuvo testando esa misma noche. 

Esta cervecita tengo yo que probarla...

Ya termino, que esto se está alargando y no hay mucho más que contar. Como siempre, os echamos de menos a los que no pudisteis venir, a ver si otro año hay más suerte. Muchas gracias a todos por venir, ciclistas y familias, porque es entre todos que hacemos este evento divertido. Muchas gracias a Lourdes porque es en realidad la que organiza el cotarro. Y muchas gracias a quien corresponda por sacar un día de primavera de los buenos sin lluvia ni viento ni na.

En menos que canta un gallo me pondré a preparar la BiciCoa 2024, no te lo pierdas. Pero antes tendremos que hacer muchas más rutas juntos... y celebrar otra BiciTanza, el evento otoñal hermano de la BiciCoa.

¡Hasta el año que viene!

martes, 6 de junio de 2023

Ciclismo en Familia - Ramal norte del Canal de Castilla (03/06/2023)

Llegando el buen tiempo comienza la mejor época para el ciclismo en familia, eso es así. Y a esta ruta de la que voy a hablar en esta nueva entrada, amigos lectores, hace años que le teníamos muchas ganas. La teníamos planificada para 2020 (incluyendo la reserva de alojamiento y todo) pero tuvimos que cancelarla por culpa de la maldita pandemia. Esta primavera de 2023 hemos tenido la oportunidad, finalmente, de llevarla a cabo con bastante éxito, diría yo. Por favor, dejadme que os cuente con detalle nuestro fin de semana de cicloturismo familiar recorriendo el Ramal Norte del Canal de Castilla.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: un servidor, María, Jorge, Ali, Laura, Andrés, Lourdes, Jaime, Álvaro, Raúl, Martín, Odie y Paloma 

Pero antes de empezar creo que es oportuno contar muy a grandes rasgos qué es el Canal de Castilla porque el propósito de este este blog, además de entretener, es el de arrojar unas notas de cultura sobre vuestras cabezas, que solo pensáis en dar pedales y eso no puede ser. No es el propósito de esta entrada, claro está, detallar pormenorizadamente la historia del mismo porque para eso hay documentación en Internet a patadas, pero sí me gustaría dar un poco de contexto. El mínimo para pasar el día. El Canal se proyectó en el siglo XVIII como vía de comunicación comercial para dar salida a través del Mar Cantábrico (por Santander) al excedente de cereal producido en la Meseta. Inicialmente se pretendían construir cuatro canales:

  • Canal del Norte, el que hemos conocido en este viaje, que pretendía unir Reinosa (Santander) con Calahorra de Ribas (Palencia). Solo se construyó hasta Alar del Rey (Palencia).
  • Ramal "Canal de Campos", entre Calahorra de Ribas y Medina de Rioseco (Valladolid). Se construyó por completo
  • Canal Sur, que da continuidad en El Serrón al Ramal "Canal de Campos" hasta desembocar en el Pisuerga en Valladolid. También se construyó por completo.
  • Canal de Segovia, que nunca fue construido, entre Villanueva de Duero y Segovia.

La lentitud de las obras (causadas, además de por los medios disponibles en la época, por los conflictos bélicos que se sucedieron) y aparición del ferrocarril, fundamentalmente, fueron principalmente los causantes de que se desestimara la construcción de los tramos pendientes y de que se dejara de utilizar el Canal de Castila como medio de transporte fluvial. Las barcazas de mercancías tiradas por mulas que caminaban por los caminos que corren paralelos al canal por ambos lados (caminos de sirga) no podían competir con la velocidad del tren. No obstante el Canal tuvo su época de gloria. Por ejemplo, entre 1850 y 1860 eran 350 las barcazas que recorrían los kilómetros construidos, la longitud actual de la infraestructura.

Total, que el canal dejó de explotarse como vía de comunicación en 1959 pero siguió dándosele uso para el regadío de los campos, que no es poca cosa. Y más recientemente, para nuestro regocijo, se comenzó a promover su faceta histórica, cultural y recreativa. Además, ojo, es un ecosistema valiosísimo. 

Como podéis ver en el mapa de arriba, el Canal de Castilla con sus tres ramales construidos tiene forma de "Y" invertida. Nosotros hemos recorrido en dos etapas del Ramal Norte pero tengo que confesar que no en su totalidad. Mide 75 kilómetros pero nosotros hemos dejado sin visitar unos 18 entre Frómista y Calahorra de Rivas. Por motivos logísticos, fundamentalmente. 

Durante el almuerzo del sábado las bicis se quedaron al borde del camino y nosotros bajamos a un área recreativa en la que se estaba estupendamente

La idea era hacer dos etapas: la primera desde Alar del Rey hasta Melgar de Fernamental (El mejor nombre de pueblo que he oído en mi vida). La segunda etapa, desde Melgar de Fernamental hasta Frómista. Tratándose de rutas lineales la logística se complica porque, como suponéis, hay que organizar lo de volver al punto de origen a por los coches. Ahora os cuento cómo lo resolvimos con la ayuda inestimable de Paloma, la hermana de María. Alquilamos una casa rural en Melgar de Fernamental (voy a escribir este nombre mil veces más porque me flipa): Casa Rural Hortelanos. Muy, muy recomendable la casa. Éramos ocho ciclistas y el sábado fuimos en dos coches a Alar del Rey con idea de empezar a dar pedales a eso de las 10 de la mañana. Paloma vino con nosotros y se trajo de vuelta un coche a Melgar de Fernamental. Ese día bajamos en bici por el Canal de Castilla hasta volver a la casa rural y por la tarde Jaime y yo volvimos a por el otro coche.

Unas mazmorras nada más comenzar el recorrido en Alar del Rey

El domingo no madrugamos especialmente pero Jaime y yo, mientras el resto se preparaba, llevamos un coche a Frómista, el destino de la ruta ese día. Volvimos en el otro coche a Melgar de Fernamental y salimos, junto al resto de ciclistas, directamente en bici desde la casa rural. María, Paloma y los dos niños más pequeños fueron tranquilamente en coche hasta Frómista donde nos juntamos todos.

Estuvimos toda la semana pendientes de la previsión meteorológica porque daban lluvia. Hacía meses que teníamos el viaje cerrado y tener que cancelarlo o no poder hacer las rutas por culpa de la lluvia sería una pena de las gordas. Aunque bien deseada, que buena falta hace esta lluvia, no contábamos ya con tener que echar mano de paraguas o chubasquero en junio.

El sábado anunciaba precipitaciones a partir de la hora de comer así que si madrugábamos un poco podríamos hacer el recorrido y llegar a casa antes de que comenzara a llover. Así que a las 10, como os he adelantado antes... ¡estábamos en Alar del Rey listos para dar pedales!

La ilusión se ve reflejada en nuestras caras, no me lo puedes negar

El día estaba perfecto de temperatura y fíjate qué cielo más azul. No obstante, como no llevábamos bocatas (sí algo de picoteo para cuando te entra el gusanillo a media mañana) llenamos las alforjas con los chubasqueros que más vale prevenir que curar. 

El Canal se muestra en sus primeros kilómetros como el típico camino con el verde crecido por el medio y con dos "raíles" con la separación de las ruedas de un coche. Bueno para rodar en paralelo, claro, pero hay que estar pendiente para no salirse. El firme es bueno. Comenzamos rodando en pelotón pero está clarísimo que en pocos minutos el grupo se va a estirar porque a los niños les gusta ir por delante y no todos tienen la misma energía. No importa, el recorrido no tiene pérdida y además los adultos ya tenemos la costumbre (adquirida ya en tantas rutas que llevamos hechas) de separarnos para ir al menos uno en la cabeza y otro en la cola.

Reconozco que me esperaba un camino más "cuidado"

Se ve que ha llovido por la zona durante la noche porque hay charcos. Los niños no solo no los esquivan sino que los buscan. Los adultos buscamos la belleza de los paisajes o la compañía y el compadreo ciclista, pero los niños se alimentan de otro tipo de motivaciones, como ponerse hasta las cejas de barro aunque al día siguiente haya que usar la misma ropa de bici. Carpe diem que en latín quiere decir "pisa el charco". 



Avanzamos a una velocidad de unos 12 km/h y las paradas son inevitables: que si para una foto, que si para reagruparnos, que si para ajustar algo de alguna bici... Andrés tiene mérito doble porque además de no ser ciclista (practica otros deportes, fundamentalmente fútbol) va en una bici de rueda de 24" que además de quedarle pequeña tiene problemas serios de oxidación. El desviador delantero no funciona, así que se ve obligado a rodar en plato mediano todo el tiempo. No es el peor de los males porque como el terreno es muy, muy, muy llano jugando con el cambio trasero, que sí funciona, se apaña bien. Raúl también tiene lo suyo porque para ver qué tal le val al niño una bici de rueda de 26" este viaje ha cogido la de María, que no puede hacer ejercicio al estar convaleciente de una cirugía. Esa bici pesa casi más que el niño... y a la larga, como veréis, se nota. 

El agua del Canal está muy turbia, parece que corre barro, de las tormentas que se vienen sucediendo todas las tardes desde hace días. El Río Pisuerga, del que se alimenta el Canal, está en el mismo estado. Desluce un poco el paisaje, no te voy a decir que no, pero qué le vamos a hacer...

Nos vamos encontrando a nuestro paso multitud de puentes, algunos más modernos pero la mayoría de piedra construidos al mismo tiempo que el Canal y demás infraestructuras fluviales, como las famosas esclusas. En total, en el Ramal Norte, hay 24 esclusas, la mayoría no funcionan. 

Jorge estrenaba bici de 29". Mucha diferencia (para bien) respecto a la de 24" que venía usando

Poco después de pasar  Herrera de Pisuerga se encuentra el Centro de Interpretación del Canal de Castilla. En este punto se cruzan el Canal y el Río en una anchura que salvamos gracias a un puente colgante bastante pintón.

La foto hubiera quedado más bonita si en vez de barro corriera agua por debajo

Junto al Centro de Interpretación hay un área recreativa con mesas, césped y buena sombra. Es buena hora y buen sitio para hacer la parada del día y tomar un tentempié. Poca cosa, que hay que continuar (nos quedan todavía 20 kilómetros) y no podemos entretenernos que esta ruta es una carrera contrareloj y nuestro rival es la tormenta. Unos kikos y unos filipinos servirán para engañar al estómago un ratejo.

Vosotros pensáis que Jaime es un señor serio, pero no.

Somos afortunados porque los árboles nos van dando sombra y no pasamos calor. Además el firme es excelente y se rueda cómodamente. En un momento dado, rodando Andrés en cabeza, decide parar de repente. Como no está acostumbrado a hacer rutas no sabe que hay que avisar y echarse a un lado para evitar que el que viene detrás se choque con él.... y sucede que Jorge no puede frenar a tiempo y se produce la colisión. Y detrás viene Ali que también choca. Y detrás viene Lourdes que tampoco puede frenar a tiempo. El disco de la rueda delantera de Lourdes se hunde claramente en la cubierta trasera de Ali, pero por suerte no llega a producirse el corte porque hubiéramos tenido que hacer una reparación de la cubierta Dios sabe cómo. Porque cámara de repuesto tenemos, pero un corte en la cubierta es harina de otro costal. Por suerte el incidente se cerró con un rasguño en la pierna de Jorge y una valiosa lección ciclista aprendida por parte de Andrés. 

Menos mal que llevábamos el chubasquero...

El Canal de Castilla pasa entre Osorno y Melgar de Fernamental. Nosotros tenemos que llegar en bici hasta la casa rural y para no tener que rodar por carreteras con tráfico más de lo necesario nos salimos del Canal a la altura de San Llorente de la Vega y rodamos por carretera, pero secundaria y apenas nos cruzamos con tres o cuatro coches. Los niños respetan perfectamente las instrucciones que les hemos dado de rodar en fila india sin adelantarse y dejando dos o tres bicis de separación entre uno y otro. Así minimizamos el riesgo. Tras 33 kilómetros de ruta llegamos a nuestro destino.

Mira cómo se van formando las nubes de tormenta cuando estamos terminando la ruta

Aproximadamente una hora después de llegar se puso a llover. La mañana salió perfecta. Una buena comilona a base de macarrones a la carbonara y una siesta reparadora. Y por la tarde, los niños a disfrutar de la piscina cubierta que tiene la casa y los mayores a descansar con unas cervecitas. 

El domingo la previsión meteorológica era mucho más favorable: no se pronosticaba lluvia hasta las 18:00. Teníamos tiempo de sobra para salir de Melgar de Fernamental a media mañana y llegar a Frómista antes de las 17:00, hora a la que habíamos reservado un paseo en uno de los barcos recreativos que recorren un trocito del Canal con explicación incluida.

Se me sale un poco la lorza al levantar el brazo. La noche de antes cenamos barbacoa y se nota...

Para volver al Canal de Castilla tenemos que rodar un poquito por carretera (muy poco) y tomar una pista de tierra que indica 2,3 Km hasta el Canal. Son poco más de las 12 del mediodía y el sol aprieta. Hoy no llevamos chubasqueros porque sabemos que no van a hacer falta. 

Al principio de la ruta es fácil mantener un pelotón unido

Una vez alcanzado el Canal seguimos avanzando por la orilla izquierda con un ritmo adecuado. No abundan las sombras y parece que el suelo está lleno de piedras. Muy compactadas, eso sí, pero no es fácil lanzar la bici. Este, junto al calor, serían los factores que nos hicieran penar más de la cuenta. 

El paisaje cambia sutilmente. Ya no hay tantos árboles en la ribera para hacernos más llevadera la ruta con su sombra. Ya no hay charcos con los que divertirse. Además tenemos que remontar un par de cuestas que, aunque sean insignificantes si estamos hablando de ciclismo de montaña, son mucho más de lo que habíamos tenido que ascender durante la ruta del sábado. 

En ocasiones rodábamos bastante por encima del canal

En torno a las 14 y habiendo recorrido más o menos la mitad del kilometraje paramos para comernos los bocatas en un apartadero a la sombra. No había áreas recreativas ni construcciones a las que acercarse en busca de un murete donde sentarse. Sin entretenernos demasiado reanudamos la marcha. Debíamos llegar antes de las 17:00 a Frómista porque necesitábamos algo de tiempo para colocar las bicis en los portabicicletas que con los cierres de seguridad es donde más protegidas iban a estar contra los robos mientras dábamos el paseo en barco.

Hacía mucho calor y el terreno no era el mejor para que los niños rodaran ligero. A Raúl se le estaba haciendo bola llevar la pesada bici de María con el peso añadido de las alforjas (que él mismo se empeño en portar). A Ali directamente le dio una pájara. En un momento dado se encontró mareada y con el estómago revuelto. Quedaban unos 15 kilómetros y no quedaba más remedio que continuar porque estábamos en mitad de la nada así que sacamos la goma elástica que llevamos como medida de precaución para, como era el caso, remolcar a alguien en caso de emergencia. 

El secreto es mantener la goma tensa

No habíamos practicado el remolcado, debo de reconocer, pero enseguida nos hicimos a ello. Solo hubo un incidente. Bajando una pequeña cuesta frenamos de manera desacompasada y la arrastré. Apenas una rozadura en la rodilla, nada grave. 

A pesar de estar siendo remolcada el terreno era tan asqueroso que las vibraciones de las piedras le seguían revolviendo el estómago, pero por suerte una media hora más tarde ya se recuperó. Rodábamos con el invento a una velocidad de entre 15 y 17 Km/h. No podía ir mucho más rápido por piernas y por prudencia. Los últimos 500 metros los recorrió Ali por sí misma por el orgullo de llegar por sus propios medios. Y junto a la esclusa cuádruple nos esperaban Laura y Lourdes, que se habían adelantado unos cientos de metros, María, Paloma, Martín y Alvarito. 

Para solucionar el problema de Raúl hubo cambalache de bicicletas. Andrés terminó con la de Jorge, Raúl con la de Andrés y Jorge con la de Raúl... para su desgracia porque, como digo, ya era complicado avanzar dignamente por esos caminos como para encima ir lastrado por el peso y las características de la bicicleta. No llegó de muy buen humor Jorge, no, a Frómista.

Pero el caso es que fuimos llegando uno detrás de otro en torno a las 16:00 con tiempo de sobra para refrescarnos antes de subir al barquito. Tras montar las bicis en el porta fuimos a la gasolinera del pueblo a comprar agua fresca porque estábamos deshidratados. Nos cambiamos de ropa y disfrutamos del paseo fluvial, relajante, tras un durísimo día de bici.

Enhorabuena a los niños. A Andrés especialmente, que ha superado esta prueba de fuego (y con una bici que debió acabar en el fondo del canal y no volver a Santander) de cara a otros retos ciclistas que nos van a acontecer en un futuro cercano. Para el resto de niños solo tengo palabras de admiración. Tenéis el cielo ganado por aguantar estas locuras de vuestros padres. Espero que algo os quede de mayores, espero que esto os haga un poquito mejores en algún sentido. 

Enhorabuena a Lourdes, que le está cogiendo el punto a esto de la bici y para mí ese es un regalazo.

Enhorabuena a Jaime. Igualito está el tío que en 2019 cuando vino a esa primera BiciCoa. Siempre lo digo, me siento en parte responsable por haberle metido el gusanillo por la bici y por lo tanto muy orgulloso.

Y mil gracias a María y a Paloma por la ayuda logística. Nos ha facilitado muchísimo la tarea contar con vosotras.

Se nos ha dado bastante bien el finde de bici y por lo tanto solo quiero anotarle puntos perdedor a Andrés por ese frenazo inoportuno. Pero es una cosa que a todos nos ha pasado, no hay que darle mucha más importancia. Sí se la doy a la caída que tuvo Natalia hace unos días y que la van a tener apartada de los caminos una temporada. ¡Ánimo, Natalia! En menos que canta un gallo ya estarás otra vez subida encima de la bici. 



Me despido recomendando MUCHO esta experiencia. Muy asumible para todos los niveles de forma. No creo que en verano sea buena idea a no ser, ojo, que se haga de noche que puede molar bastante.

¿Cuál será la próxima ruta en familia? Una de las buenas, ya veréis.

miércoles, 3 de mayo de 2023

Cabañas de pastores, miradores estelares y otras maravillas.

A veces pasa que la ruta sale chula sin más. O puede ser que dependa más de la aptitud de uno mismo que del recorrido en sí, vete tú a saber. La cosa es que hemos pasado el puente del día del trabajador y de la Comunidad de Madrid en la casa de Navalperal de Pinares y el domingo (30 de abril) yo pretendía madrugar para explorar parte del recorrido de la próxima BiciCoa pero no puse el despertador y me levanté tarde para lo que quería hacer así que salí a dar una vueltita sin muchas pretensiones. Simplemente hacer un poco de ejercicio para completar el reto semanal de Generali Vitality (1).


Total, que salí en dirección a Navalperal de Pinares para recorrer, si acaso, un trozo de la "Ruta de Casasola", señalizada estupendamente por el ayuntamiento, que ya hiciera en su día. En un momento dado veo un cartel que indica hacia un "mirador estelar". Imposible resistirse, así que me encamino hacia allá. 


Me encuentro con una pista de cemento ("subida de hormigón Molinetas" se llama el segmento en Strava) que pica para arriba que no veas. Ya sabemos lo que toca: molinillo, paciencia, disfrutar del entorno (un robledal precioso) y distraerme escuchando el podcast de BiciLab (muy recomendable). 

Un consejo muy chorra. Ya sé que no es recomendable llevar auriculares cuando se monta en bici, pero yendo por el campo no lo considero peligroso. Allá cada cual. Si escucháis podcasts descargarlo en casa porque puede ser que perdáis la cobertura y el audio se corte. 

Veo un cartel que indica "aparcamiento del mirador estelar"... pero no veo cerca el mirador. Mirando a lo alto consigo ver un cercado de madera en lo alto de un risco y entiendo que debe de ser lo que busco así que me dirijo hacia allá rodeando el promontorio campo a través porque no veo camino que me lleve hasta arriba. Cuando llego descubro que no se trata del mirador estelar sino de un mirador de la Sierra de Gredos, el mirador de la Reneja.


Me entretengo un ratito mirando los nombres de los picos que recoge el cartel explicativo ligeramente vandalizado, como no. ¿Quién se viene hasta aquí a rayar la cubierta de metacrilato de un cartel? En fin..

A los pies del mirador veo que hay un chozo de pastores y algo más abajo, el mirador estelar. Tenía que haber seguido rodando unos pocos de metros más por la pista y lo hubiera visto sin necesidad de subirme al cerro. Bajo caminando entre las retamas hasta el chozo. Mola mucho.


Me meto dentro, naturalmente, y me gusta ver lo bien conservado que está. Es minúsculo, no creo que yo cupiera tumbado. En una esquina, unas cuantas piedras en el suelo delimitan "el hogar", aún con cenizas de haber sido usado quién sabe cuando. En la esquina opuesta, frente a la puerta, una piedra hace las veces de asiento. En la otra esquina, leña seca.


Y apenas a unas decenas de metros, el mirador estelar. Otro cercado de madera con mesas, bancos y cartelería. 


Tiene que hacer una rasca y un viento aquí por la noche que te digo yo que las estrellas van con bufanda. 


Para no hacer la vuelta por el mismo sitio que la ida decido improvisar un poco y recorro la Ruta de Casasola en sentido contrario. Una bajada por pista rota me hace ponerme alerta. La RCZ es buena para subir pero no me genera nada de confianza bajando: la Rocket Ron delantera no me da seguridad, la ausencia de doble suspensión penaliza, la geometría tirando a "clásica", la ligereza que le resta aplomo... pero me divierto.

Acabo encontrando la pista de cemento y sin darme cuenta estoy llegando de vuelta al pueblo. En un par de cuestas arriba me pongo de pie para ver cómo van las patas y me topo con otro inconveniente de la bici: al no tener bloqueo en la horquilla gran parte de la potencia de mis movimientos es absorbida por la suspensión restando efectividad a mi pedaleo. No me supone mayor problema, pero es un hecho y como tal te lo cuento. 


Y lo mejor de estos días que uno sale a montar en bici en ayunas es, naturalmente, el desayuno. Una ristra de croissants de pura mantequilla que hicieron, seguro, que el balance de calorías ruta/desayuno saliera a deber. En fin, son cosas del día a día con las que hay que convivir.  

Cómo molan estos días que sales en bici sin un objetivo claro y acabas descubriendo tesoros a tiro de piedra de casa. Anda que no habrá cosas que no haya visto aún. ¡Habrá que seguir explorando!

(1) Generaly Vitality es un programa al que estoy suscrito por ser cliente de Generali (cualquier seguro sirve, hasta el más barato de 15€/año por responsabilidad civil de caza y pesca). Pago 3,50€ al mes y si cumplo el reto semanal (se hace fácil) giro una ruleta en su app y me pueden tocar 5€ en Adidas o 5€ en Amazon o 10€ en El Corte Inglés o 200 puntos (los puntos sirven para pasar de "categoría" de bronce a plata, oro y platino con un vale de Amazon de 5€, 10€ y 20€ respectivamente). A todos los que hacéis deporte habitualmente os lo recomiendo porque os sale casi "gratis".

lunes, 24 de abril de 2023

Guadarrama - Valmayor (23/04/2023)

Hay veces que las rutas molan por el recorrido en sí. Hay veces que molan por la compañía y hay otras veces que molan por ambas cosas. Y estas son las mejores, evidentemente. El pasado domingo 23 de abril tuvimos la suerte de disfrutar de una de estas últimas. Y a pesar de mis reiteradas protestas, queridos compañeros de ruta, sabed que la disfruté muchisísimo, podéis estar seguros. Además celebro volver a hacer una ruta con Ángel tantísimos meses después, ya casi, casi recuperado de la grave lesión sufrida en su rodilla. Aún le falta un puntito, pero lo peor ya está superado. ¡Es un hecho que tenemos que celebrar!

Total, que durante la semana estuvimos hablando de quedar el fin de semana para salir de ruta porque hacía tiempo que no nos juntábamos unos cuantos. Y siendo que el sábado había otros compromisos y que daban lluvia a primera hora (poco llovió para la falta que hace) fijamos el domingo para juntarnos y salir con la bici. Hacía tiempo que no íbamos a la sierra y Lude y yo pensamos que era una buena oportunidad para visitar a los amigos de Guadarrama y a las 8:30 ya estábamos listos en casa de Jaime. Corría una brisa muy fresquita y nos vino bien el café que nos tomamos. Nos calentó un poco el cuerpo. Enseguida llegó Ángel para alegría de Sergio y mía, que no le esperábamos, con su preciosa Cannondale de 26" con horquilla fatty. Al parecer su bici "titular" está fuera de servicio porque de estar tanto tiempo sin usarse las cubiertas se han destalonado. Natalia, Simón y Diana completarían la participación guadarrameña y el Bombi, que se apuntó el sábado a última hora también para alegría de los participantes, cerraría la convocatoria. En total 8 ciclistas acudimos a la cita, nada mal. 

Ya le dije yo a Jaime que íbamos a verles para que nos sacaran de ruta pero que no nos prepararan una de las que están haciendo últimamente. Nada de mil y pico metros de desnivel que llevo sin montar en bici en serio desde el reto de los 100 kilómetros y además tengo abstemia primaveral (cualquier excusa me vale). Así que buscamos la opción más llana posible: desde Guadarrama al embalse de Valmayor en un recorrido semi-circular, ya que parte del mismo comparte ida y vuelta pero otra parte es un anillo.

La primera parte del recorrido es eminentemente descendente, hasta el embalse, y la segunda mitad al revés. Y el ritmo es "alegre" desde el principio. Rodamos en dirección Collado Villalba, dejando Alpedrete a nuestra izquierda. Después de rodar un poquito por la Cañada Real Segoviana salimos a la derecha para tomar el camino de Navalquejigo y tras cruzar con talento la carretera de Las Rozas a El Escorial (M505) hacemos la primera paradita de la mañana para visitar la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad y echar una fotito en su mirador.

Una vez en el embalse, toca rodar por senderos divertidísimos durante un buen rato. Lo mejor de la ruta, sin duda alguna. Me encumbro siendo capaz de superar sobre la bici obstáculos que el resto tiene que subir caminando. Y es que, perdona que te diga, si cuando uno la caga se le asignan puntos de perdedor, cuando las cosas se hacen bien también hay que decirlo, que de estos pequeños premios se alimenta el orgullo ciclista del globero perdedor. En uno de estos puntos, una cuestarraca de las de subir a molinillo total, Diana confiesa haberse caído. Nadie la vio, no hubo testigos, pero suma puntos perdedor igualmente. 

Enlazamos con la conocida Senda de los Arroyos. Divertidísima, como siempre. El Bombi aprovecha para, literalmente, atravesar una encima en formato arbusto. Iba mirando para atrás y cuando se quiso dar cuenta la encina apareció delante suya sin luces de emergencia ni nada. A pesar de no haberse caído es tan triste esto que convierte al Bombi en digno merecedor de puntos perdedor. Al final remontamos hasta la altura de las vías del tren, pasamos por encima de las mismas por el puente y llegamos al también conocido camino de las siete cancelas. O las siete "gacelas", como pensaba Natalia que se llamaba (recordemos que es rusa y aunque habla muy, muy, muy bien aún se le escapan algunas cosillas). Pues qué quieres que te diga... siete "gacelas" mola más que siete "cancelas".     

No atravesamos las siete puertas, solo un par de ellas porque tomamos un desvío a la izquierda que nos lleva (atravesando la dehesa, que para lo poco que ha llovido está preciosa) hasta el Camping de El Escorial. Toca llanear un buen rato por pista en buen estado y conseguimos hacerlo con facilidad por encima de los 20 km/h. El grupo se estira y, extraño, yo estoy en el grupo de cabeza. Cerramos el anillo y giramos a la izquierda para volver a Guadarrama por el mismo camino por el que hemos venido. Pero el peor amigo del ciclista hace su aparición: el viento. Nos pega de cara y es molestísimo. Nos acompaña hasta el final de la ruta, cada uno lo combate como puede pero todos pasamos un rato malo tratando de mantener una media de velocidad digna con tan incómodo acompañante negándonos el avance. 

Pero llegamos, claro, tras 2 horas y 45 minutos de divertidísima ruta. Y como es buena hora nos sentamos en una terraza al sol a disfrutar de unas merecidas cervecitas que nos saben a gloria. Y comentamos lo acontecido. Y también lo que está por venir. Y es en ese momento exacto, cuando te da el solecito en la cara, tienes un doble de cerveza en la mano y estás rodeado de amigos cuando te das cuenta de que te ha merecido la pena levantarte un domingo a las 7:00 para salir en bici. Y te das cuenta de la suerte que tienes por ser ciclista. Y esperas que la salud te permita disfrutar de muchísimas más de estas.

¡Estoy deseando que llegue la próxima!


viernes, 21 de abril de 2023

Truco casero para eliminar el óxido superficial

 A veces pasa, sobre todo dependiendo de donde vivamos, que si no guardamos la bici con un poco de mimo el óxido se apodera de buena cantidad de componentes. Eso es lo que le pasaba a esta bicicleta infantil, una Orbea MX, que ha llegado a las manos de Jaime para su revisión y puesta a punto.

No se puede consentir tener una bici con óxido así que lo primero ha sido desmontar la bici por completo.

Fijaos en la cantidad de componentes que presentaban óxido. Parece que hubieran guardado la bicicleta a la intemperie o en un lugar con mucha humedad. 







Pues bien, nuestro aliado doméstico para combatir el óxido no es otro que el VINAGRE. Sí, sumergiendo los componentes en vinagre conseguimos deshacernos de esa capa de óxido con relativa facilidad. 


Según palabras de Jaime, recomiendan dejar el vinagre actuar durante cinco días, pero él ha dejado los componentes bañándose solo uno y luego ha frotado con un cepillo de plástico. Dependerá de cómo de profunda sea la capa de óxido que se desprenda con mayor o menor facilidad.

Se puede ver el poso de óxido en el vinagre.


Los resultados saltan a la vista, mirad cómo han quedado los componentes:






Y la bici, una vez montada, parece nueva. ¡¡Sin duda un gran aliado el vinagre!!